Mi novia me contó el "perreo" de las fiestas a las que iba antes de conocernos y entendí que muchas veces se frotó con otros

Hola Alberto, me llamo Luis y soy de Perú. Tengo 27 años y una relación de tres años con mi novia, Lola. Ella tiene 23 y vivimos juntos hace ya un año. Me haría mucha ilusión contar con tu amistad y que publicaras mi experiencia en tu blog que sigo desde hace ya varios años.


Desde siempre he sido un hombre muy apegado al sexo. Soy un tipo suelto para hablar de estos temas. Cuando conocí a Lola llevaba ya mucho tiempo sin pareja. Nos conocimos en el trabajo y después de unas salidas conseguí ser su novio y empezamos algo serio, una relación que a día de hoy seguimos cultivando.

Ya llevo cuernos, son incipientes y cortos porque aún no se ha consumado ese acto que todo esposo consentidor desea cuando tiene la suerte de que su esposa sea liberal.



Te describo a mi Lola. Es una mujer de 1,52 de estatura, muy fácil de llevar, con un cuerpo delgado, no voluptuoso, de senos grandes y cola pequeña pero muy sabrosa.

Mi novia siempre ha sido una mujer muy jovial, alegre, sociable; de esas que tienen amigos hasta más no poder. Es de fácil trato.

Desde el inicio de nuestra relación, poco a poco, fui curioseando en su vida, sus amores, sus salidas, sus juergas, sus excesos sexuales, etc. Mientras más cosas sabía de su vida pasada más me crecían los celos morbosos. Me refiero a esos celos que sólo sentimos los maridos consentidores y que anuncian el deseo de que los cuernos empiecen a crecer y no paren.


Antes de conocer a Lola yo ya tenía fantasías cornudas e imaginaba el placer de ser un marido consentidor. Tenía vocación de cornudo y al estar con ella confirmé mi opción.

Desde que nos conocimos tuvimos conversaciones cómplices en las que ella me contaba su experiencias en fiestas. Me explicaba el “perreó” (luego volveré sobre este término) que abundaba en esas fiestas a las que acudía. Eso me dio a entender que muchas veces se frotó con otros. Me imaginaba como loco a esos tipos detrás de ella sobándole la cola mientras bailaban.


Alberto te puedo asegurar que estoy plenamente enamorado de ella, amor que es correspondido por Lola. Tenemos una bonita y fantástica relación de pareja. Esto tiene que quedar claro.

Según fuimos ganando intimidad, ella me permitió que pudiera indagar más en su vida sexual. Llegado el momento en que consideré que nuestra relación era fuerte le confesé mis gustos por la vida cornuda. La verdad es que al principio su rechazo fue claro, ella me decía que no concebía una pareja así. Llegó a decirme que si yo quería algo es porque yo no sentía amor por ella; me confesó su miedo por mi manera de pensar. Recuerdo aquella conversación que terminó con una frase rotunda por su parte: “lo que planteas es algo malo para nuestra relación”.


Obviamente opté por olvidar el asunto durante un buen tiempo hasta que empecé a sacarlo en medio de la calentura cuando teníamos sexo. Empezaba a decirle algunas cosillas que en ese momento no eran rechazadas por ella. Con el tiempo era evidente nuestra confianza y complicidad y mi novia empezó a ceder y permitió que el juego entrase más de lleno en nuestra intimidad. Al principio sólo eran preguntas sueltas, ya sabes, quién es el chico que más te gusta del trabajo o si últimamente había tenido fantasías imaginando como sería el sexo con algún hombre desconocido. Según iba ganando su confianza y ella se iba soltando en sus respuestas empecé con preguntas más fuertes, ¿Lola quién crees que la tiene más grande en el trabajo?


El morbo iba aumentando cada vez más. Ella estaba más tranquila y no tenía una actitud de rechazo. Creo que tenía escondida en su interior a una mujer liberal y caliente a la que yo había conseguido despertar.
La verdad Alberto es que cuando comprobé que mi novia estaba cada vez más convencida el pánico lo experimenté yo. ¿Podría dañar nuestra relación si conseguía mi objetivo? Estoy plenamente enamorado y por nada quería perderla. Empezaron mis dudas y llegué a temer que nuestra unión pudiese peligrar y romperse por los cuernos. Y sí se rompía todo sería por culpa del morbo que tengo dentro de mi.
Alberto, no quiero aburrirte y creo que lo mejor es que pueda contarte poco a poco mi experiencia cornuda. Por hoy lo dejo aquí y espero que haya sido de tu agrado y el de tus seguidores del blog. Espero que me hagas el honor de publicarlo. Me encanta tu trabajo, soy un fiel seguidor de tu blog y eres el “culpable” de despertar en mí ese sentimiento cornudo que llevaba dentro.


Te puedo adelantar que mi novia ya tienes algunas experiencias, no sexuales, con otros hombres las cuales te las iré contando con todo detalle. Aunque ella está aún algo dudosa creo que pronto podrá bautizarme como cornudo oficial.

Con la autorización de mi Lola te envío unas fotos y también te digo que le gustaría que te comunicaras con ella de manera privada y le pudieras aconsejar para dar ese gran paso.

Te mando un fuerte abrazo y espero tener respuesta a mi petición.

Cuídate. Saludos de Lola.

Un novio que pronto será cornudo oficial.

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Alberto Toro responde:

Antes que nada, mi ya querida Lola, sólo puedo decirte que me he quedado prendado de tu belleza natural, racial y de tu piel, eres maravillosa. Sólo tú puedes tomar esa decisión, aunque por lo que leo intuyo que el paso ya está decidido. Te recomendaría que para una primera fantasía que fuera más allá de un simple perreo, eligieras a un corneador con experiencia, maduro, sabiendo estar, bien armado que fuera el complemento para la coronación de Luis.

También aprovecho para comentarte que en la primera sesión, y para vuestro caso, Luis esté presente en todo momento y que participe desde la preparación hasta ser testigo de su culminación. De todas formas, ya hablaremos en privado.

Quedo a la espera de vuestras noticias y ya hablaremos de la entrevista que quiero hacerte para publicar en el blog. Gracias por tu maravillosa foto dedicada, un beso para ti.

Luis, seguimos en contacto. Un abrazo.

Alberto Toro

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¿PERREAR?

No puedo terminar la entrada sin facilitar algo de documentación sobre el termino “perrear”.

Seguro que muchas de vosotras ya sabéis de lo que hablo. Tomando la definición de Wikipedia (por cierto, si tenéis oportunidad de colaborar con alguna donación para este gran proyecto del saber, no estaría de más) os digo y cito textualmente: 

"el perreo es un estilo de baile. En los Estados Unidos se lo conoce también como grinding, twerking, sinónimos también de freak dancing o booty dancing. Puede ser rápido y agresivo o lento. En cualquier caso, la actitud de los participantes es de bailar como si estuvieran tratando de seducir a la pareja en medio de la pista de baile con movimientos lascivos y sensuales, incitando la mímica de posiciones sexuales."

En Román paladino es bailar en medio de una pista con un movimiento en el que ella frota el culo o cola por la zona del rabo del bailarín, siguiendo el ritmo con la que subre la temperatura rápidamente. Vamos, una guarrada muy rica.

Aquí tenéis unos ejemplos.



También es verdad que no es recomendable hacerlo delante de niños, sobre todo por educación y en algunas pistas de baile hay zonas que prohíben este tipo de baile.




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