Toma nota

Siempre he dicho que en Francia es donde se cuece todo, ni Londres ni Nueva York ni Pekín. París es el centro del mundo y por lo tanto, del universo.

Hace unos días en la capital francesa comenzó la Fashion Week y lo hizo a lo grande con la presentación de la nueva colección de Etam, una marca francesa de lencería que marca el camino de la moda "íntima" como dicen los estrechos.

Os dejo el video del Live Show Etam 2014 - L'intégrale, en el que podéis ver las tendencias de la lencería francesa para esta primavera-verano.

Mis queridas lectoras y lectores. Vosotras podéis tomar buena nota de las ideas que os ofrece Etam y vosotros, queridos cornudos, ya sabéis como podéis preparar a vuestras parejas para que seduzcan al corneador de turno.

Disfrutar de la visión y de la audición. Hasta más ver. Alberto Toro.


Laura se lanza con dos amigos e invita a su marido a que baje al pilón, sin paliativos

Tenía pendiente de publicar unas fotos de Laura con la correspondiente dedicatoria. Hace unos días recibí alguna de sus instantáneas acompañada de una experiencia. Esta vez, Laura y dos jóvenes conocidos realizan sexo delante del cornudo del marido y le dejan participar. ¿A qué esperáis para contar vuestra experiencia como Laura? Animaros pero antes leer con atención.



Querido Alberto,

Te cuento uno de mis últimos encuentros para que lo publiques en tu blog. Seguro que muchas amigas que aún no han dado el paso se animan a experimentar esta práctica.

Ya te hablé que tenía la intención de tener un encuentro con dos jóvenes pero estando mi marido presente. Después de algunos anuncios contacté con un par de amigos. Tras su descripción e intenciones, y siempre tomando precauciones (no hay que irse con cualquiera) opté porque fueron ellos.

Después de verificar que todo los estos chicos decían era verdad y comprobar sus buenas intenciones, le conté a mi marido mi objetivo y mi deseo que de que estuviera presente y que llegado el caso, tendría que chupar el chipote para completar su total cornudismo.




Mi marido no dijo nada y delante suya llamé al celular que me dejaron y combiné con ellos encontrarnos esa misma noche. Llegaron sobre las 21 horas. Para la ocasión me había puesto un vestido negro, corto, sin ropa interior para facilitar la entrada en acción.

Nada más llegar les presenté a mi marido que se sorprendió de su juventud. Después del saludo y comprobar que los jóvenes actuaban desde el principio muy desenvueltos, entramos en acción. No perdieron tiempo y con descaro empezaron a meterme mano por debajo del vestido y uno de ellos empezó a besarme. Su falta de tacto y el hecho de que trataran como a una auténtica puta me ponía recachonda. Con el vestido subido y los dos sobándome le dije a mi marido que se quedara en el living hasta recibir mi llamada.

Ya en la habitación me quedé desnuda. Después, a trompicones, los dos se quitaron su ropa y mostraron sus vergas paradas y duras. No hizo falta que me lo dijeran dos veces y empecé a mamárselas. En esos momentos no pensaba, sólo comía polla y tomaba nota de lo sucio de sus comentarios.



Uno de ellos, el más bajito, se anilló con su mano los huevos y me los empezó a restregar por los labios. Alberto, me los comí enteros. Después, el otro, que tenía la verja más larga me dirigió a la boca y sin contemplaciones me la metió hasta la garganta.

Hasta aquí, querido Alberto, podrás comprobar como va me irreversible proceso de emputecimiento. Después de darme bien de rabo por la boca, hasta que se cansaron, me indicaron que me pusiera a cuatro. Empezó el alto, después de metérmela se empezó a mover dándome duro. Sí tengo que decirte que hubo un momento en el que me dio un poco de miedo y volteando mi cara le indique que tuviera más cuidado. El joven, asintió y demostró que aunque me estaban follando los dos, quien dirigía era yo.



Como te puedes imaginar, después de hablar, el bajito me la metió por la boca. Boca y chocho fueron rellenados por la sus verjas durante un largo tiempo.

El grito del que me estaba follando la boca fue el prólogo a una corrida densa y potente. Nada que ver con el liquido acuoso y sin consistencia de mi marido. Después de unas embestidas el de atrás me la saco, oi que se pajeaba y al momento una lluvia de leche cayó sobre mi espalda.

Los dos pendex se rieron. Uno de ellos, cogió la sabana y se limpió el capullo y en tono imperativo me ordenó que llamara a mi marido. Así lo hice y en breve apareció en la habitación. “Pasa cornudón” le dijo el bajito, vamos a seguir dándo a tu mujer.

Mi marido se sentó en la butaquita que tenemos en el dormitorio. Manso y dócil siguió las indicaciones de mis jóvenes amigos. Lo que vino a continuación es una follada a dos rabos. El más pollón me la metió por la concha y el bajito de polla más pequeña me la introdujo para el ojete. Les faltó ritmo y fueron un poco torpes en sus movimientos pero al tenerla tan duras no fue necesario. Imaginaba la cara de mi marido y me dio un poco de vergüenza para me lo estaba pasando bien, muy bien.

Tengo que decirte que lo más suave que decían a mi marido era “mira cornudo”. Con cara dulce le dije a mi marido que podía pajearse. No tardó en sacar su desinchada pija.



El pendex más alto se levantó y le puso su pija a la altura de su boca. Dándole un suave cachete le indicó con la vista lo que tenía que hacer. Te imaginas como el cabrón se la tragó de una sola vez, chupándola con cuidado. No le quedaba ni un gramo de dignidad.

De repente estalló un silencio. El único centro de atención era la comida de rabo de mi marido. Yo estaba convencida que el pendex no se correría, no hacía ni quince minutos que se había venido en mi espalda y además mi marido tampoco era muy bueno mamando, pero, ocurrió. Con menos intensidad que la anterior le disparó unas balas de lefa en boca y cara. Fue recaliente y cómico. Estaba cachonda y después de la corrida nos reímos todos menos mi marido.

¿Te gustó puto? Mi marido hizo gesto afirmativo y a continuación se levantó el otro para decirle, “pues si te gustó, prueba esto”. Y otra vez mi marido fue follado por su boca. Este tardó un poco más que el otro y en alguna ocasión tuvo que pajearse para que no se le viniera abajo, su amigo le animaba mientras insultaba a mi marido. Cuando creíamos que no habría corrido, el bajito le tiró un chorro menos denso que el anterior. No pude resistirlo y me lance con cariño a mi marido a darle besitos en su cara y sentir la lefa de los pendex. Durante ese rato nos dijeron de todo, entre risas, azotes en mi culo y palabrotas.

El más alto se levantó, nos separó y le dijo a mi marido que se fuera al salón que tenían que seguir. Después de salir de la habitación, me hicieron tumbar en mi cama y recibir algunos besos y palabras cariñosas. Yo tenía el culo y la concha ardiendo. Temía que después de un rato los jóvenes volverían a darme pero ya no me apetecía. Con una sonrisa les indique que por esa noche ya era suficiente, tenían que irse. Insistieron en seguir pero no fue necesaria una respuesta, por mi gesto entendieron que la fiesta se acabó. Educadamente, recogieron sus cosas, se vistieron y los dos se despidieron con un torpe beso.

Cuando salieron de la casa mi marido me pidió una ducha juntos. Así lo hicimos y tengo que reconocer que supo tratarme la irritación que los dos pendex habían provocado en mis agujeros.

Después de un rato bajo el agua, salimos a la habitación. Entonces le pregunté a mi marido, ¿te ha gustado cariño? A lo que respondió, no mucho, un poco torpes pero si tú estás contenta yo también lo estoy. No le contesté, abrí la ventana de la habitación porque olía a macho.
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