Querido Alberto, en primer lugar quiero pedirte disculpas por no haberte escrito antes pero han pasado muchas cosas con mi esposa. Como sabes, llevamos doce años juntos y a los cuatro de casados mi esposa, por decirlo de manera bonita, amplió su vida sexual. Vamos que empezó a ponerme cachos con cierta asiduidad. De esposa ejemplar pasó a ser romántica, tierna, sexy pero con otros hombres, no conmigo. Se volvió promiscua y muy puta..
Ella sabía que esto me hacía feliz y me dejó el papel de cornudo proactivo, es decir, participando en sus andanzas y troterías. Alberto, era feliz buscándole machos corneadores que reunieran las características que a ella más le atraen o contactando con damas lesbianas que pasaban noches junto a ella haciendo el papel de “machas”. Y cuando aparecía el licor no había límites, era maravilloso verla en esos momentos.
En una ocasión, viajando en nuestro auto y después de que yo cometiera una infracción de tráfico, ella supo como gestionar que me retirarán la multa haciéndole una mamada memorable al agente y siendo yo testigo del momento. Aún recuerdo el sonido de su mamada, la cara ded agente y como rompió el ticket de la sanción tirándomelo a la cara. Maravilloso.
Pero Alberto, en el último año, he dejado de ser el esposo cornudo consentidor y proactivo. Uno de sus últimos corneadores se ha posicionado como macho de la manada y es ahora el que lidera y domina a mi mujer. Este buen amigo ha tomado ahora las riendas de sus puterías y yo no pinto nada ni siquiera tengo el placer de contemplarla en vivo cuando ella realiza sus juegos de cama. Ahora, es este corneador el que le escoge los machos (y las machas) y el que le indica con quién tiene que culear. Ha tenido muchos corneadores pero no han sido como este, aquellos me dejaban participar como mamporrero, mirón o criado pero ahora he perdido esa proactividad.
Mira Alberto, hace unas semanas vino a recogerla a casa, me dijo que iban a bailar y que yo me quedara en casa. Regresaron a la tarde del día siguiente, yo le hice varias llamadas a su celular pero no me respondió. Cuando volví, con tacto y mucho respeto, le dije que estaba muy preocupado por no tener noticias de ella, sonrió y la única explicación que me dio fue “el me pidió que culeara con unos señores”. Luego me dijo, más adelante te contaré lo detalles, “mi cornudito” para que luego vayas a decírselo a Alberto (Toro)
Por no quitarte más tiempo, este nuevo corneador me la tiene dominada, la usa a su gusto, el decide cómo, dónde y con quién comérsela. Y no soy testigo directo pero sí indirecto, porque cuando llega de sus correrías veo el estado de sus bragas, el hinchazón de su coño y la mezcla pegajosa y brillante que desprende sus labios (los de arriba y los de abajo) En alguna ocasión me ha dejado que le dé un poco de crema hidratante en su culo, ya que este corneador disfruta abriéndole el ojete y ella lo disfruta a mares. Yo jamás pude hacerle nada por el culo.
Querido amigo te adjunto algunas fotos y un video en el que ella disfruta de este corneador y de un amigo suyo.
Alberto, creo que he perdido a mi esposa pero también he ganado unos cachos más grandes. Seguro que alguno de tus lectores se preguntarán lo que yo gano con todo esto pues les respondo: el mejor y más gustoso morbo de mi vida.
Un cordial saludo de tu gran amigo Pepe Corno, ahora más feliz que nunca.
Y ahora, el video.
Ella sabía que esto me hacía feliz y me dejó el papel de cornudo proactivo, es decir, participando en sus andanzas y troterías. Alberto, era feliz buscándole machos corneadores que reunieran las características que a ella más le atraen o contactando con damas lesbianas que pasaban noches junto a ella haciendo el papel de “machas”. Y cuando aparecía el licor no había límites, era maravilloso verla en esos momentos.
En una ocasión, viajando en nuestro auto y después de que yo cometiera una infracción de tráfico, ella supo como gestionar que me retirarán la multa haciéndole una mamada memorable al agente y siendo yo testigo del momento. Aún recuerdo el sonido de su mamada, la cara ded agente y como rompió el ticket de la sanción tirándomelo a la cara. Maravilloso.
Pero Alberto, en el último año, he dejado de ser el esposo cornudo consentidor y proactivo. Uno de sus últimos corneadores se ha posicionado como macho de la manada y es ahora el que lidera y domina a mi mujer. Este buen amigo ha tomado ahora las riendas de sus puterías y yo no pinto nada ni siquiera tengo el placer de contemplarla en vivo cuando ella realiza sus juegos de cama. Ahora, es este corneador el que le escoge los machos (y las machas) y el que le indica con quién tiene que culear. Ha tenido muchos corneadores pero no han sido como este, aquellos me dejaban participar como mamporrero, mirón o criado pero ahora he perdido esa proactividad.
Por no quitarte más tiempo, este nuevo corneador me la tiene dominada, la usa a su gusto, el decide cómo, dónde y con quién comérsela. Y no soy testigo directo pero sí indirecto, porque cuando llega de sus correrías veo el estado de sus bragas, el hinchazón de su coño y la mezcla pegajosa y brillante que desprende sus labios (los de arriba y los de abajo) En alguna ocasión me ha dejado que le dé un poco de crema hidratante en su culo, ya que este corneador disfruta abriéndole el ojete y ella lo disfruta a mares. Yo jamás pude hacerle nada por el culo.
Querido amigo te adjunto algunas fotos y un video en el que ella disfruta de este corneador y de un amigo suyo.
Alberto, creo que he perdido a mi esposa pero también he ganado unos cachos más grandes. Seguro que alguno de tus lectores se preguntarán lo que yo gano con todo esto pues les respondo: el mejor y más gustoso morbo de mi vida.
Un cordial saludo de tu gran amigo Pepe Corno, ahora más feliz que nunca.
Y ahora, el video.
