Mabel nos plantea: ¿Y cuándo la cornuda consentidora es la esposa y no el esposo?

Hace ya algún tiempo que mi amiga Mabel contacto conmigo a través del blog. Desde entonces hemos conseguido una amistad cómplice y he tenido la ocasión de ver a Mabel en acción, disfrutar de su belleza y apertura de mente, lo cuál siempre que he podido lo he compartido con vosotros, mis queridos lectores. Aprovecho también para felicitar a su marido por tener al lado a una mujer de la categoría puteril de Mabel.


Ya sabéis que me encanta publicar vuestras fotos dedicadas. Gracias Mabel por el detalle y la dedicatoria.

En ocasiones hemos intercambiado experiencias que no se han publicado por afectar a la intimidad de terceros pero que nos han servido, a ambos, para ver las variedades cornudas que puede tener el sexo.

Al igual que muchas de mis queridas lectoras, Mabel me ha regalado con alguna de sus fotos y con dedicatoria para que todos vosotros podáis valorar la belleza de esta gran mujer.


Una de nuestras últimas charlas resultó muy interesante. Mabel me planteó: “Alberto, siempre hablas en tu blog de cornudos consentidores pero te puedo asegurar que también hay esposas cornudas consentidoras y algún que otro marido al que le gustaría que su mujer fuera cornuda consentidora”. Tengo que confesaros que me corrió un escalofrío cachondo por el inicio el rabo.


Le propuse a Mabel que me enviara su testimonio para publicarla y ver desde otra perspectiva la especialidad de este blog. Aquí va el correo que me envió y alguna de las fotos que los maridos sueltos envían de sus esposas cornudas. Advierto, el contenido y las imágenes pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.

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Hola querido Alberto y amig@s del blog. Soy Mabel y os quiero contar un caso especial del que poco se habla.

Voy a hablaros de las cornudas.



Hago fotos y videos exclusivos para quien me lo pide y en ellos hago y digo lo que me decís. Últimamente me están pidiendo que someta un poco a las novias y mujeres de quienes me piden los videos.

Me envían fotos de ellas y me piden bastante recurrentemente que me haga videos masturbándome junto con sus fotos comentando el placer que me da quitarles la leche de sus maridos. Me piden que me dirija a ellas “como la cornuda”.

La verdad es que me da bastante morbo, no lo voy a negar.

Os comento esta curiosidad tan morbosa porque no es algo sobre lo que no se suela leer y a los que nos gusta el morbo… nos parece un hecho curioso.

He realizado ya bastantes videos de este tipo y me parece algo morboso en la parte que respecta al menos a mi papel de corneadora virtual.

En algunos casos las mujeres son conscientes de este juego y en otros no lo son.

Os voy a dejar tres casos en los que varios amigos me cuentan cómo es su experiencia conmigo.

Os lo copio y pego textual:

Mi amigo A. comenta para el blog:

Mabel es una mujer que me ha entrado en la vida y estoy súper contento. Con ella obtengo un placer diferente al de mi mujer. Mi mujer es muy guapa y la quiero un montón, faltaría mas, pero Mabel me llega a dar y provocar mucho más que mi mujer. Es porque Mabel está más buena que ella y mira que mi mujer es muy guapa, pero su cuerpo y su manera de hacer no se parecen en nada a Mabel.

Lo siento por mi mujer pero Mabel me la pone más dura que ella, me provoca muchas pajas y sueño incluso con ella. Las tetas y el cuerpo me ponen más las de Mabel,

Mi mujer tiene 30 años pero Mabel a sus 50 años me pone la polla mucho más dura y me encanta hacerla cornuda.

Este otro es de mi amigo J.:

Hace 7 u 8 años que conozco a Mi Diosa Mabel, estoy casado.  Mabel es Mi Diosa, me lleva los orgasmos de mis pajas al límite del placer, me gusta mucho mas como mujer ella, ella es una hembra de verdad, la mujer total. Exprime mi polla cuando ella quiere. Con el tiempo he pasado a ser esclavo suyo, mi semen es siempre para ella, aunque se la meta a mi mujer pienso en Mi Diosa y me corro dentro de mi mujer pensando en Mi Diosa. No tiene comparación ninguna mi mujer con ella, mi mujer es guapa, buena persona pero sexualmente he pasado a depender de Mabel Mi Diosa.

Y mi amigo E. ha buscado una pequeña recopilación de frases que me ha escrito en alguna de nuestras conversaciones:

Empieza a ponerme más caliente estar contigo ahora que con ella si me pillara sin saber nada de nada jajajajaa Me sacas mas leche tu que ella.

Me haces decir cosas impensables desde hace un mes, es ridícula, toda ella, tu morbo la supera, tus tetas toda tu. Mi polla palpita y sueña para ti desde hace un mes.

Bufff… me ha gustado, mas polvos que le vas a quitar a la cornuda de mi mujer. Todo ha hecho un buen giro a raíz de conocerte y estoy contento.

La cornuda de mi mujer no tiene ni puta idea de cómo le crecen los cuernos, te lo aseguro.

Tus tetas me la ponen más tiesa que sus tetas, tu sabias eso?

Si, mejor. Me mola lo que hacemos tú y yo. Me pone y excita un huevo

Hoy en la comida me miraba mi mujer de 31 años y en voz muy bajita sin que ella me escuchara mientras la miraba yo murmuraba con las palabras, eres una plana y eres una cornuda.

Bueno, esto es lo que os quería contar.

Los cuernos se pueden disfrutar de muchas maneras. Incluso de manera de virtual como podéis apreciar.

Os envío un besito muy grande a todos los usuarios del blog y uno muy muy gordo a mi amigo Alberto Toro.

Gracias, Mabel. Y a vosotros mis queridos amigos, os recomiendo que visitéis el blog de Mabel: https://tetudamabel.blogspot.com/
También podéis contactar con el ella en su mail personal: tetudamadura@gmail.com






















EL VIDEO: Carla y Paolo en la playa o un largo pollón black para un cálido verano (y 2)

Faltaba el documento en vivo del momento mágico de Carla manejando la situación con Pierre y mientras Paolo, cámara en mano, como notario del momento. Disfrutar del video y de nuevo, gracias Carla Paolo por dejarnos ser testigos de este momento corno.





Para esos maridos que aún no han podido ser testigos de como sus esposas les cornean, viendo este video os podéis poner en el lugar de Paolo viendo a Carla en plena acción. Imaginaros que la del video es vuestra esposa y empezar a sentir ese torrente de sensaciones.

Aquí el enlace a la primera parte:

Carla y Paolo en la playa o un largo pollón black para un cálido verano


Agradezco a mis amigos Carla y Paolo su generosidad por compartir sus experiencias en este blog y por hacerme cómplice de sus aventuras cuckold. Valoro mucho su actitud y aptitud, son de las pocas parejas que suelen cumplir casi al límite con varios de los diferentes ritos de este juego y siempre con esa elegancia francesa que les caracteriza. Espero que vosotros, mis queridos lectores y lectoras, también valoréis su generosidad por compartir con nosotros sus experiencias y las fotos de Paolo que documentan la experiencia y acreditan la veracidad de este episodio que a continuación podéis disfrutar.

Siempre he dicho que el placer que experimenta la pareja, especialmente el marido, durante la preparación y los previos de un juego cuckold a veces no es superado ni en el momento cumbre entre la esposa y el corneador. Y es que esa complicidad entre marido y mujer o entre novio y novia a la hora de preparar un encuentro con un nuevo amigo en el papel de corneador, las charlas en los días previos, la estrategia a seguir, la ropa a elegir, el sitio donde culminar, entre otros, son algunos de los mágicos momentos cuckold.

Los que habéis experimentado esto sabéis a lo que me refiero, solo de pensar y preparar una aventura cuckold es un disfrute máximo. Conozco a parejas con muchos años en los juegos cuckold que sienten los nervios de la primera vez mientras preparan los previos de nuevos encuentros.

Es una realidad que las redes sociales y las páginas de contactos de internet son los medios más eficaces para conectar con parejas o corneadores. Una prueba de ello es este humilde blog y aprovecho para dar las gracias a esas parejas que confían en mí para buscarles y asesorarles en la búsqueda de corneadores y a la vez a esos amigos que depositan en este blog la responsabilidad de encontrarles a alguna pareja que entienda de estos juegos.



Ahora bien, antes de internet estaban los locales de intercambio, los anuncios por palabras en prensa especializada y también los lugares ad hoc que eran los puntos de ambiente para buscar y quizás encontrar. Aquellas discotecas de los años 70 y 80, ciertos parques a determinadas horas, playas especiales…

Por mi experiencia muchas playas, y no solo las nudistas, son de los lugares más propicios para conseguir un match cuckold, es decir, que haya un encuentro en la tercera fase o una conexión cómplice entre la pareja y el nuevo corneador.

Quizás las playas nudistas son los lugares habituales, podemos encontrar incluso guías turísticas en las que dan detalles de zonas, horas, etc. En España tenemos las paradisiacas Islas Canarias con enclaves maravillosos en donde se han especializado en contactos de este tipo y similares pero si rebuscáis un poco seguro que encontraréis lugares de conexión en multitud de playas españolas.

No quito el mérito a las playas nudistas pero yo soy más aficionado a las convencionales, en ellas la discreción y el juego de las miradas es el lenguaje que se debe de hablar para conectar. Me gusta este tipo de comunicación no verbal más incluso que el despelote obvio de la playa nudista y cuando un marido le abre la raja a su esposa al ver que pasa algún chavalote o chavalotes por la zona. En el fondo soy un romántico.

Bueno, me estoy extendiendo demasiado en la introducción cuando el objetivo de este contenido es contaros la experiencia que este pasado verano, mis amigos Carla y Paolo, tuvieron en una playa de Mónaco. A continuación, en primera persona, Paolo nos cuenta su experiencia al lado del mar en un largo y cálido verano del 2020. Atentos, muy atentos a lo que nos cuenta Paolo, marido de Carla.

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Estimado, Alberto.

Como bien sabes, mi querido amigo, los años pasan muy deprisa y cada año más es otro motivo para vivir y disfrutar al máximo. Carla y yo lo tenemos muy claro, no renunciamos a disfrutar de los maravillosos placeres de la vida incluyendo el sexo como a nosotros nos gusta.

Te voy a contar una aventura que hemos tenido el pasado verano. Carla lo disfrutó al máximo y yo pude ser testigo, cámara en mano, de esos momentos llenos de placer y morbo. A la belleza de Carla hay que añadir el marco singular de la Costa Azul francesa.

Desde hace años, Alberto, vamos a una playa cerca de Mónaco. Es un bellísimo lugar de la Costa Azul que además se caracteriza por su ambiente discreto. La belleza del paisaje, los recovecos de la playa y la discreción que reina le convierten en un lugar ideal para nuestros juegos al aire libre.

Empezamos a ir a esta playa a principios de verano. En nuestro primer día, Carla se fijó en un chico negro, ya sabes la predilección de mi esposa por los amigos de color. Desde ese momento le estuvimos observando: su altura, el poderío de su rabo, el aire pausado y educado nos llamó positivamente la atención.

Alberto, te puedo asegurar que aquella mañana disfrutamos al máximo mi esposa y yo, sentados en la playa, mientras le lanzábamos miradas al muchacho y compartíamos confidencias en cuanto a su físico y la manera de seducirle. Por circunstancias no pudimos entablar conversación con él aunque al haberse dado cuenta de nuestras miradas y sonrisas también nos lanzó alguna sonrisa cómplice. El fin de semana pasó y no volvimos a coincidir.


Al fin de semana siguiente, el sábado, vimos que aquel chico estaba también en la playa, solo, paseando y mientras lo hacía se podía observar el elegante balanceo de su cipote de grandes dimensiones aún en estado flácido. Carla me llegó a comentar que si mostraba ese tamaño sin estar en posición sería un placer verlo y disfrutarlo erecto. Mi esposa lleva ya muchas folladas con chicos de color y puedo decir que es una experta en sus rabos, ha tenido muchos en sus manos, en su coño y en su boca, solo con verlos puede hacerse una idea del calibre y a ella le gustan los grandes y negros.

Aquel muchacho prometía y no podíamos dejar pasar más tiempo. Carla puso en marcha todas sus artes de seducción: miradas, sonrisas y mi actitud cómplice facilitó el match.

Cuando nuestro nuevo amigo se dio cuenta de que estábamos interesados en conocerle, cogió su toalla y la puso frente a nosotros de manera discreta, con una sonrisa en sus labios. Carla no le quitaba ojo y nuestro amigo se puso frente a ella y abriendo sus piernas mostró el cipote a mi esposa. Yo estaba al margen, bastante tenía yo con mi cámara intentando plasmar en imágenes este mágico momento. Ellos mantenían la mirada, sonreían, Carla, elegante mostraba sin mostrar y el amigo empezaba a tocarse el rabo. El match se había producido y Carla empezó con las presentaciones, nuestro amigo demostró ser un hombre muy educado y es lógico que esperarse a que mi esposa diera el primer paso al estar yo, su marido, al lado de ella.

A Carla y a mí nos gusta primero entablar una primera conversación tranquila sin hacer referencia explícita al sexo ni a nuestros gustos, preferimos hablar del tiempo, del paisaje para ver como responde el amigo con el que hemos conectado.

Pierre, así se llama nuestro nuevo amigo, nos contó que era habitual de esta playa y que le gustaba disfrutar al aire libre de la naturaleza, el sol y las vistas bonitas, esto lo dijo mientras miraba sonriendo a mi esposa. Nos contó que era natural de Guadalupe que como sabéis es una de las islas del archipiélago de Las Antillas.

Los tres estábamos desnudos, Carla y Pierre llevaban el peso de la conversación, yo observaba con detalle a nuestro amigo para comprobar que no se encontraba violento ni inseguro con mi presencia. No hubo referencias al sexo swinger ni cuckold pero los tres, especialmente Carla ya que la conozco al máximo en estas situaciones, estábamos cachondos por la complicidad que se estaba generando y por lo que podría venir luego.

Se aproximaba el mediodía y aunque en esta playa no hay mucha gente algunos bañistas empezaban a llegar. Carla le dijo a Pierre que nos iríamos a almorzar algo y en un par de horas, después de pasar por el hotel, volveríamos a estar por esa zona y que si le parecía bien podíamos quedar para seguir la charla. Pierre no puso ninguna pega, al contrario, concretó la hora con Carla y se despidió de nosotros con una sonrisa que a nuestros ojos y sin parar en su rabo le hacía aún más atractivo.


Carla se puso algo encima y con la bolsa nos fuimos a tomar algo y a seguir la charla. Lo primero que me preguntó mi esposa es si le había hecho a Pierre alguna foto de su rabo, quería verla en detalle porque durante la conversación solo miró su entrepierna de soslayo. Respondí afirmativamente y le dije que el amigo se gastaba un buen manubrio y del tipo que a ellas le gustan, la verdad es que la predilección de Carla son los hombres negros y con buena herramienta, Pierre reunía estos atributos y además era una persona muy educada y tranquila, factores que valoramos en un bull corneador. Estuvimos charlando un buen rato sobre Pierre, nos daba buena onda y estábamos convencidos que lo podríamos pasar genial, Carla en acción y yo con la cámara inmortalizando el momento.

Volvimos al hotel, cambiamos bañadores, gorros, toallas y después de una ducha y revisar la cámara nos dirigimos a la playa. Conozco a Carla desde hace mucho tiempo y es una mujer tranquila, sabe contenerse y aunque no aparentaba los nervios por el festín que se podría a dar si comprobé cierta alegría por encontrarse en breve con Pierre.

Carla y Paolo en la playa

Llegamos a la zona en la que habíamos quedado con Pierre. “Ahí está”, dijo Carla, yo le saludé con la mano dando un paso atrás mientras veía a mi mujer dirigirse al sitio medio escondido que había elegido Pierre.

Carla dejó su toalla y la bolsa playera y se sentó al lado de nuestro nuevo amigo. Yo empecé a dar vueltas alrededor de ellos, a distancia, para no interrumpirles y para comprobar que estaba todo tranquilo. No nos importa que haya otros hombres o parejas cerca y que vean a Carla como disfruta follándose al amigo de turno, por lo general se trata de gente educada, discreta y que respetan la intimidad de los otros aunque estemos al aire libre y a la vista de todos.

Encontré varios puntos para empezar a tirar fotos. Empezaba a notar mi habitual erección de polla cuando veo a Carla zorrear con otros, especialmente en los inicios, ese juego de seducción es maravilloso y me encanta captarlo en imagen.


No les oía hablar aunque si notaba a Carla que le daba algunas instrucciones a Pierre. Cualquier marido que como yo disfruta viendo a su mujer en brazos de otros comprenderá el placer que sentía en esos momentos al ver como ellos, a lo suyo, cruzaban sus miradas en pleno juego de seducción y con las correspondientes caricias preliminares.

Carla ya se había centrado en la pieza principal de su presa, la que más le interesa, el cipote negro. Yo ya no contaba para ella, quizás un poco para Pierre que de vez en cuando me dirigía la mirada y buscaba mi aprobación. Como consentidor siempre valoro este gesto de caballero del corneador. El muchacho ya empezaba a despuntar, nunca mejor dicho, su potente y bonito rabo miraba hacia el bello cielo mediterráneo.

Pierre se levantó y Carla empezó a calibrar su cipote. Pierre como el gallo alfa del corral se mostraba recto ante ella, creía que dominaba la situación sin saber que era Carla la que marcaba el camino a lo que iba a suceder. Mi esposa, con la elegancia que siempre le caracteriza, miró de nuevo a los ojos de Pierre y con discreción tomó en su mano aquel cipote negro en su parte media. Ya tenía en su mano el rabo y tenía también en sus manos a nuestro nuevo amigo. Yo seguía tomando fotos y veía en Pierre una sonrisa especial que ya conozco y que he visto en todos los amigos de color que mi esposa se ha tirado, todos sonríen al ver a una señora casada, elegante, guapa y con estilo como la gacela que el león va a apresar, no saben que la presa son ellos y que a Carla le gusta calibrar y explorar el cipote que será su nuevo trofeo de caza mayor.


En aquel momento una pareja pasó delante de ellos, el chico fijó la mirada en el pollón de Pierre y la chica le conminó a que no mirara mientras aceleraban el paso, eso se llama respeto aunque a Carla y a Pierre no les importaba los más mínimo. A veces pienso que Carla se pone más puta si tiene espectadores delante. Una de nuestras fantasías es que en algún polvo playero se una al guateque algún otro extraño pero ya sabéis tienes que ser negro y asegurar un buen calibre de rabo, la jefa manda, ja ja ja ja.

La complicidad entre mi esposa y su nuevo amigo crecía por momentos. Carla tomaba la iniciativa y como si fueran novios ella se arrimó y mientras hablaba con Pierre tenía en su mano el cipote, le descapullaba, observaba su glande, apretaba el troncho para ver que su apertura estuviera libre, en algún momento le llegó a oler el rabo… Carla es una experta en comprobar el estado de las pollas que se va a llevar a la boca y no se traga cualquier cosa.

Una vez examinada la polla de Pierre, Carla no pudo esperar más y se lanzó a comerla. Me encanta ver a mi esposa como maneja la situación, se olvida de mi presencia y se da en cuerpo y alma al amigo de turno. Yo por el contrario estoy más excitado que ellos y procuro que mi cámara no deje pasar por alto ningún detalle.


Pierre se entregó como una blancanieves de cuento a su príncipe, en este caso, princesa Carla. Se dejó hacer, disfrutaba y Carla de manera activa desplegó todas sus artes puteriles. No se separó de Pierre, no soltó el rabo de su mano, se restregó, le pasó sus pezones… el sol, el mar, la playa, son el marco perfecto para disfrutar del sexo en una tarde de verano. Pierre acariciaba con su larga mano el culo elegante y señorial de Carla, ese detalle no lo pasé por alto y mi cámara y yo lo inmortalizamos.





Llegaba ese momento mágico que tantas veces he presenciado en esas situaciones. Paran un momento y charlan, me parece oír a Carla, creo que le propone a Pierre buscar una sitio más discreto. Ya imagino lo que se avecina: el enrabe. Seguro que Carla tiene su coño chorreando, se ha puesto cachonda con el magreo y comiéndole el rabo a Pierre y quiere que su amigo remate. Veo que se levantan, les sigo a distancia sin molestar.


Están tranquilos, buscan el sitio idóneo, tampoco les importa que algún despistado les vea. Carla se pone a cuatro, no se quita el gorro, hay que proteger la cabeza del sol, se abre y le deja a Pierre que siga. Le mete su cipote negro que no se empalma del todo por su notable longitud y empieza el tiki taka. Aseguro la postura, apunto con el visor y foto tras foto veo mi esposa y su amigo disfrutando del sexo playero, al aire libre. Me mantengo a una prudente distancia pero por el gesto de Carla noto que Pierre ha lefado y en cantidad a mi esposa. Conozco ese gesto discreto de mi esposa en ese momento, una mezcla de placer y enfado por terminar el festín.


En esta ocasión no hubo besos, suele pasar. Pierre se levantó, un poco aturdido, aún le chorreaba algún goterón de leche en su capullo. Carla sacó de su bolsa una toallita húmeda y se limpió. Yo seguía haciendo fotos pero sabía que ese era el momento de aparecer en escena. Lo primero que hice fue besar a Carla, ella no habló pero con su sonrisa entendí que todo había ido bien. Miraba a Pierre, es curioso la forma en que reaccionan los corneadores en ese momento, algunos optan por no parar de hablar, otros en silencio están deseando desaparecer, los más expertos mantienen el tempo de la seducción. La actuación de Piere fue una mezcla de todo pero siempre con una educación exquisita.

Carla dijo que quería ir al hotel. Dio un beso a Pierre y le comentó que nos volveríamos a ver, siempre que él quisiera, por supuesto respondió afirmativamente. De camino al hotel Carla me fue dando detalles del polvo, después me seguiría contando en el hotel cuando sería el momento de la segunda vuelta, la mía, pero eso ya es otra historia.

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Seguro que recordáis de anteriores entradas de esta pareja que llevan un cuaderno con el registro de sus encuentros, lo que daríamos por ver las anotaciones. Alguna de ellas, sí buscáis por las entradas del blog, las podéis encontrar.

Para terminar y por seguir en mi línea, explico el titular elegido: Carla y Paolo en la playa o un largo pollón black para un cálido verano.

He tuneado dos títulos de películas: “Pauline en la playa”, una película francesa de 1983 del maestro Éric Rohmer. Marion está con su joven prima Pauline. Marion se encuentra allí con un antiguo amor, Pierre, que aún la quiere y… os recomiendo que veáis la peli.


Y la otra parte del titular hace referencia a la peli “Un largo y cálido verano”, protagonizada por Paul Newman y Joanne Woordward, un lío de amores, incendios pero también hago mención a la canción de 1983 de Style Council, compuesta por Paul Weller y publicada en el mini-LP “Introducing The Style Council”. Weller acababa de romper The Jam y empezaba un nuevo registro, de hecho el video llamó la atención porque algunos vieron cierto contenido gay. Sacar vuestras propias conclusiones.

Me gustaba Style Council, Eric Rohmer y me gusta Carla en la playa en su largo y cálido verano.












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