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Fran: "Me gustaría abarcar muchos ámbitos del cuckolding, pero hay poca gente que entienda del tema, aunque estamos abiertos a proposiciones y a conocer gente"

Ana y Fran llevan doce años juntos, los tres últimos casados. Como muchas parejas de hoy en día se conocieron vía internet. Los dos salían de relaciones rotas y se enamoraron. Me llamó la atención alguna de las confesiones que me hizo Fran y la forma de actuar de Ana en determinados momentos. Por todo esto le propuse una entrevista y que os contara a vosotros, queridos lectores, su tórrida experiencia. 

Fran nos comenta: “yo antes de conocer a Ana ya me imaginaba a mi anterior novia teniendo sexo con otros tíos o con amigos comunes, esta fantasía me llevaba de vez en cuando a disfrutar de muchos pajotes”. De aquellas fantasías de Fran hay que resaltar, como el mismo nos subraya, “imaginaba esas pollas que mi ex novia se estaría comiendo y seguro más grandes que la mía”. El hecho de conocer a Ana y de saber que ella venía de otra relación ayudó al tránsito para disfrutar en complicidad su fantasía cornuda: “ella me hablaba de los tíos con los que había estado antes que conmigo y me describía como eran sus pollas, como la follaban… dándose cuenta de lo cachondo que me ponía”. 

Fran, cómo recuerdas la primera vez que llevaste a la realidad una fantasía cornuda con Ana. 

La primera vez ocurrió en las Islas Canarias, el recuerdo del hecho son las fotos que van a continuación. En este caso el corneador era un viejo amigo de Ana con el que coincidió en Madrid estudiando la carrera. En aquellos años de estudiante, como me confió Ana, ella se follaba a todo rabo que se le ponía a tiro, siempre ha sido multiorgásmica y a menudo necesita de varios machos. 



Ana me comentaba que recordaba como le enrababa en Madrid en su época universitaria, le consideraba uno de sus mejores amantes, por su fogosidad y aguante. Yo le propuse un viaje a Tenerife y provocar la posibilidad de un encuentro con él. Al poco tiempo, Ana ya estaba enviándole mensajitos del cariz “tengo ganas de verte”. Nuestra primera mañana en Tenerife empezó con el amigo en una de las playas nudistas. Por si este hecho no fuera un sólido indicio respecto de nuestras intenciones, Ana le comentó que a mi me ponía la idea de verla con otro. La confesión, según me dijo Ana, desembocó en risas, como preámbulo a una cornada que con seguridad se iba a producir. 

¿Hubo tema ya entre Ana y el corneador en la playa? 

Si te refieres a penetración, no. Lo que si hubo fueron magreos, besos entre ellos, miradas cómplices. Tengo que agradecer a este amigo corneador que se mostró desde el primer momento solícito a los deseos de ni novia aunque con este comportamiento no quedaba dudas del papel que a mí me correspondía: cornudo consentidor.



Después de estar toda la mañana y parte de la tarde en la playa ya estaba claro lo que iba a pasar. Yo continúe siendo testigo directo del proceso, luego vinieron las copas y como la temperatura de ambos continuaba subiendo. Seguramente que me perdí alguna complicidad entre ellos porque mientras presenciaba uno de sus múltiples magreos optaron, sin consultarme, por subirse a la habitación del hotel. Sólo me dijeron que me terminara tranquilamente la copa, ya que querían estar un ratito a solas. Como te puedes imaginar, esos minutos me resultaron interminables aunque el torrente de imágenes que me venían a la cabeza me produjeron un placer especial, una mezcla de bienestar, excitación y una leve humillación, lo que me confirmaba que era un cabronazo consentidor con todas las letras. 



Después de esperar el tiempo que consideré oportuno para no molestar, subí a la habitación. No llamé a la puerta, abrí y me encontré a Ana ajustada en un 69 comiéndose el rabo completo de su amigo, mi corneador, en plan desafiante, como diciéndome, ¿no era esto lo que querías? 

Me vas a permitir Fran pero se podría utilizar la metáfora taurina de que te enfrentaste a la situación “a puerta gayola”. 

No entiendo de toros, pero sí, podría valer. La verdad es que fueron unos momentos inolvidables, pero tengo que reconocerte Alberto que el corazón me latía al máximo. Te puedes imaginar esa situación en la que ves a la que va a ser la madre de tus hijos con un tarugo entrando y saliendo de su boca. Muy fuerte, te aseguro. 

Pero Fran, eso era lo que querías, ¿no? 

Sí, por supuesto, pero una cosa es la fantasía, imaginarlo, pensarlo y otra muy distinta es verla en directo, sentir el calor, el ruido, ver como la saliva se le escapa y a la vez como ella fija sus ojos en los míos. Te puedo asegurar que me dio un poco de bajón pero que no se correspondía con mi entrepierna, tenía un empalme como hacía tiempo que no me ocurría. Ver a mi novia así, me ponía. 



No se cortaron un pelo. Parecía como si yo no estuviera. Ella le comía el rabo con un apetito sorprendente y el abrazaba su culo por detrás y le relamía el coño sin parar.

 

Ya era tarde para dar marcha atrás. Era todo un cornudo consentidor gracias a la complicidad de mi novia y a la participación de su amigo, su amante. Me sentía humillado pero a la vez experimentaba un placer maravilloso delatado por mi sorprendente erección. Tengo que confesarte Alberto que no sabía lo que me ponía más si ver a Ana actuando con esa soltura y con esa cara de placer o ver el rabazo de su amigo, una polla más grande y gorda que la mía, morena y venosa. Tenía ganas de masturbarme pero temía quedar en ridículo, pero para que engañarse, ellos ya se habrían dado cuenta o les importaba una mierda el hecho de que yo fuera un cornudo consentidor, así que opte por bajarme los pantalones y zumbármela delante de ellos. En ese momento el amigo de novia, me dirigió una mirada en la que me estaba diciendo “eres un cabronazo tío”. 



La humillación no quedó ahí. Ana me ordenó que cogiera uno de los condones y que se lo pusiera a su amante. Así que te puedes imaginar, no daba con la apertura del envoltorio y cuando lo conseguí le ponía la caperuza en el capullón y cada dos por tres se me caían, eran nervios, era la primera vez que tocaba otra polla y encima delante de mi novia, la que iba a ser la madre de mis hijos. Cuando terminé de envolver la polla en el preservativo no hizo falta que Ana me hiciera más indicación, sabía lo que venía, me tocaba ser mamporrero agarrar el troncho del rabo y dirigirlo con suavidad a la raja de ella. Después de introducirle el capullo ya era totalmente invisible para ellos. Ana se entregaba como una novia desatada, incluso aumentado su sensación de placer para encelarme aún más, como luego me confesó. Sólo había un macho, su amigo, yo estaba de más. Y la verdad es que lo consiguió pero provocando a la vez un placer especial. Al rato cambiaron de postura, pasaron de estar ella arriba a ponerse a cuatro. 

Ya te he dicho en más de una ocasión Fran que Ana tiene una de las mejores traseras que he visto. Parece como si te sonriera cuando se pone a cuatro y se abre el culo. 



Mientras le estaba dando yo continúe mi paja y al poco rato me corrí como un chaval viendo una película porno. Ese placer de la corrida pronto se enturbió por un sentimiento de culpa al ver todo lo que yo había provocado. Esta sensación me ha ocurrido otras veces y he pensado la posibilidad de ponerme un cinturón de castidad para impedir que me pajee cuando veo a mi mujer con otros. Después de correrme me dio un mal rollo tremendo, me levanté, me limpié y les dije que le esperaba por el paseo marítimo, que me llamaran al móvil cuando terminaran. No me hicieron ni caso. Salí del hotel, deambule por sus alrededores y cuando se me pasó el sentimiento de culpa me volvieron las ganas de pajearme, volvía a estar cachondo, de hecho tuve que entrar a una cafetería para ir al servicio y hacerme otra pera. 

Desde luego Fran, eres un auténtico pajillero, jejejeje. 

La llamada al móvil no se realizó y después de tener claro que no me iban a llamar, opté por subir de nuevo a la habitación del hotel. Esta vez llamé, mi novia me dio permiso. Ana estaba tumbada en la cama, recién follada, su amigo se estaba terminando de vestir. Después de abrazar y besar a Ana y de intercambiar una sonrisa cómplice, me dio la mano y se marcho. Cuando se cerró la puerta, Ana volvió a tumbarse en la cama, me miró se rió y fui directo a relamerle el chocho, se lo noté caliente, también húmedo, también note sospechosas humedades desperdigadas por las sábanas, os podéis imaginar de lo que hablo. Mirando su cara, le di las gracias por esos cuernos y confesé que en algunos momentos de esa inolvidable noche, había tenido miedo de perderlas. Ella respondió a mi sinceridad con una sonora carcajada. Aquellas cortas vacaciones terminaron pero fueron el principio de mi condición de cornudo consentidor. 



Desde luego para ser vuestro primer encuentro, se puede decir que lo superasteis con nota. ¿Has continuado siendo mamporrero en las siguientes experiencias? 

Sí, creo que forma parte del rito y una marca que te define como cornudo. A mí me fascina, la sensación de cogerla es maravillosa. Creo que debe ser práctica obligatoria en las situaciones de cornudos consentidores. 

¿Has bajado también al pilón? 

Aún no, pero tengo que decirte que no me importaría si en algún momento Ana me lo ordena. Creo que estaría a la altura y que sabría como desvestir el pantalón al corneador y prepararle la polla mientras soba y besa a mi mujer. 

Qué características para ti y para tu mujer debe tener el corneador ideal 

Buen cuerpo, si es de gimnasio mejor, marcando abdominales, con una verga adulta gruesa, venosa, gran aguante, buena corrida, cabezona, que le cueste metérsela en la boca. 

¿Os ha unido más en vuestro matrimonio este tipo de prácticas? 

Ella está viviendo una nueva adolescencia, sabe que puede follarse a quien quiera aunque tenemos que definir el tema de mi culpabilidad que me viene después de eyacular creo que la solución pasa por el cinturón de castidad que me impida pajearme cuando mi mujer está con sus amantes. 



¿Cuáles son las prácticas que os quedan por hacer dentro del universo corno? 

Follarse a un negro, a dos, ser la sumisa de un amo mientras yo me visto de doncella con zapatos de tacón, tanga y soy su esclavo, son muchas. Me gustaría abarcar muchos ámbitos del cuckolding, pero hay poca gente que entienda del tema, aunque estamos abiertos a proposiciones y a conocer gente. 

No creas Fran, cada vez son más, no te puedes imaginar el número de visitantes que tenemos y que repiten sus visitas al blog. 

Gracias Fran y dale un beso a Ana de mi parte y dile que sale muy guapa en las fotos. Y vosotros, queridos lectores, ya sabéis si queréis proponer algo a esta pareja podéis hacerlo a través de vuestros comentarios o enviándome vuestras ideas, yo, sin ninguna dilación se las haré llegar.
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