EL VIDEO: Carla y Paolo en la playa o un largo pollón black para un cálido verano (y 2)

Faltaba el documento en vivo del momento mágico de Carla manejando la situación con Pierre y mientras Paolo, cámara en mano, como notario del momento. Disfrutar del video y de nuevo, gracias Carla Paolo por dejarnos ser testigos de este momento corno.





Para esos maridos que aún no han podido ser testigos de como sus esposas les cornean, viendo este video os podéis poner en el lugar de Paolo viendo a Carla en plena acción. Imaginaros que la del video es vuestra esposa y empezar a sentir ese torrente de sensaciones.

Aquí el enlace a la primera parte:

Carla y Paolo en la playa o un largo pollón black para un cálido verano


Agradezco a mis amigos Carla y Paolo su generosidad por compartir sus experiencias en este blog y por hacerme cómplice de sus aventuras cuckold. Valoro mucho su actitud y aptitud, son de las pocas parejas que suelen cumplir casi al límite con varios de los diferentes ritos de este juego y siempre con esa elegancia francesa que les caracteriza. Espero que vosotros, mis queridos lectores y lectoras, también valoréis su generosidad por compartir con nosotros sus experiencias y las fotos de Paolo que documentan la experiencia y acreditan la veracidad de este episodio que a continuación podéis disfrutar.

Siempre he dicho que el placer que experimenta la pareja, especialmente el marido, durante la preparación y los previos de un juego cuckold a veces no es superado ni en el momento cumbre entre la esposa y el corneador. Y es que esa complicidad entre marido y mujer o entre novio y novia a la hora de preparar un encuentro con un nuevo amigo en el papel de corneador, las charlas en los días previos, la estrategia a seguir, la ropa a elegir, el sitio donde culminar, entre otros, son algunos de los mágicos momentos cuckold.

Los que habéis experimentado esto sabéis a lo que me refiero, solo de pensar y preparar una aventura cuckold es un disfrute máximo. Conozco a parejas con muchos años en los juegos cuckold que sienten los nervios de la primera vez mientras preparan los previos de nuevos encuentros.

Es una realidad que las redes sociales y las páginas de contactos de internet son los medios más eficaces para conectar con parejas o corneadores. Una prueba de ello es este humilde blog y aprovecho para dar las gracias a esas parejas que confían en mí para buscarles y asesorarles en la búsqueda de corneadores y a la vez a esos amigos que depositan en este blog la responsabilidad de encontrarles a alguna pareja que entienda de estos juegos.



Ahora bien, antes de internet estaban los locales de intercambio, los anuncios por palabras en prensa especializada y también los lugares ad hoc que eran los puntos de ambiente para buscar y quizás encontrar. Aquellas discotecas de los años 70 y 80, ciertos parques a determinadas horas, playas especiales…

Por mi experiencia muchas playas, y no solo las nudistas, son de los lugares más propicios para conseguir un match cuckold, es decir, que haya un encuentro en la tercera fase o una conexión cómplice entre la pareja y el nuevo corneador.

Quizás las playas nudistas son los lugares habituales, podemos encontrar incluso guías turísticas en las que dan detalles de zonas, horas, etc. En España tenemos las paradisiacas Islas Canarias con enclaves maravillosos en donde se han especializado en contactos de este tipo y similares pero si rebuscáis un poco seguro que encontraréis lugares de conexión en multitud de playas españolas.

No quito el mérito a las playas nudistas pero yo soy más aficionado a las convencionales, en ellas la discreción y el juego de las miradas es el lenguaje que se debe de hablar para conectar. Me gusta este tipo de comunicación no verbal más incluso que el despelote obvio de la playa nudista y cuando un marido le abre la raja a su esposa al ver que pasa algún chavalote o chavalotes por la zona. En el fondo soy un romántico.

Bueno, me estoy extendiendo demasiado en la introducción cuando el objetivo de este contenido es contaros la experiencia que este pasado verano, mis amigos Carla y Paolo, tuvieron en una playa de Mónaco. A continuación, en primera persona, Paolo nos cuenta su experiencia al lado del mar en un largo y cálido verano del 2020. Atentos, muy atentos a lo que nos cuenta Paolo, marido de Carla.

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Estimado, Alberto.

Como bien sabes, mi querido amigo, los años pasan muy deprisa y cada año más es otro motivo para vivir y disfrutar al máximo. Carla y yo lo tenemos muy claro, no renunciamos a disfrutar de los maravillosos placeres de la vida incluyendo el sexo como a nosotros nos gusta.

Te voy a contar una aventura que hemos tenido el pasado verano. Carla lo disfrutó al máximo y yo pude ser testigo, cámara en mano, de esos momentos llenos de placer y morbo. A la belleza de Carla hay que añadir el marco singular de la Costa Azul francesa.

Desde hace años, Alberto, vamos a una playa cerca de Mónaco. Es un bellísimo lugar de la Costa Azul que además se caracteriza por su ambiente discreto. La belleza del paisaje, los recovecos de la playa y la discreción que reina le convierten en un lugar ideal para nuestros juegos al aire libre.

Empezamos a ir a esta playa a principios de verano. En nuestro primer día, Carla se fijó en un chico negro, ya sabes la predilección de mi esposa por los amigos de color. Desde ese momento le estuvimos observando: su altura, el poderío de su rabo, el aire pausado y educado nos llamó positivamente la atención.

Alberto, te puedo asegurar que aquella mañana disfrutamos al máximo mi esposa y yo, sentados en la playa, mientras le lanzábamos miradas al muchacho y compartíamos confidencias en cuanto a su físico y la manera de seducirle. Por circunstancias no pudimos entablar conversación con él aunque al haberse dado cuenta de nuestras miradas y sonrisas también nos lanzó alguna sonrisa cómplice. El fin de semana pasó y no volvimos a coincidir.


Al fin de semana siguiente, el sábado, vimos que aquel chico estaba también en la playa, solo, paseando y mientras lo hacía se podía observar el elegante balanceo de su cipote de grandes dimensiones aún en estado flácido. Carla me llegó a comentar que si mostraba ese tamaño sin estar en posición sería un placer verlo y disfrutarlo erecto. Mi esposa lleva ya muchas folladas con chicos de color y puedo decir que es una experta en sus rabos, ha tenido muchos en sus manos, en su coño y en su boca, solo con verlos puede hacerse una idea del calibre y a ella le gustan los grandes y negros.

Aquel muchacho prometía y no podíamos dejar pasar más tiempo. Carla puso en marcha todas sus artes de seducción: miradas, sonrisas y mi actitud cómplice facilitó el match.

Cuando nuestro nuevo amigo se dio cuenta de que estábamos interesados en conocerle, cogió su toalla y la puso frente a nosotros de manera discreta, con una sonrisa en sus labios. Carla no le quitaba ojo y nuestro amigo se puso frente a ella y abriendo sus piernas mostró el cipote a mi esposa. Yo estaba al margen, bastante tenía yo con mi cámara intentando plasmar en imágenes este mágico momento. Ellos mantenían la mirada, sonreían, Carla, elegante mostraba sin mostrar y el amigo empezaba a tocarse el rabo. El match se había producido y Carla empezó con las presentaciones, nuestro amigo demostró ser un hombre muy educado y es lógico que esperarse a que mi esposa diera el primer paso al estar yo, su marido, al lado de ella.

A Carla y a mí nos gusta primero entablar una primera conversación tranquila sin hacer referencia explícita al sexo ni a nuestros gustos, preferimos hablar del tiempo, del paisaje para ver como responde el amigo con el que hemos conectado.

Pierre, así se llama nuestro nuevo amigo, nos contó que era habitual de esta playa y que le gustaba disfrutar al aire libre de la naturaleza, el sol y las vistas bonitas, esto lo dijo mientras miraba sonriendo a mi esposa. Nos contó que era natural de Guadalupe que como sabéis es una de las islas del archipiélago de Las Antillas.

Los tres estábamos desnudos, Carla y Pierre llevaban el peso de la conversación, yo observaba con detalle a nuestro amigo para comprobar que no se encontraba violento ni inseguro con mi presencia. No hubo referencias al sexo swinger ni cuckold pero los tres, especialmente Carla ya que la conozco al máximo en estas situaciones, estábamos cachondos por la complicidad que se estaba generando y por lo que podría venir luego.

Se aproximaba el mediodía y aunque en esta playa no hay mucha gente algunos bañistas empezaban a llegar. Carla le dijo a Pierre que nos iríamos a almorzar algo y en un par de horas, después de pasar por el hotel, volveríamos a estar por esa zona y que si le parecía bien podíamos quedar para seguir la charla. Pierre no puso ninguna pega, al contrario, concretó la hora con Carla y se despidió de nosotros con una sonrisa que a nuestros ojos y sin parar en su rabo le hacía aún más atractivo.


Carla se puso algo encima y con la bolsa nos fuimos a tomar algo y a seguir la charla. Lo primero que me preguntó mi esposa es si le había hecho a Pierre alguna foto de su rabo, quería verla en detalle porque durante la conversación solo miró su entrepierna de soslayo. Respondí afirmativamente y le dije que el amigo se gastaba un buen manubrio y del tipo que a ellas le gustan, la verdad es que la predilección de Carla son los hombres negros y con buena herramienta, Pierre reunía estos atributos y además era una persona muy educada y tranquila, factores que valoramos en un bull corneador. Estuvimos charlando un buen rato sobre Pierre, nos daba buena onda y estábamos convencidos que lo podríamos pasar genial, Carla en acción y yo con la cámara inmortalizando el momento.

Volvimos al hotel, cambiamos bañadores, gorros, toallas y después de una ducha y revisar la cámara nos dirigimos a la playa. Conozco a Carla desde hace mucho tiempo y es una mujer tranquila, sabe contenerse y aunque no aparentaba los nervios por el festín que se podría a dar si comprobé cierta alegría por encontrarse en breve con Pierre.

Carla y Paolo en la playa

Llegamos a la zona en la que habíamos quedado con Pierre. “Ahí está”, dijo Carla, yo le saludé con la mano dando un paso atrás mientras veía a mi mujer dirigirse al sitio medio escondido que había elegido Pierre.

Carla dejó su toalla y la bolsa playera y se sentó al lado de nuestro nuevo amigo. Yo empecé a dar vueltas alrededor de ellos, a distancia, para no interrumpirles y para comprobar que estaba todo tranquilo. No nos importa que haya otros hombres o parejas cerca y que vean a Carla como disfruta follándose al amigo de turno, por lo general se trata de gente educada, discreta y que respetan la intimidad de los otros aunque estemos al aire libre y a la vista de todos.

Encontré varios puntos para empezar a tirar fotos. Empezaba a notar mi habitual erección de polla cuando veo a Carla zorrear con otros, especialmente en los inicios, ese juego de seducción es maravilloso y me encanta captarlo en imagen.


No les oía hablar aunque si notaba a Carla que le daba algunas instrucciones a Pierre. Cualquier marido que como yo disfruta viendo a su mujer en brazos de otros comprenderá el placer que sentía en esos momentos al ver como ellos, a lo suyo, cruzaban sus miradas en pleno juego de seducción y con las correspondientes caricias preliminares.

Carla ya se había centrado en la pieza principal de su presa, la que más le interesa, el cipote negro. Yo ya no contaba para ella, quizás un poco para Pierre que de vez en cuando me dirigía la mirada y buscaba mi aprobación. Como consentidor siempre valoro este gesto de caballero del corneador. El muchacho ya empezaba a despuntar, nunca mejor dicho, su potente y bonito rabo miraba hacia el bello cielo mediterráneo.

Pierre se levantó y Carla empezó a calibrar su cipote. Pierre como el gallo alfa del corral se mostraba recto ante ella, creía que dominaba la situación sin saber que era Carla la que marcaba el camino a lo que iba a suceder. Mi esposa, con la elegancia que siempre le caracteriza, miró de nuevo a los ojos de Pierre y con discreción tomó en su mano aquel cipote negro en su parte media. Ya tenía en su mano el rabo y tenía también en sus manos a nuestro nuevo amigo. Yo seguía tomando fotos y veía en Pierre una sonrisa especial que ya conozco y que he visto en todos los amigos de color que mi esposa se ha tirado, todos sonríen al ver a una señora casada, elegante, guapa y con estilo como la gacela que el león va a apresar, no saben que la presa son ellos y que a Carla le gusta calibrar y explorar el cipote que será su nuevo trofeo de caza mayor.


En aquel momento una pareja pasó delante de ellos, el chico fijó la mirada en el pollón de Pierre y la chica le conminó a que no mirara mientras aceleraban el paso, eso se llama respeto aunque a Carla y a Pierre no les importaba los más mínimo. A veces pienso que Carla se pone más puta si tiene espectadores delante. Una de nuestras fantasías es que en algún polvo playero se una al guateque algún otro extraño pero ya sabéis tienes que ser negro y asegurar un buen calibre de rabo, la jefa manda, ja ja ja ja.

La complicidad entre mi esposa y su nuevo amigo crecía por momentos. Carla tomaba la iniciativa y como si fueran novios ella se arrimó y mientras hablaba con Pierre tenía en su mano el cipote, le descapullaba, observaba su glande, apretaba el troncho para ver que su apertura estuviera libre, en algún momento le llegó a oler el rabo… Carla es una experta en comprobar el estado de las pollas que se va a llevar a la boca y no se traga cualquier cosa.

Una vez examinada la polla de Pierre, Carla no pudo esperar más y se lanzó a comerla. Me encanta ver a mi esposa como maneja la situación, se olvida de mi presencia y se da en cuerpo y alma al amigo de turno. Yo por el contrario estoy más excitado que ellos y procuro que mi cámara no deje pasar por alto ningún detalle.


Pierre se entregó como una blancanieves de cuento a su príncipe, en este caso, princesa Carla. Se dejó hacer, disfrutaba y Carla de manera activa desplegó todas sus artes puteriles. No se separó de Pierre, no soltó el rabo de su mano, se restregó, le pasó sus pezones… el sol, el mar, la playa, son el marco perfecto para disfrutar del sexo en una tarde de verano. Pierre acariciaba con su larga mano el culo elegante y señorial de Carla, ese detalle no lo pasé por alto y mi cámara y yo lo inmortalizamos.





Llegaba ese momento mágico que tantas veces he presenciado en esas situaciones. Paran un momento y charlan, me parece oír a Carla, creo que le propone a Pierre buscar una sitio más discreto. Ya imagino lo que se avecina: el enrabe. Seguro que Carla tiene su coño chorreando, se ha puesto cachonda con el magreo y comiéndole el rabo a Pierre y quiere que su amigo remate. Veo que se levantan, les sigo a distancia sin molestar.


Están tranquilos, buscan el sitio idóneo, tampoco les importa que algún despistado les vea. Carla se pone a cuatro, no se quita el gorro, hay que proteger la cabeza del sol, se abre y le deja a Pierre que siga. Le mete su cipote negro que no se empalma del todo por su notable longitud y empieza el tiki taka. Aseguro la postura, apunto con el visor y foto tras foto veo mi esposa y su amigo disfrutando del sexo playero, al aire libre. Me mantengo a una prudente distancia pero por el gesto de Carla noto que Pierre ha lefado y en cantidad a mi esposa. Conozco ese gesto discreto de mi esposa en ese momento, una mezcla de placer y enfado por terminar el festín.


En esta ocasión no hubo besos, suele pasar. Pierre se levantó, un poco aturdido, aún le chorreaba algún goterón de leche en su capullo. Carla sacó de su bolsa una toallita húmeda y se limpió. Yo seguía haciendo fotos pero sabía que ese era el momento de aparecer en escena. Lo primero que hice fue besar a Carla, ella no habló pero con su sonrisa entendí que todo había ido bien. Miraba a Pierre, es curioso la forma en que reaccionan los corneadores en ese momento, algunos optan por no parar de hablar, otros en silencio están deseando desaparecer, los más expertos mantienen el tempo de la seducción. La actuación de Piere fue una mezcla de todo pero siempre con una educación exquisita.

Carla dijo que quería ir al hotel. Dio un beso a Pierre y le comentó que nos volveríamos a ver, siempre que él quisiera, por supuesto respondió afirmativamente. De camino al hotel Carla me fue dando detalles del polvo, después me seguiría contando en el hotel cuando sería el momento de la segunda vuelta, la mía, pero eso ya es otra historia.

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Seguro que recordáis de anteriores entradas de esta pareja que llevan un cuaderno con el registro de sus encuentros, lo que daríamos por ver las anotaciones. Alguna de ellas, sí buscáis por las entradas del blog, las podéis encontrar.

Para terminar y por seguir en mi línea, explico el titular elegido: Carla y Paolo en la playa o un largo pollón black para un cálido verano.

He tuneado dos títulos de películas: “Pauline en la playa”, una película francesa de 1983 del maestro Éric Rohmer. Marion está con su joven prima Pauline. Marion se encuentra allí con un antiguo amor, Pierre, que aún la quiere y… os recomiendo que veáis la peli.


Y la otra parte del titular hace referencia a la peli “Un largo y cálido verano”, protagonizada por Paul Newman y Joanne Woordward, un lío de amores, incendios pero también hago mención a la canción de 1983 de Style Council, compuesta por Paul Weller y publicada en el mini-LP “Introducing The Style Council”. Weller acababa de romper The Jam y empezaba un nuevo registro, de hecho el video llamó la atención porque algunos vieron cierto contenido gay. Sacar vuestras propias conclusiones.

Me gustaba Style Council, Eric Rohmer y me gusta Carla en la playa en su largo y cálido verano.












Paolo, marido de Carla: “disfruto más viendo a mi mujer como folla con otro que cuando folla conmigo”

Dentro de pocos meses este humilde blog cumplirá su décimo aniversario y una de los placeres más especiales que me produce es seguir la relación con muchas de las parejas y maridos que contactaron en los inicios de esta aventura allá por 2011.

Por ejemplo, la relación que mantengo con una pareja que ha protagonizado alguna de las entradas más leídas del blog, Carla y Paolo. Se trata de un matrimonio francés cuyas experiencias me han servido para profundizar y entender mejor el significado y los conceptos de este juego sexual que es el objeto del blog.

Alguno de los lectores atentos recordará las experiencias de Carla y Paolo, el purismo y la elegancia con la que siempre han realizado estas prácticas. Y seguro que muchos de vosotros, mis queridos lectores, tendréis en la memoria la belleza, soltura y estilo de Carla a la hora de enrabarse a algún que otro mandingo pollón. Subrayo que son unos puristas de los juegos cuckold y es que siempre los llevan a cabo ejecutando a la perfección la mayoría de los ritos cornos.



He comprobado que con el paso del tiempo Carla actúa cada vez más suelta y es toda una experta en cabalgar a corneadores black. Paolo, el marido, ha alcanzado ese punto de excelencia cornuda en el que el mismo se define como “un magnífico cornuto” y os puedo decir que además se ha convertido en un magnífico fotógrafo, nadie mejor que un marido para grabar y tomar la instantánea del detalle clave de la follada de la esposa con el amigo de turno.

Hace algunos años que no he publicado nada de ellos. Antes del verano estuve charlando con Paolo (por cierto, Paolo, espero que la próxima vez que vengáis a Madrid agendemos un vino o cena aunque me temo que por esta mierda del COVID se retrase pero tengo muchas ganas de volver a ver a Carla en directo)

En aquella charla me contó que siguen muy atentos al blog, les encanta ver sus entradas y de paso practicar el idioma español con mis textos. También, me dijo, utilizan las entradas del blog como tarjeta de presentación y argumento para sus contactos y encuentros en este mundillo.

Sobra decir que el juego swinger en Francia es algo muy común, y no de ahora, alguna que otra entrada ya he publicado sobre filmes galo que tratan este tema. Es decir, que nada mejor para aprender que la experiencia de una parejita francesa.

Siempre he dicho que Francia, y en concreto París, es donde se ha vivido de siempre el sexo no convencional de una manera totalmente libre y activa. La cultura y la libertad sexual se deberían escribir en francés. Es lo que hay.

Entrando en materia Paolo me confesó que no tiene ningún problema en follar a Carla. Es normal, le dije, es tu esposa y nadie mejor que tú y ella para compenetraros y disfrutar del amor y del sexo. Pero Paolo me corrigió en cuanto a los distintos tipos y escalas de placeres sexuales. Cito a Paolo literalmente: “con el paso del tiempo y de la práctica de estos juegos alcanzo un mayor placer cuando veo a mi esposa en brazos de otro hombre, cuando es penetrada por alguno de nuestros amigos negros, en la forma en que mueve su culo mientras tiene la polla dentro y como sin perder el ritmo de la follada me mira a los ojos y me besa como esposa”. Tras un breve silencio, Paolo siguió: “disfruto más viéndola en esas situaciones que cuando alcanzo un orgasmo con ella y me corro dentro de ella”.

Yo le comenté que eran placeres diferentes pero Paolo me insistía en que de cero a diez, ahora mismo, el top diez es ver como su esposa disfruta con otro hombre, la preparación, la penetración y la follada entre ellos le produce mucho más placer que una corrida y enrabe convencional a su esposa.

Me llamó la atención la reflexión de Paolo y le cito textualmente: “el placer mental que me produce ver a mi esposa en acción no lo supera un orgasmo convencional junto a ella”. Y añadió: “me gusta mi condición de cornudo”.


Al ver el video cabe preguntarse si Carla, la esposa, goza más que Paolo en ese momento aunque sea físicamente y no mentalmente y, por supuesto, el corneador de turno (por lo general un black bull) disfruta tanto o más que los dos juntos, ¿verdad amigos?

Paolo me comentó que llevan un cuaderno de registro con todas las aventuras y encuentros de la pareja con amigos corneadores. El primer registro, me dijo Paolo, se fecha en 1995 en el Club Med La Caravelle – Guadeloupe (una isla paradisiaca en las Antillas francesas) Desde aquel primer polvo caribeño le han seguido 17 más todos ellos documentados en ese maravilloso cuaderno de experiencias.


Después de todos estos años, Paolo sigue cada día más enamorado de Carla y me comentó: “seguimos disfrutando de la vida a pesar de que tenemos más años, nuestros cuerpos no son los de 1995 pero es ley de vida, estamos muy agradecidos por todo lo que hemos disfrutado del sexo y en otras facetas vitales, nuestro objetivo es seguir disfrutando al máximo”.

Han pasado algunos años pero Carla sigue estando cada días más guapa, elegante y seductora… no hay más que ver la erección que logra en ese amigo negro. Podéis comprobarlo en el video que me mandó Paul y que incluyo a continuación.


Es de enero de 2019. Al amigo negro le conocieron en un gimnasio. Me dice Paolo que observaba como al negro le gustaba mirar a Carla y al enterarse de que yo era su marido empezó a hablar conmigo. Después de establecer cierta relación en el gimnasio después de los ejercicios nos invitó a tomar una copa en un bar cerca del club.

Aquella primera copa generó cierta complicidad entre los tres y según me decía Paolo comenzaron a hablar de asuntos más “calientes” en lugar de las pesas y ejercicios aeróbicos. De la copa se pasó a una cena de tres y cuando Paolo y Carla estaban seguros de que la cosa podía salir bien le invitaron una noche a su casa, la experiencia que tienen les hace distinguir con facilidad de amigos que merecen la pena de los fantasmas que solo follan por la boca.

Paolo disfrutaba de una manera especial cuando me comentaba que solo Carla y el negro eran los que follaron y que su papel consistió en mirar sin molestar y grabar con la cámara la película del bull número 18 de Carla.

Han pasado los años, me dice Paolo, pero “sigo viendo a Carla disfrutar al máximo de su sexo en compañía de corneadores black y yo lo vivo de manera cada vez más intensa y placentera”. Espero que saquéis vuestras propias conclusiones.

Gracias, Carla y Paolo por compartir conmigo y todos mis lectores vuestras experiencias. Una vez más, y no me cansaré de hacerlo, subrayo la belleza y elegancia de Carla, su manera de follarse al negro y su capacidad de seducción, me tiene enamorado.

Aquí tenéis los enlaces de las entradas antiguas, volverlas a disfrutar, cabrones:

Carla y Paolo vacaciones en Martinica con guía corneador (11.12.2011)


Para mi esposa prefiero un negro con rabo enorme (2ª Parte, EL VIDEO)







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