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Desde Italia con amor cuckold

Una pareja amiga, desde Italia, me envía unas fotos para su disfrute y a la vez para el de vosotros, queridos lectores mirones. Cada vez somos más internacionales. Son seguidores de este humilde blog y se definen de una manera simple, para que todos entiendan: “ella es exhibicionista y bisexual, el marido es cornudo y un gran aficionado a la fotografía". En efecto, tenéis razón los que estáis pensando que es la fórmula perfecta para protagonizar una entrada en el blog de corneadores, cornudos y esposas abiertas y sueltas. 



Como os digo, son italianos, viven cerca de Roma. Nuestro amigo nos comenta que su mujer es muy reservada y tímida pero que cuando se suelta se transforma, se vuelve muy agradable, exhibicionista y aficionada a tocar todos los palos del sexo, ya sea convencional o no. No hay más que verla, nos lo creemos. 



Entre las debilidades de esta esposa italiana es exhibirse en ropa interior sexy con zapatos de tacón alto. Algo que como muchos de vosotros, queridos maridos cornudos, lo disfruta con felicidad.



Me indican que os diga que les gusta mucho leer los comentarios y las sensaciones que provocan en los lectores sus fotos, sus gustos y a la vez intercambiar experiencias y consejos. También me dicen que su español no es muy bueno así que los que queráis contactar con ellos os ruegan que utilicéis el italiano, el inglés o el español. 





VIVA ITALIA.

Marce, me dijo mi esposa, ya has visto lo que querías ¿puedes esperar ahora fuera? me pone violenta que estés aquí

Siempre os hemos dicho que no hay que glorificar en demasía la fantasía de "cornudo consentidor y testigo de la cornada". Así como os recomendamos que jamás presionéis a vuestras esposas a que hagan algo que no quieren, también os decimos a los aspirantes a cornudos que debéis estar seguros del paso, hay que llevarlo con calma. "Ante todo, mucha calma".
En esta entrada nuestro amigo Marce nos narra en primera persona una relación que el buscó pero que luego no cumplió sus expectativas. Ahora bien, yo creo que sí leemos entre líneas no os quedará duda de que el amigo Marce volverá a repetir y seguramente hará de mamporrero. A veces las cosas no son como te las imaginas, si no mejor.
Y, por favor, no seáis tacaños con los comentarios... seguro que le ayudan mucho a Marce y a su esposa Anabel.

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Os envío mi historia sobre unos deseados cuernos consentidos, que se convirtieron en unos no deseados.
Espero vuestra opinión. Un saludo.
Marce.


Hacía más de dos años que lo estaba intentando y al fin, mi mujer accedió. Contactamos con un chico a través de este blog. 

Esa noche mi esposa iba a ponerme los cuernos. El chico llegó puntual. No me pareció bien quedar en ningún hotel y lo hicimos por la tarde en nuestra casa. 

Mi esposa ya estaba preparada, recién bañada. El chico llegó y saludó. Era muy educado. 

Sobre todo, nada de humillación ni nada de eso, ¿eh? le dije, eso sí que no me gusta.  No te preocupes me contestó tampoco me gusta mucho a mí, a no ser que me lo pidan. 

Mi esposa estaba muy nerviosa. Llevaba la braguita y el sujetador y comencé a masturbarla despacio. Poco a poco se iba calentando y el chico fue desnudándose y tocándose un poco.


Mi mujer se quitó el sujetador y cuando el chico vio como ese sostén de la talla 110 caía y las preciosas tetas de mi esposa se descubrían, tuvo una erección de caballo fue entonces cuando empezó a ponerse el preservativo. Yo, me sentí un poco raro… 

Se acercó a mi esposa y preguntó. ¿Estáis seguros, verdad? Como es la primera vez. Mi esposa no dijo nada, yo le dije que sí, que adelante. 

Le acercó la punta del capullo a su raja y se la metió muy despacio. Mi mujer suspiró. 

El chico le había metido unos 10 centímetros, más o menos, y bombeaba muy despacio mientras acariciaba a mi esposa. Ella estaba nerviosa, pero se dejaba hacer. 

El le hablaba susurrándole. ¿Estás bien? Le dijo. Sí, muy bien, le contestó Anabel. Todo entre susurros. 

Era como si yo no estuviese allí y me sentí un imbécil, pero bueno, era a lo que venía el chico, para eso le había llamado ¿no? 

El chico seguía bombeando muy suavemente y mi mujer comenzó a jadear un poco. Voy a metértela entera, le dijo el chaval a mi mujer. Ella no dijo nada y el, sin dejar de bombear, fue metiéndola un poco más hasta que le metió el rabo por completo. 

Ahora sólo la sacaba un poco, unos tres centímetros, y la volvía a meter hasta los huevos. Le estaba practicando una penetración muy profunda. Anabel comenzó a gemir. 

Al cabo de un rato, al fin se percataron de que yo seguía allí y el chico preguntó: ¿Quieres que me corra dentro, o me quito el preservativo y acabo en sus tetas? 

¡Hombre, no jodas¡ le dije yo, “córrete en el condón pero fuera de ella, a ver si se va a reventar la goma, jodemos el invento y me la dejas preñada”. Vale, vale, me dijo él. Mientras, las tetas de mi esposa se movían como flanes, arriba y abajo. Bombeó unos segundos más, sacó la polla de dentro de mi mujer, se pegó un par de sacudidas y llenó el condón. 

Mi esposa se quedó algo insatisfecha, lo noté. 

¿Qué hago con esto? me dijo. Trae, que lo tiro, y me llevé el condón a la basura. El hijo puta este saca casi el doble de leche que yo, pensé.

"Me sentía como un gilipollas"
Me quedé un rato en la cocina, sin saber qué pensar. Si os digo la verdad, la experiencia no me estaba gustando. Me sentía como un auténtico gilipollas. Me lavé las manos y torné al cuarto para despedirme del chico y decirle que ya valía por hoy. Pero joder, cuando entré, contemplé como el muy cabrón ya se estaba poniendo otro condón. 

Cariño, me dijo mi esposa, ya has visto lo que querías, ¿puedes esperar ahora fuera? Es que me siento muy violenta. Joder, y me salí del cuarto cerrando tras de mí. 



Qué mal rato, me cago en la puta. Además, no oía nada, no sé qué cojones estarían haciendo. Al cabo de unos minutos Anabel comenzó a gemir de nuevo y las embestidas del chaval se escuchaban perfectamente “plas, plas, plas, plas” ahora el muy cabrón la estaba follando a saco, como un animal. El somier chirriaba como si fuese a partirse y mi esposa rebuznaba como una burra. 

¡Me cago en la puta! me dije a mi mismo, no me he acordado de recordarle al cabrón este que se corra fuera del coño. Estuve apunto de entrar un par de veces, pero me quedé fuera, no quería quedar por más gilipollas de lo que era. 

El cabronazo pegó un par de gritos y se corrió. Mi esposa gritaba con él. Joder, seguro que se ha corrido dentro, será hijoputa. Salió y se fue al baño. Entré al cuarto y mi esposa estaba completamente despatarrada. El hijoputa había vuelto a llenar el condón. 

Salí al recibidor a despedirlo todo lo dignamente que pude. Llamadme cuando queráis, me dijo, y añadió “tu mujer es estupenda, espero haberla dejado satisfecha". Sí hombre, no te preocupes. 

Cuando volví al cuarto no sabía que decir a mí esposa y opté por: ¿Te ha follado bien? Sí, bien, me respondió Anabel. ¿Te has quedado a gusto? Tras un breve silenció, me dijo, “sí, sí… muy bien”. 

Estuvimos un minuto sin hablar y al fin le pregunté: ¿Se notaba mucho que la tenía más larga que yo? No, no me he fijado (joder, me estaba mintiendo) 

Y, ¿te ha dado mucho gusto cuando te la metía tan hondo? Bueno, normal, me contestó (Dios, no me lo dice para no herirme, se le nota) 



Nos echamos a dormir. Yo tuve que levantarme dos veces a masturbarme, pero me encontraba fatal. Pasaron unas semanas y no volvimos a hablar del tema, hasta que un día le pregunté: “Oye, ¿cuando yo estaba fuera del cuarto, el cabrón no se correría dentro de ti? A lo que me respondió, “chico, no pasa nada, llevaba preservativo”. Pensé, “me cago en la puta, le digo que no lo haga y en cuanto salí fuera el hijoputa hizo lo que le salió de los cojones”. No paro de pensar en que sí se llega a joder el condón y mi mujer se queda preñada, sería su responsabilidad por consentirlo. 

No creo que repitamos la experiencia pues sinceramente no me ha gustado nada. Os comento esta historia para que me digáis si a alguno de vosotros le ha pasado algo parecido. 

La conclusión que saqué es que vino un tío a mi casa, se metió en mi cama, le echo un par de polvazos a mi mujer, que a sus cuarenta años está buenísima, y se marchó. Y lo peor de todo es que yo le había llamado para ello. 

A veces las cosas no son como te las imaginas.

“Ver a mi mujer follando con mi amigo fue mucho mejor de lo que me imaginaba”


Incluimos en esta ocasión la experiencia que nos cuenta un amigo de cómo fue su primera vez como cornudo consentidor. Ya sabéis que no somos partidarios de incluir testimonios que no recojan alguna foto o video de sus protagonistas, en esta ocasión hacemos la excepción por la veracidad del testimonio y porque su contenido puede aportar mucho para los cornudos indecisos. Además, comprendemos en este caso por las características de sus protagonistas que guarden su anonimato. 



Siempre me había preguntado quién sería el hombre que se follaría a mi mujer delante mía. Le propuse a mi esposa que fuera un buen amigo, uno de esos de los de toda la vida. A ella le pareció bien ya que no vivía en nuestra ciudad por lo que la situación después del encuentro no sería tan violenta si salía mal y, además, le gustaba físicamente, vamos que se ponía cachonda con él. 

Nuestro amigo anunció su visita días después. Venía a ver a su familia y de paso a sus amigos, entre ellos a nosotros. 

Yo sabía que aunque mi mujer estaba conforme en dar el paso, no tenía que forzar la situación ya que se podía echar atrás. Además, yo quería que la situación surgiese de forma natural, sin presiones de ningún tipo. La única presión era la que sentía yo en mi cabeza ya que un par de cuernos consentidos pedían paso para salir y coronarme. 

El día de la llegada de mi amigo se iba acercando y yo bromeaba con mi mujer para mantener su interés sobre el tema. Ella, unas veces estaba por la labor y otras parecía que se echaba atrás y me decía frases como: “ya veremos, igual el no quiere…” Reconozco que me pase hablando con mi esposa del asunto pero es que me ponía como una moto que un buen amigo, al que conocía desde niño, que estuvo en mi boda, se follara a mi mujer delante de mí. 

El día antes de que nos viéramos con mi amigo ella me dijo que prefería no hacerlo. Me reconoció que tenía dudas. Yo entendí que mi mujer no quería dar el paso porque veía en ella el miedo a que su físico no fuera atractivo para mi amigo. Qué equivocada estaba. Por lo que había leído en tu blog y alguno de los consejos que me habías dado, la esposa indecisa en este aspecto que luego comprueba que es deseada por un corneador aumenta su autoestima y la hace ser más segura en el sexo y por lo tanto ir más suelta y así disfrutar más. Como digo, a pesar del beneficio que supondría para mi mujer verse follada y deseada por otro hombre y las consecuencias positivas que traería para nuestra relación de pareja, no quise forzar la situación y la tranquilicé diciéndola que si ella no quería no pasaba nada, “que no iba a ocurrir y punto”. 



Así que llegó el día. Quedamos con mi amigo, dimos una vuelta por nuestra ciudad, tomamos unas cañas y recordábamos las típicas batallitas de cuando chavales. La situación apuntaba a que no iba a ocurrir nada, mi mujer me lo había dejado claro, y mi amigo era ignorante de la situación así que la velada transcurrió de manera normal. Sin embargo, mi cabeza no dejaba de dar mil vueltas a la posibilidad de que mi mujer se abriera de piernas a mi amigo. 

Después de la cena tomamos unas copitas, estuvimos bailando, nos reímos mucho y mi amigo se portó en todo momento como un caballero y mi mujer manteniendo con él unas distancias que dejaban claro que yo no podría ser esa noche el cornudo que quería ser. Es más, en alguna ocasión tuve que forzar a mi amigo para que se echara un baile con mi mujer. También, cuando veía la oportunidad, les dejaba solos con la excusa de ir al servicio o ir a por otra copa para que hablaran entre ellos y mi esposa se fuera soltando. Yo sacaba, a la primera oportunidad que tenía, el tema de los cornudos pero sólo mi mujer se daba por aludida y sin que diera una respuesta positiva. 

Tras la última copa decidimos irnos. Insistí en que mi amigo se quedara a dormir en casa, dada las horas que eran, las copas y que no me apetecía llevarle a la de sus padres donde se alojaba durante su visita. Era mi excusa por si al final se hacía realidad mi fantasía. 

Apagamos la luz, mi amigo se fue a su habitación y nosotros a la nuestra. Mi mujer y yo empezamos a hablar sobre nuestro amigo y me confesó que en algún momento se le había pasado por la cabeza insinuarse, especialmente cuando yo no estaba pero que se cortó de hacerlo. Entonces vi una posibilidad. 

Mientras se desnudaba le comenté que esa noche estaba realmente guapa, que me había dado cuenta que mi amigo no le quitaba el ojo de encima, que se comía su culo con los ojos y me inventé una conversación con mi amigo en el que me reconocía que ella le ponía muy caliente… Noté que mi mujer se ponía cachonda y empecé a acariciarla y besarla, fue entonces cuando me fui directamente a su raja y empecé a comérmela. Notaba lo húmeda y calentorra que estaba. Después, empezamos a follar y fue en ese momento cuando empecé a decirle si le apetecía estar con mi amigo, si no se imaginaba lo que era notar dentro de ella otra polla que no fuera la mía, sentir otros labios… 






Y me dijo que sí, como lo había hecho otras veces pero en esta ocasión teníamos al segundo hombre en la habitación de abajo. Pregunté, por última vez, si quería que fuese a avisar a mi amigo y fue cuando lo soltó “venga, cabrón, corre a llamarle para que me folle”. Me dejó sorprendido y como un chiquillo fui a la habitación donde estaba mi amigo. 

Cuando le desperté se quedó sorprendido y me preguntó si ocurría algo. No se lo esperaba pero le propuse hacer un trío con mi esposa. Me respondió que estaba loco y se empezó a reír. Volví a insistir y al final se levantó y me acompañó a la habitación donde nos esperaba mi mujer. 

Ella estaba desnuda sobre la cama como yo la había dejado fue cuando pude comprobar la sonrisa de ambos y la complicidad que tenían. Aquella señal hizo sentirme un auténtico cornudo consentidor, todo apuntaba a que ellos dos ya habían pactado el encuentro y habían estado jugando conmigo. 



Aunque querían dar la apariencia de que los dos estaban un poco cortados y me hicieron actuar un poco de guía y de animador de ambos para que follaran, a los pocos segundos no hizo falta mi ánimo ya que se estaban comiendo la boca los dos como locos y a continuación empezaron a comerse chocho y rabo con una pasión que me hacía feliz. 

Yo pasé entonces a ser un mero observador. Estaba alucinado de ver en esa situación a mi mujer y por un lado sentía el placer de comprobar que era ya una esposa abierta y yo un marido cornudo consentidor. Tengo que reconoceros que ver a mi amigo follando a mi esposa sin cortarse un pelo me hizo feliz y también me hizo sentir un pelín de celos pero era maravilloso experimentar esa ambigüedad y, sobre todo, comprobar, en directo, como mi esposa se corría y ponía esa cara de placer y de vicio. 

Mi amigo y mi esposa se complementaban perfectamente en el polvo. Yo, cuando la postura en la que follaban me lo permitía, le daba algún beso a mi mujer pero ella estaba a lo que estaba. En uno de esos momentos mi amigo y mi esposa me miraron y se rieron a dúo… fue muy morboso. Pero también sentí mucho placer cuando mi amigo puso a cuatro a mi esposa y me indicó que le abriera el culo para que se la follase a lo perro. Pude ver a escasos centímetros como el rabo de mi amigo entraba y salía del coño de mi mujer, como tropezaba con su ojete y temí en ese momento que sí lefaba algún chorro podía ir directo a mi cara. 



Fue increíble. Mi mujer se corrió varias veces como una loca. En una de ellas tuve que sujetarle la cabeza y besarla en la frente para reconocer mi posición de cornudo consentidor. Por fin lo había conseguido, había convencido a mi esposa, estaba muy excitado, de vez en cuando me pajeaba al verlos, era maravilloso. Tengo que reconocer que me ponía especialmente cachondo ver las ganas que ponían los dos, especialmente mi mujer… la que se había echado para atrás y que a la primera oportunidad de follarse a otro tío delante de mí lo hacía con ese descaro y esa soltura. 

Estuve a punto de correrme pero esperé a que mi amigo lo hiciera. Luego se abrazaron y estuvieron un buen tiempo besándose como si yo no estuviera. Mi mujer me pidió que fuera a por unas copas para los dos. Dócilmente seguí sus indicaciones y me fui a por ellas, eso sí, totalmente empalmado. 


Estuvieron un rato los dos en mi cama. Después mi amigo se levantó me dio una palmada en la espalda y se levantó a orinar y a continuación se fue a su habitación. Nos quedamos a solas mi mujer y yo. Su cara de satisfacción y su sonrisa me confirmaban que ella había disfrutado tanto como yo, sin mediar palabras nos pusimos a hacer el amor. Pude sentir todavía el aroma de mi amigo y comprobar que mi mujer quería más rabo y estaba completamente abierta. 

Fue una de las mejores noches de mi vida.

Tamarax un placer para corneadores y cornudos


Aquí van unas fotos que nuestra amiga Tamarax ha dedicado, explícitamente, a www.corneador2011.blogspot
No cabe duda que con un cuerpo como el suyo es un placer para corneadores y cornudos. Si tú eres igual de suelta no dudes en enviarnos tus fotos para que se publiquen en el blog y podamos hacer comentarios.
Al final de esta entrada os contamos cómo podéis obtener una foto dedicada de Tamarax. A disfrutar.




Si quieres tener una foto dedicada de Tamarax, visita su página, www.tamarax.com y verás cómo puedes hacerlo.

10 consejos para que tu mujer te haga un cornudo consentidor (cuckold)


Nos consta que hay muchos hombres que aspiran a ser cornudos consentidores. Ahora bien, no todos los que quieren pueden lograrlo ya que sus mujeres no lo aceptan o carecen de los suficientes huevos como para planteárselo.
Como han sido varias las peticiones para que diéramos consejos al respecto, hemos elaborado un decálogo, en colaboración con nuestro buen amigo @CornudoFeliz, al que entrevistamos en la anterior entrada, y que esperamos os sirva de documentación base para lograr vuestro objetivo: ser unos felices cornudos y que vuestras reinas sean más abiertas y sueltas.
Sí con este decálogo alguno de vosotros lográis conseguir el objetivo os animo a que contéis en este blog vuestra experiencia...



1.- La comunicación y el respeto es lo más importante. Hay que hablar mucho, escuchar más y no forzar a nadie a hacer algo que no quiere. Recuerda que no es lo mismo ser un cornudo feliz que un cabrón amargado. Además, no debes ser egoísta y aquí tenéis que disfrutar los dos, es decir, tú siendo un cornudo consentidor y ella siendo una esposa muy zorra, abierta y suelta.


2.- Si no sabes cómo decirle a tu pareja la fantasía de ser cornudo, aprovecha cuando tengas sexo y en el momento de máxima calentura aprovecha para decírselo. Si en ese momento notas que se pone más puta y cachonda… adelante, ya casi lo tienes hecho.




3.- La tienes que hacer sentir sexy. La tienes que halagar con piropos y hacerle comentarios cachondos. Un buen recurso es hacerla fotos XXX o comentarle que un amigo tuyo dijo de ella que era muy atractiva… Sigue por este camino y ya verás como sacas la zorrita que trae dentro.





4.- Experimenta situaciones nuevas en vuestra vida sexual. Por ejemplo, dila que se ponga una falda corta y suelta y la propones un cine… en la fila de atrás, empieza a meterla mano, le quitas las bragas y verás como moja. También puedes llevarla a comprar lencería o asumir otras personalidades. Es importante que salgáis del dormitorio para hacer sexo. En definitiva tienes que emputecerla, ya sabes.




5.- A veces funciona que veáis juntos alguna película XXX de temática relacionada. Por lo general los cornudos, o mejor dicho, aspirantes a cornudos, soléis tener un pene pequeño… si es tu caso, muéstrala fotos de negros pollones o de hombres con un buen rabazo… entonces, observa como reacciona y esto te puede dar pistas para que sepas por donde puedes tirar.






6.- Un primer paso es llevarla a un local de intercambio de parejas, pero sin presión. Ahora bien, escoge bien el local porque lo mismo la llevas a algún antro cutre y te caes con todo el equipo. También puedes recurrir a alguna página de contactos y compartir con ella anuncios. Pero no olvides, todo sin presión que sea ella la que vaya dando los pasos. Al principio cuesta pero si la vas emputeciendo ella sola irá sacando la puta zorra que lleva dentro.





7.- Si ya la tienes convencida para dar el paso, adelante, pero ir poco a poco. Os recomiendo que el primer encuentro sea sólo para conocerse, comprobar que hay química entre tu esposa y el corneador. Comprueba que hay complicidad entre ellos, si hay miradas… entonces, animales para que se acaricien y según como vayan las cosas subir el tono. Les puedes dejar solos… Pero recuerda, no todo debe ocurrir en la primera cita, tomaros todo el tiempo que sea necesario… y sobre todo, estar seguros que el corneador elegido es el adecuado.





8.- Seguro que si has llegado a la casilla anterior has dado un paso de gigante. Bien, pues no la cagues… tienes que estar atento a sus sentimientos durante el proceso. También debes comprobar que te produce placer ver a tu mujer seduciendo y dejandose seducir por el corneador. Si te entran celos, malo porque ya es difícil dar marcha atrás… pero es bueno que tengas celos, porque eres un cornudo consentidor y eso te tiene que dar placer… verás que luego quieres más y quieres que tu mujer sea una auténtica zorra. Si superas eso y sabes controlar, entrarás en un mundo de placer y conseguirás que tu esposa disfrute siendo una zorra cachonda. Ahora bien, no olvides que los corneadores somos una de las patas fundamentales del banco, debes respetarlo, animarle a que vaya dando pasos y tratarle como un señor… no lo olvides. Tampoco es conveniente que estés dando el coñazo tratando de meterte por medio, no es un trio es una relación corneador/esposazorra y cornudo consentidor… debes ver, callar y estar para lo que te pidan.



9.- Yo recomiendo que la primera cita se quede ahí… besos, caricias, meter mano, alguna mamada, pero sin precipitar las cosas, a no ser que tu esposa vaya suelta y quiera más. Una vez que termine la sesión, felicita al corneador y anímale para que venga a otra cita y no pares de hablar con tu mujer, hablando de la situación y preguntándole como lo ha pasado ella… seguro que luego acabáis los dos haciendo el amor (qué bonito, el amor). La siguiente meta que te tienes que fijar es que el corneador lefe la cara o el chocho de tu mujer… es posible que tengas que hacer algo que te pida la zorra o el corneador, a ti te toca obedecer, ya sabes… pero seguro que si disfrutas viendo a tu esposa lefada por el macho alfa, serás feliz, te lo aseguro y tendrás a tu lado a una mujer abierta, suelta y, sobre todo, totalmente emputecida y dispuesta para ser zorra cuando tu quieras.





Y 10, aquí directamente ponemos lo que nuestro amigo @CornudoFeliz nos dijo: Se puede caer en cierta glorificación con la idea y la fantasía de ser cornudo, pero antes de eso hay que ser realistas y muy conscientes de las posibles consecuencias. Sin duda alguna, para los que vivimos el estilo de vida, es sumamente excitante y se da una gratificación sexual increíble, pero... tienen que estar 100% seguros que es lo que quieren, 99.99% no basta, 100% o mejor darle marcha atrás. “


Esta es la segunda parte de”El corneador perfecto es aquel que provoca celos y humillación en el cornudo y morbo al matrimonio”

Bueno, espero que este decálogo os sea de utilidad. Yo os recomiendo que meditéis mucho la elección del corneador, por mi experiencia la mayoría de las mujeres que se deciden a dar el primer paso, es decir, a hablar del tema tienen un 90% de posibilidades de llegar hasta las últimas consecuencias (ser lefadas por otro hombre) pero para ello es vital elegir el corneador adecuado. Llegado a este punto os recomiendo que me hagáis llegar vuestras dudas sobre que corneador os conviene y estaré encantados de aconsejaros y recomendaros a algunos de los amigos que siguen este blog.




Se me olvidaba ahora también estoy en twitter, @Torocorneador
("UA-21720468-1")