@PSetentayocho vuelve a casa por Navidad

Fue en 2013 cuando publicamos la primera entrada protagonizada por esta maravillosa mujer. Seguro que recordaréis aquellas elegantes y explosivas imágenes y la entrada "Una mujer de bandera y con pezones sobresalientes". Desde entonces su colaboración y testimonio ha enriquecido el contenido de este blog.
Aquí tenéis su tarjeta de felicitación para vosotros, mis queridos lectores y lectoras. Un año más su sensualidad y belleza vuelve a hace grande este humilde blog.



Aprovecho para desearos unas felices fiestas y que os pase lo mejor el próximo año, 2023, jo, jo, jooooo












Sólo se la chupo a mi marido

En los inicios de siglo visitaba un famoso local de intercambio de parejas de Madrid. ¿No recuerdo el nombre o no quiero acordarme? que diría el maestro Don Miguel. Sí hay alguna psicóloga casada entre la audiencia puede analizar por qué no puedo o no quiero acordarme, estoy abierto y espero que la psicóloga también lo esté. Solo diré que cerca del local está uno de los parques más bonitos de Madrid, donde puedes retirarte por unas horas, meditar, disfrutar del paisaje y su estanque, tener un paseo romántico con alguna señora casada donde poder hablar de lo humano y lo divino.


Bueno, voy a centrarme porque me pierdo por los cerros de El Retiro. Como digo, se trataba de un local de intercambio. El sitio había sido con anterioridad un pub tipo inglés donde parejitas y amigos se tomaban una copa o aquellos cafés irlandeses que tan famosos eran en esos tiempos. El dueño del local, probablemente a la vista de los resultados económicos, debió de pensar que le haría más dinero si lo transformaba en un sitio de intercambios. Es curioso, pero había mucha pareja swinger que disfrutaba de estas prácticas y que con espíritu emprendedor se lanzaba a poner un local o transformar otro y dar este servicio a los "intercambiadores", la mayoría de aquellos locales estaban montados por parejas del “ambiente” o se utilizaban güisquerías en situación ruinosa, también conocidas como puticlubs, que se reciclaban en locales para parejas, los tiempos cambian y el que no se adapta “kaput”.

El local tenía a la entrada la típica barra-pub. Forrada de madera y al fondo de la misma una estantería barnizada con un sinfín de botellas de güisqui, ginebras y accesorios de coctelería que los anteriores bármanes usarían para realizar los clásicos combinados. La verdad es que para la clientela que atrajo la nueva finalidad: el intercambio o trío, el cóctel era lo de menos más bien el match o contacto con final feliz especialmente para la esposa o novia.

Una cortina de simulado terciopelo negro al final de la barra conducía a una sala, la clásica sala de pub que en los 70, 80 y 90 en Madrid había por doquier. Todavía queda alguno en zonas céntricas de Madrid y es una pena que desaparezcan porque eran un buen lugar para el encuentro y disfrutar una copa o una conversación interesante y si surgía un magreo del bueno en la zona poco iluminada. En esta sala del local se producía el primer contacto entre parejas pero lo habitual era el de la pareja solitaria que tenía una primera charla con algún tipo que iba solo al local o que quedaba con ellos tras algún enlace previo en alguna de las revistas que tenían ese fin: ¿recordáis Climax, Lib, Charo Medina o la sección de contactos liberales de Segunda Mano? Qué tiempos, cómo nos ha cambiado internet y las redes sociales.

No puedo pontificar sobre las prácticas de los locales de intercambio, no dudo que se produjeran alguno y no solo entre dos parejas, pude ser testigo y participar en encuentros de tres y hasta cuatro parejas pero lo habitual, lo clásico, de lo que se trataba, era la de matrimonio solitario que buscaba algún hombre bien plantado para que le diera conversación, “de la buena”, a la esposa. El marido por lo general tenía una discreta participación y casi siempre estaba de “miranda” del encuentro de su señora con el tipo de turno. Digo "de turno" aunque muchas veces se producían tríos más sólidos que muchos matrimonios en aquellas paredes y el encuentro entre la pareja y el amigo se repetía en muchas ocasiones. Qué compleja es la sexualidad en el matrimonio, ¿verdad?



Recuerdo un viernes de febrero madrileño, de esos de mucho frío. Salía de trabajar, serían sobre las 18 horas con la cabeza como un bombo después de revisar y ajustar unos textos para un reportaje en grupo. Estaba cerca del local y fui andando y disfrutando del frío que me aclaraba las ideas, solo pretendía tomar una copa ya que daba por hecho que no habría mucho público. Llegué sobre las siete, lo acababan de abrir. Solo estaba detrás de la barra una chica que solía llevar las relaciones públicas y actuaba para facilitar los contactos y cuando no estaba el encargado que hacía de jefe de barra era la que te servía las copas.

A los hielos de la copa le siguió un chorro de Johnnie Walker, era la única botella que me daba cierta confianza en aquel local. Por cierto, me vais a permitir que haga una loa a favor de esta marca, es verdad que en aquella época me parecía un güisqui del montón pero en la actualidad han conseguido la excelencia, lo recomiendo solo o sin hielo si se disfruta en soledad y con hielo limpio si acompaña a una conversación.

La chica, recuerdo que tenía un punto de belleza arrabalera, trasteaba en la barra y debía estar poniendo orden a la sala, seguramente la noche anterior hubiera habido lío. Cuando terminó estuvimos charlando y me estuvo vendiendo el nivel de las parejas que acudían al local a diferencia de otros sitios de Madrid que ya llevaban varios años abiertos. El caso es que estábamos los dos solos, mi cabeza se iba despejando. Por unos minutos la muchacha se perdió por el interior del local.

En la sala que estaba a continuación de la barra, tras una cortina, la formaban asientos pegados a la pared, con mesas de café, no había mucha luz pero si la suficiente para distinguir a las personas que solían charlar con discreción y mirar, sobre todo mirar. El primer contacto visual era el código ideal que entonces se utilizaba como paso previo. En el lado derecho de la sala, creo recordar, una escalera subía a otra que siempre tenía la puerta cerrada. Esta sala, en la que también tuve el placer de torear, se dedicaba para grupos más reducidos, digamos que un apartado VIP donde se podía estar más tranquilo si se trataba de una pareja con otra o de una pareja con un chico o dos. Abajo también había otra puerta a nivel de planta que daba lugar a una sala de encuentros más amplia, alfombrada de colchones divididos por estrechos pasillos y en donde se follaba a la vista de todos los que estábamos allí, al final había unos aseos que cuando se abrían su luz iluminaba escenas de matrimonio con amigo, os podéis imaginar.

Yo seguía disfrutando de la copa y meditaba sobre el siguiente dilema: tomar otra e irme a casa o terminar y acercarme a la cervecería donde me veía con otros amigos y amigas que estaban fuera de este “ambiente”. En eso que llegó la muchacha y fuera de la barra se puso a mi lado y soltó: “tengo una pareja dentro, les gustaría conocer a un chico, les he dicho que te iba a preguntar…”

Cogí mi copa y seguí a la chica que hizo una presentación muy breve y a la que sólo respondió el marido. No sabría decir su edad, eran de esas parejas que podrían estar en la frontera de los 45, bien arriba o bien abajo. El tipo fue muy educado y simpático desde el primer momento, estaba vestido a diferencia de su mujer una señora bien plantada con el pelo rizado, con curvas y que solo llevaba un amplio sujetador que cumplía su función con unos tetones de gran calibre y unas bragas a juego. La simpatía del marido contrastaba con la seriedad de la esposa que como ya sabía no era tal si no un escudo para esconder la timidez ante la situación.



No esperé a que el marido me indicara donde sentarme si no que me puse al lado de la señora dejándola en el medio, entre su marido y yo. Los únicos que hablábamos éramos el marido y yo, la esposa seguía seria y atenta a lo que decía, asintiendo a las aseveraciones de su pareja cuando me confesaba que no eran habituales del local ni de este tipo de prácticas. Tengo que deciros que el marido no se movió en ningún momento siempre permaneció sentado y yo empecé a meter mano a la esposa a la vista de que la conversación se empezaba a atascar. La esposa continúo sería, pero se mostró muy receptiva al magreo. Me creí lo de su falta de experiencia, aunque yo en aquella época tampoco era un máster, y opté por el magreo romántico y que no era otra cosa que besar los labios de la esposa antes de empezar a acariciarla por encima de la braga y notar el grado de humedad de la zona. No sé si era una pose ante el marido el caso es que parecía estar besando a una colegiala a la que su timidez le impedía mostrar sus deseos. Ante la impasible actitud del marido opté por quitarme la ropa y estar desnudo para la faena y a continuación quitarle la braga a la esposa, resultó difícil porque tenía un culazo maravilloso y costó, una vez tuve las bragas en la mano se las di al marido indicándole que se hiciera cargo de ellas porque teníamos la sala solo para nosotros y podíamos acabar en cualquiera de los colchones.




No os lo puedo asegurar, pero creo que la esposa agradeció que pasará a una actitud activa. Aunque había poca luz pude distinguir un buen chochote, sin forma definida y provisto de una buena mata de pelo. Sí mis queridos lectores en aquella época era muy normal encontrarte con esos chochos peludos que tenían su encanto y belleza. Intenté quitarle el sujetador pero era de estos antiguos y el marido tuvo que echarme una mano, también se encargó de su custodia. Bebí un trago del Johnnie y después de situarlo en el pollete me incliné para besarle y olerle el sexo a la nueva amiga. Me entretuve, la verdad, y pude comprobar como el marido sin mover un dedo se limitaba a mirar y mirar. Empecé con los dedos a la vez que ya me comía la boca de la esposa de manera más guarra, no le hizo ascos y me siguió el rollo. Estuvimos así un buen rato, yo empujaba su cabeza con mi boca para que el contacto físico que tenía con su marido y que en ningún momento se interrumpió fuera más intenso.

¿Quieres a cuatro? Le dije, pero no lo entendió y fue el marido el que le explicó e indicó la postura. Como os digo no dejaron los dos de estar en contacto y cuando ella se puso a cuatro agarró con su mano la de su marido y la otra le sirvió para apoyarse en él. Pude disfrutar de la visión una mujer con curvas, con unos muslazos de diez y con un culazo maravilloso en pompa. Ni que decir tiene que lo estuve acariciando, besándolo y diciendo en voz alta -para el marido- las bondades de esa postura y de ese culazo casado. El cachondo del marido mostró esa cara que ponen los consentidores y que denotan el placer que siente por el rol que desempeñan en la situación. Comprobé que mi rabo estaba para el momento óptimo del enrabe, y así lo hice, no sin antes abrir con mis manos las dos cachas del culazo y ver la situación de la raja y por donde debía dirigir la trayectoria. Fue sencillo, ya os digo que se trataba de un pepote grandote y con el chorreo que denotaba de un solo empeño entró casi hasta el inicio de mi polla. Cuando la esposa esta apoyada en el marido mientras follo en esta postura, siempre me ha gustado embestir con fuerza para que el esposo note el empuje, lo sigo haciendo con el paso de los años. Estuvimos un buen rato así, no había palabras, solo la actitud impasible del marido aguantando los envites y la esposa con su actitud seria pero recibiendo el placentero mete saca de mi cipote.



El lector atento podrá pensar en este momento que una de las artes de la esposa con el corneador de turno se había saltado. Efectivamente, me refiero a que la esposa disfrute de una mamada libre, delante del marido, a un extraño que acaba de conocer. Después de darle bien, opté por sacarla, dirigir su cuerpo para que se diera la vuelta y poner mi rabo a la altura de su cara. No había hablado mucho la esposa, salvo dos o tres comentarios y asentir a todo lo que decía su marido pero en ese momento, cuando tenía la cabeza de mi polla a escasos centímetros de su cara, con firmeza, me soltó: “Solo se la chupo a mi marido”.

Me quedé un poco sorprendido y pensé entonces que podría ser verdad que se trataba de novatos. Fueron unos segundos que pasaron como horas, yo seguí con mi rabo tieso y con mi capullo apuntando al centro de su cara, miré al marido y me pareció entender un gesto como de confirmar la terrible aseveración de la esposa. Por eso, no dije ni palabra, si no que le volví indicar que se pusiera a cuatro, ayudándola, y volviendo al enrabe. El marido apretaba fuerte la mano de su esposa y acercándose a su cara, en murmullo, observe que le decía algo al respecto de la mamada. Yo en este caso, y ante el deseo de la esposa, solo hago lo que ella prefiere, sin insistir, siempre hay que ser un caballero. Ahora bien, el marido se incorporó un poco, la primera vez que lo hacía desde que empezamos. Yo sabía que no iba a cambiar esa actitud pasiva. Ya sabéis que muchos maridos en estos juegos se limitan a mirar y poco más, este ni siquiera se sacó el rabo para pajearse, supongo que lo haría luego en solitario y en casa.

Ligeramente incorporado me hizo una señal con su mirada inclinando la cara a la derecha en dirección a su mujer. No entendí muy bien y di por hecho que tocaba sacar el rabo, mantenerla tiesa y volverla a poner a la altura de la cara de la esposa. Me di dos pajazos con la mano para acelerar la lefada. La excitación del marido se notaba y más cuando dijo la esposa: "en el pecho", yo aún no estaba aún preparado para disparar por lo que seguí pajeándome a escasos centímetros de ella, dejé mi rabo suelto y os podéis imaginar como se quedó mi cara cuando sin decir nada, ella me agarró el rabo y se lo metió en la boca. Eché en falta una mamada más profunda pero tampoco tuve opción según se metió medio capullo de manera atropellada le solté dos lefazos de los que solo se escaparon fuera de su boca unas gotas por la barbilla. Y ya sabéis, se produce ese momento tenso en que termina la excitación y mi falta de experiencia hizo que según sacaba el rabo se soltaran otros dos disparos blancos, más leves que los anteriores pero suficientes para que impactaran en la rolliza cara de la esposa. El marido dejó de mirarme para centrarse en su esposa y empezar a besarla. Qué cabrón, no dejo escapar ni una gota, consciente o inconscientemente.

A partir de entonces, silencio y ligeros cuchicheos entre ellos. Entendí que era el momento del matrimonio y que el amigo, yo, sobraba en ese momento. Aproveché al ver que la chica del local entraba acompañando a otra pareja para ir al aseo. Me vestí y dándole la mano al marido para después besar, en la mejilla a la esposa, decirles que había sido un placer y que esperaba que volviéramos a coincidir en otra ocasión. Note cierta sensación de culpabilidad en la esposa que se levantó para ir al aseo cuando yo abandonaba la sala.

Iba a tomarme otro Johnnie pero eran las nueve y me daba tiempo a ir a la cervecería donde quedaba los viernes con mis amigos y me encontraría con otro tipo de ambiente aunque en las horas siguientes al encuentro con esa pareja, como ocurría siempre, se te pasaba toda la película y especialmente los detalles más subidos que te producían otro latigazo de placer en la mente.

Llevaba el abrigo en la mano, la barra ya estaba llena de gente, alcé la mano para despedirme de la relaciones públicas pero me pidió que esperara un momento, salió de la barra y se acercó a mí, ¿qué tal ha ido? Le dije que bien, que un poco novatos pero me respondió con una sonrisa y… “pues vienen mucho desde hace tiempo” para terminar, “seguro que ahora me dicen que les presente a otro amigo”. Puse en mi cara una sonrisa cómplice y le aseguré que yo había hecho todo lo que podía pero que estaba seguro de que ella necesitaba más y no quise entrar en precisiones porque veía que me iba a pedir más detalles pero no iba a soltar ninguno ya que estos detalles se quedarían, como siempre, en la sala hasta hoy que lo comparto con todos vosotros, mis queridos lectores y lectoras.

Al salir noteé un golpe de frío que me sentó fenomenal. Caí en que no habíamos intercambiado los teléfonos como había hecho con otras parejas, no hubo intención por la mía ni por la de ellos. Normal, en parejas muy convencionales de entonces se trataba de un desahogo y estoy seguro que cuando salieron del local se dirían que no lo volverían hacer pero seguro que acabarían volviendo aunque le costara al marido convencer a su rolliza esposa. Iba andando y al recordar volví a sentir el inmenso placer de su enorme culazo mientras la follaba a cuatro, del gesto del marido al verme follando a su esposa, de la cara de ella con su gesto tímido pero que se transformó en placentero cuando medio capullo mío entró en su boca, sin contar su gesto de fingir sorpresa al notar la lefada en cara…. Y eso que solo se la chupaba a su marido, supongo que eso se lo diría a todos siempre que el marido estuviera delante para encanchondarle más.

Meditando sobre aquel encuentro, revisar los detalles y la charla que tuve después con la chica del local me convencí de que no se trataba de una pareja novata, todo lo contrario, y que esa actitud de primerizos formaba parte de su fantasía y seguramente el gesto, la actitud y la frase "solo se la chupo a mi marido" aunque después de tragara medio rabo con ganas formaba parte del rito de su juego. Qué complejo es a veces el sexo en el matrimonio.

Y una última conclusión, es una pena que hayan desparecido la mayoría de estos locales, tenían su encanto y cuando se producía algún match con algún matrimonio o con alguna de las chicas solitarias que también iban, pocas pero también iban, era un placer especial. Ese ambiente, esa cachondez y esos calentones no los igualan los match de las redes sociales y eso que han facilitado mucho más los encuentros pero en detrimento de aquellos viejos y románticos locales de intercambio.



@PSetentayocho nos felicita estas fiestas y nos desea lo mejor para 2022

Este año tenemos la suerte de disfrutar, una vez más, de la felicitación navideña de una pareja amiga del blog. Muchos de vosotros los conoceréis por su nick de Twitter @PSetentayocho Pareja Setentayocho. Qué bien que podamos contar con la presencia en imagen de este monumento y de que os felicite en mi nombre a todos vosotros, mis queridos lectores y lectoras. Espero que sepáis valorarlo.
Hace algunos años tuve el honor de hacer una entrevista a esta pareja amiga, por cierto es una de las entradas más leídas. En ella nos confesaban alguno de sus gustos y alguna de sus experiencias a los que aún no la habéis disfrutar abajo tenéis el enlace.
También he publicado sus tarjetas de felicitación navideña dedicadas al blog y algunas imágenes de esta maravillosa esposa en playas de la Costa del Sol española.



En esta ocasión nos envían las tradicionales fotos al lado del abeto navideño y se observa una fusión entre el árbol y las curvas de infarto de esta gran mujer. Monumento. Sensual. Reputa, Bella... Hay muchos calificativos para ensalzar a esta gran mujer.
Ya sé que muchos de vosotros estaréis sintiendo una sana envidia por el maridito. Pocos mortales pueden tener el inmenso placer de tener un regalo tan exquisito en el árbol. Este esposo ha debido de ser muy bueno.
Yo quiero subrayar la generosidad de este matrimonio que su soltura y complicidad hacen más grande a este blog. Gracias.
Disfrutar de su imágenes de felicitación, jo, jo, jo, jo… qué diría Papa Noel.


Certifico que esta mujer está cada vez más buena. Seguro que no le faltan novios desde la complicidad de su marido.


Uffffffff¡¡¡¡¡ QUÉ MARAVILLA.


Si esta señora fuera mi esposa yo no quitaba el árbol de Navidad en todo el año.


Voy a ponerme cursi pero la luz de esta gran mujer luce más que la del árbol. Suertudos los que la disfruten. Podéis contactar con ello en su twitter, arriba está su nick.
Abajo están los enlaces de las anteriores entradas de esta gran pareja. Ojo, recomiendo precaución a los que tenéis la tensión un poco alta pero qué coño, de algo que hay que....
FELIZ NAVIDAD¡



Respira fuerte y siente el aroma de la sal que desprende esta belleza de mujer y no te olvides de darle las gracias al marido (es el autor de las fotos)

Un marido consentidor: “lo que más nos gusta a los dos son los gang bangs, a mi mujer no se le escapa una polla en ese momento y eso me pone a mil”

Hace tiempo que tenía una entrevista pendiente con esta pareja. Las imágenes que he publicado de la esposa han sido siempre un éxito y no es para menos, su belleza y su sensualidad llaman la atención a cualquiera. En esta ocasión he conseguido entrevistar al marido. Seguro que sus respuestas servirán para que muchos de vosotros, mis queridos cabrones, sepáis lo que le gusta a un marido cornudo consentidor, lo que le pone, lo que le excita...






Labor de manso y esposa contenta o “tú detrás mientras le toco el pandero a tu mujer”

Antes que nada quiero pediros disculpas, mis queridas lectoras y lectores, por el retraso en la publicación de esta entrada. Os tengo acostumbrados a una entrada mínima al mes pero es que entre vacaciones, temas laborales, colaboraciones y encuentros con nuevas parejas amigas a las que ya considero como de la familia no he tenido tiempo. Espero que me disculpéis.
Aprovecho para anunciaros que en los próximos meses, si antes no se remedia, tendré que realizar algunos cambios en el blog. El mantenerlo al día supone a parte de una inversión de tiempo y creatividad un coste que deberíamos asumir entre todos. Sí, creo que al final, aunque me duela en el alma, y si no encuentro algún patrocinador tendré que buscar alguna solución, como suscripciones o similares. Bueno, no os perdáis la última entrada os prometo que no os dejará indiferentes y ojo, todo lo que se relata ocurrió no es fruto de una fantasía cocida.

Luisito se confiesa
Os tengo que reconocer que el blog me ha permitido conocer muchos matrimonios. Con muchos de ellos he generado una relación de amistad que ha fraguado en una confianza mutua y también un notable grado de complicidad tanto en el caso de ellas, esas maravillosas esposas sueltas y abiertas, como con sus maridos esos cornudos consentidores, protagonistas vitales en estos juegos.
Bien, esa confianza y complicidad me ha convertido en algunos casos en ese amigo del matrimonio que charla con ambos, escucha y siempre que le toca aporta ese consejo para que todo fluya entre ellos.
Obviamente esa confianza me ha hecho también ser el receptor de experiencias y confesiones íntimas. Aporto a continuación el testimonio de mi buen amigo Luisito, un marido cornudo consentidor de libro que junto a su bellísima mujer se encontraron en Madrid con un joven mandingo. Podéis leer a continuación el testimonio contado en primera persona por Luisito. Por cierto, desde aquí felicito al muchacho porque no siempre se tiene la oportunidad de “interactuar” con una esposa casada de la belleza, sensualidad y categoría como la de Luisito.



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Hola, Alberto.
Sigo repasando mi archivo mental de los encuentros que he tenido con mi mujer y de los que guardo mejor recuerdo. El otro día charlando contigo, te confesé una de las citas que mi mujer y yo tuvimos con un chico de color. Ya sabes la admiración que tengo por ti y desde luego aquel encuentro no llegó a lo espectacular que fueron las citas que tuvimos contigo.

Un hotel en el centro de Madrid y un bar caribeño
Contactamos con él en un blog y en seguida nos dimos cuenta de que era un tío que valía la pena, decidido, dominante, con las ideas claras y saber estar, como tú, ¡qué más te voy a contar! Venía a trabajar a Madrid y, como buen macho, necesitaba satisfacer sus necesidades sexuales. Y qué mejor opción que desahogarse con la mujer de un cornudo, con el morbo de saber que también va a dar una alegría a una mujer insatisfecha. Me imagino el deleite que le provoca la sensación de poderío al cumplir con una mujer delante de un marido poco dotado, manso e incompetente. Se merece toda mi admiración, desde luego.
Fuimos a buscarlo a un hotel del centro de Madrid. Nos reunimos en esa misma recepción donde algo más tarde comprobaría la sonrisa de la recepcionista. Hicimos las presentaciones, a mí me prestó poca atención. Era alto y fuerte, bien plantado. Por la cara de mi mujer supe que le había gustado, seguro que había empezado a ponerse húmeda. Salimos a la calle y tardó poco en agarrarla por la cintura. Hablaban y reían los dos. “Tú detrás”, me ordenó, y eso hice, claro. Era muy excitante contemplar a mi mujer cortejada por aquél Hombre. Pronto se detuvieron y se dieron un buen morreo que yo observé con mi cara de pasmado que tú bien conoces.
Así fue el paseo, morreos continuos y un buen sobe a las nalgas de mi mujer. De vez en cuando le subía la faldita para tocarle el pandero directamente. Sabía bien a dónde llevarnos: un bar caribeño. Una buena humillación, sin duda: mi mujer y yo éramos los únicos “blanquitos”. Él metiéndole mano continuamente y yo allí como un bobo de comparsa, sentado observando sus besos y caricias. Todo el mundo tenía muy claro que yo era un cornudo. ¡Qué poderío debía sentir demostrando su virilidad superior y la potencia de su entrepierna! Pagué ante la cara burlona de la camarera y fuimos hacia el hotel en el mismo plan en el que habíamos venido.



“Pobre cornudo, ¿a dónde vas con esa ridiculez?
Le pidió la llave a la recepcionista, “van a subir un momento”. Estaba claro. Ellos continuaban agarrados y yo los seguía. “¡Abre la cama, cornudo!”. Obedecí al instante y preparé el lecho para que hiciera lo que un Hombre de verdad sabe y puede hacer. Se desnudaron mutuamente besándose y magreándose. Un Macho muy superior a mí disfrutaba de mi mujer y la hacía gozar. Por fin apareció su miembro, orgulloso y triunfante. Mi mujer lo acariciaba con deseo. Me ordenó que me quitara la ropa, intuía mi inferioridad. Y allí apareció mi pollita ridícula, mucho más al lado de su imponente verga. Comparamos de cerca: risas, cachondeo, “pobre cornudo, ¿a dónde vas con esa ridiculez? De rodillas y pónmela a tono”.
Ya tenía el pollón bastante despierto, lo empecé a chupar mientras seguían besándose y sobándose. Casi no me cabía en la boca pero conseguí ponérselo muy duro. A continuación me tocó preparar el coño de mi mujer, aunque poca falta hacía de lo mojado y abierto que estaba ya. De todas formas le di unos buenos lametones para facilitar la entrada del ariete de aquel Macho.
Le indicó a mi mujer que se pusiera a cuatro patas y a mi que le colocara el condón. Sentí un gran respeto al hacerlo, como si vistiera a un torero que va a realizar una gran faena. Separé los labios del coño de mi mujer y colaboré en la entrada de aquel atributo triunfal dentro de ella.


El “mete-saca” empezó lentamente, pero al cabo de poco el ritmo era ya acelerado. Empezaron los jadeos y gemidos de los dos, esos que yo no consigo provocar en mi mujer. Se iban poniendo muy calientes. Él decidió cambiar de postura, quería estar encima de mi mujer, así cubre un macho a una hembra con el mayor contacto posible, los cuerpos pegados, las lenguas mezclando fluidos, mi mujer sintiendo el peso y la potencia de aquel Macho. Realicé de nuevo mi trabajo de mamporrero. Ya iban a buen ritmo, su pollaza entrando y saliendo y sus cojones chocando contra el culo de mi mujer. Me ordenó que le lamiera los huevos e hice lo que pude en esa posición: me afané con la lengua, iban y venían, su culo se restregaba por mi frente, pero conseguí dar unos buenos lametones. Era como si ablandara mi frente para facilitar el nacimiento de mis cuernos.

“A una señal suya le retiré el condón”
Mi mujer se corrió. Es bastante escandalosa así que no había duda. A los pocos instantes lo hizo él, dejando patente el placer que le producía. Sentí que era una lástima el uso del condón, un Hombre así debería dejar su firma dentro de mi mujer, inyectarle su semen de Macho Alfa. Sacó lentamente su pollaza de dentro de mi mujer, orgullosa del trabajo bien hecho. Ella descansaba satisfecha boca arriba, aún gimiendo. Él me dirigió una mirada entre altiva por su superioridad y condescendiente por mis limitaciones. A una señal suya le retiré el condón; allí estaba toda su esencia de Macho Poderoso.
Era ya tarde y no hubo mucho más. Nos despedimos con la idea de vernos más adelante, como así fue. Pasamos por la recepción, mi mujer alegre y parlanchina y yo, algo avergonzado, no me atreví a mirar. Llegó muy contenta a casa y durmió muy bien. Yo también estaba contento: mi mujer estaba satisfecha y yo había colaborado con uno de mis colegas del género masculino facilitando el desahogo de sus necesidades sexuales, buena labor de manso.



Con afecto para mi novio Alberto. Espero que el cornudo las haga llegar rápido

Serán las circunstancias actuales pero estamos todos con muchas ganas. Sabéis a lo que me refiero. Ojalá que pronto todo se resuelva y volvamos a nuestra incierta vida normal. De momento, sensatez y esperar tiempos mejores que seguro vendrán.


Yo no sé vosotros pero de lo que tengo muchas ganas es de playa. Mis parejas amigas que están al otro lado del océano las están disfrutando y qué decir de mis amigos canarios, puffff qué envidia. Qué ganas de esos guarreos playeros, de ese aire limpio del mar, de ese sabor a sal en esos cuerpos… En fin, ya queda menos.
Quiero agradecer a mis amigos C y V unas fotos dedicadas. Ya sabéis la alegría que me da recibir esos regalos dedicados. Hace tiempo que me las enviaron pero he querido publicarlas ahora, la razón es técnica y la cuento al final de esta entrada.
El hecho de que mi nombre, mis iniciales en este caso, estén situadas tan cerca de ese pepote tan bello, me llena de orgullo y, claro, satisfacción. Solo el placer de verlo se podría superar si pudiera olerlo a milímetros, saborear su tacto, sentir el calor húmedo y degustar la sal que desprende. Es más, no me importaría comérmelo recién meadito. Si, soy un guarro pero un corneador amigo tiene que estar dispuesto a lo anterior y a todo lo que haga falta para que una esposa como V disfrute física y mentalmente. Vaya esto último como muestra de agradecimiento por la complicidad de su marido.
Recojo a continuación el texto que acompañaba al envío de estas fotos. Es el marido quién lo escribe:

Me ha dicho que le escriba estas palabras: "Con afecto para mi novio Alberto. Espero que el cornudo las haga llegar rápido. Seguro que lo hará, hace días que no se corre" Un reverencial saludo (el marido).

Que satisfacción para un buen cornudo poder hacer estas cosas para su hembra y para su novio. Espero que le satisfagan las fotos.


Peso además de las fotos, tengo los guasapas que intercambiaron la esposa (V) y el marido con C de cornudo (C) Gracias por la parte que me toca.




La belleza de la sonrisa vertical de esta mujer ha sido protagonista de otras entradas. Gracias a la proactividad consentidora de su marido hemos podido disfrutar. Os acordáis de:

C. y V. (I) contactan con el blog: “fue una de las mejores experiencias de mi vida ver como otro hombre se follaba a mi mujer y tenía la necesidad de contárselo a alguien”
Al finalizar el pasado verano se puso en contacto conmigo un nuevo seguidor del blog, C. es su inicial. Junto con su esposa (V.) había parado en el blog de Alberto Toro y me mandaron su impresión sobre las experiencias que publico, mis consejos, etc...

El motivo por el que se retrasó la publicación
Se me olvidaba, faltaba aclarar el retraso de este testimonio fotográfico. Hacía tiempo que venía observando como algunas de las entradas, siempre eran de las más seguidas, tenían un bajón en lecturas lo que incidía en la disminución de las visitas al blog. Conversando con otros blogueros, averiguamos que hay algunas páginas, digamos que copionas de contenido, que a través de feed enlazan a sus páginas webs directamente los texto de ciertos blogs que tenemos un número de seguidores importante (según especialidad, obviamente) Se trata, simplemente, de buscar contenidos de otros, copiarlos, y generar ingresos publicitarios en sus páginas. Ha costado solventar el problema y, de momento, los contenidos de mi blog solo se pueden seguir en esta dirección: www.corneador2011.blogspot.con Nunca he puesto pegas, ni las pondré, para que otros blogs hagan referencia a mis contenidos, o comenten tanto a favor como en contra sobre mis contenidos pero otra cosa muy distinta es que aprovechándose de la confianza que vosotros, mis queridas lectoras y lectores, me días y en muchos casos contándome vuestras experiencias para que las pueda publicar en el blog, las fusilen cuatro listos. No lo voy a consentir.
Como digo, de momento, esta anomalía ya ha sido corregida y pronto volveremos a la velocidad de crucero para la publicación de nuevos contenidos, estar atentos.
Aprovecho también para comentar otro caso, este es de hace muchos años, de un espabilado que directamente copiaba el formato del blog y con otra dirección ofrecía mis contenidos. Gracias a un lector puse los medios necesarios para cerrar aquel blog.
Que nos copien tanto nos llena de orgullo ya que el blog tiene éxito pero nos fastidia que copien directamente sin citarnos. En fin.
Y puntualizo el que nos hayan copiado no ha afectado ni afectará a los datos o referencias de los particulares que publican sus experiencias. Esto es sagrado y ya sabeis que no se da ninguna información que afecte a vuestras entidades ni se publica ninguna foto que no sea con la autorización explícita de las personas que la protagonizan.
Por último, agradeceros a todos: a los que me concedéis entrevistas privadas, a los que me enviáis vuestras experiencias y fotos para que las publique, a los que me pedís consejos, y a los muchos lectores y lectoras que sigan a diario este humilde blog. Gracias.

Lo próximo
Y ya os anuncio que la próxima entrada la vuelven a protagonizar V y C. Tiene que ver con las jaulas polleras. Ese accesorio tan en voga y que cualquier cornudo está deseando llevar. Tranquilo Claudia Sissy que tú no la protagonizas.


Estar atentos, tanto el contenido como las imágenes que V y C me han enviado para ilustrar la entrada jaulera, son cojonudas.










A veces solo es necesario preguntar a tu esposa qué es lo que quiere

El blog ha cumplido diez años. Os puedo asegurar que en este tiempo la pregunta más habitual que me hacéis es: ¿cómo puedo convencer a mi esposa? Siempre respondo lo mismo, “habla con ella”. Es necesario que te pongas en su lugar y que con sinceridad le plantees tus gustos sexuales pero preguntando cuáles son los suyos. Obvio que en lo cosmético puede haber diferencia pero en lo esencial seguro que coinciden y lo esencial no es otra cosa que: F O LL A R.



Si hay diálogo hay posibilidad. Y con ese diálogo es posible que muchos de vosotros podáis recuperar la pasión y explorar nuevas prácticas pero desde la sinceridad y poniendo las cartas sobre la mesa. Más de uno os llevaréis la agradable sorpresa de que tu esposa lo mismo tiene más ganas que tú. Eso sí, no seas tarugo, hazlo con tacto, con respeto y respetando su voluntad.

Incluyo como ejemplo de ese diálogo y la sorpresa que se puede llevar el potencial cornudo consentidor, el genial sketch “Sobremesa. Mari Carmen y José Luis” protagonizada por la gran actriz Silvia Rey. No os perdáis detalle, esa frase de “yo quiero quedarme con el coño tan cedido que hasta el martillo de Thor le haga eco por dentro” o “yo lo que quiero es que me descalabren el coño”. Genial, genial, genial…. Para fijar en mármol y bravo, bravo y bravo por la maravillosa interpretación de Silvia Rey, aprovecho para recomendaros su canal de YouTube, suscribiros cabrones.

Disfruta y cuando tengas ocasión pregunta a tu esposa qué es lo que quiere.



Lulú, esposa de Pepe (alias Pepe Corno), sabe valorar el talento senior

Seguro que a los habituales del blog no les resultaran desconocidos. Son Pepe y Lulú, una pareja amiga y que tengo el honor de ser su confidente y asesor en asuntos de cuernos. Agradezco de verdad el posado con dedicatoria que me envía Lulú y su amable reconocimiento también le doy las gracias a Pepe y le envío un fuerte abrazo por la parte que le toca.



Me detengo para explicar el significado del titular de esta entrada. Quedaros con la idea, “talento senior”. Y es que a veces nos pierde el tópico y muchas parejas a la hora de buscar corneadores ponen como requisito principal que sean jóvenes. No voy a restar ni un ápice de valor del corneador joven, potente y que da respuesta, obvio, pero también hay que valor como hace Lulú, el talento senior.




Un caballero maduro, experto, que puede y sabe como responder puede ser la delicia de muchas esposas y a la vez un nexo de conexión entre el esposo y la esposa si hay una complicidad especial con el marido cornudo.



Os puedo asegurar que he hablado con muchas parejas que juegan al cuckold y os puedo subrayar que las más expertas no rechazan a un caballero corneador y maduro. A veces hay que tener en cuenta la generosidad de estos hombres, su experiencia, su tacto y como dijo en una ocasión una buena amiga: “me encantan los viejos babosos porque veo en ellos un deseo hacia mi cuerpo y unas ganas de follar conmigo que no veo en los jovencitos sobrados que luego terminan el polvo en menos de un minuto”. La cita es literal.



También es verdad que no me gusta pontificar y que cada pareja, o mejor dicho, cada esposa tiene sus gustos y unas veces le gustará disfrutar de un muchacho potente y otras de un maduro experto y con clase que sepa propiciar el ambiente y la complicidad entre ella y su marido-corno.

A continuación va la narración que me ha enviado Pepe junto con las fotos del evento. También hay algunas anotaciones mías para ampliar y explicar los hechos y las imágenes.

Una vez más gracias a Lulú y Pepe. Por cierto, antes de que se me olvide, Pepe me pide que toméis nota de su correo por si queréis contactar directamente con ellos, es: pepecorno@gmail.com

Querido Alberto, saludos amables.

Primero que nada te envío un fuerte abrazo y te escribo para compartir otra de las travesuras de mi señora esposa, a la fecha ambos tenemos 46 años de edad, 16 de casados y 12 de cuernos, en esta ocasión, un acaudalado caballero de poco más de 70 años, nos contactó al ver unas publicaciones de mi esposa en redes sociales. Al poco ella decidió que teníamos que conocer a este señor que podría ser nuestro padre.

Tras intercambiar mensajes acordamos una salida de los tres a cenar.


(Siempre recomiendo que al no ser que se tenga muy claro el primer contacto con el corneador de turno sea para tomar una copa para charlar e intercambiar impresiones. Os aseguro que para los que somos corneadores con algunos tiros pegados el hecho de llegar y tener a la esposa ya con las bragas en la mano no es lo que más nos guste ya que también disfrutamos con el cortejo y la seducción tanto de la esposa como del marido, a la primera para encachondarla y al segundo para ganarnos su complicidad y lograr una respuesta facilitadora del enrabe)



Tengo que decirte, Alberto, que el amigo se mostró como un auténtico caballero antes, durante y después de la cena. Era encantador con Lulú y muy respetuoso conmigo. Quiero destacar de nuestro amigo la especial generosidad que mostró con mi esposa.

Durante la velada veía a Lulú muy cómoda, sonriente y desplegando su juego de seducción. Luego me confesaría Lulú que a pesar de la edad (superaba el amigo los 70) le resultaba atractivo, interesante y muy agradable. También es verdad que nuestro amigo se mantiene en forma y su apariencia elegante me recordaba a esas estrellas maduras del cine que mantienen su sex-appeal, su atractivo físico y sexual.



(Muchos aspirantes a cornudos, por lo general muchachos jóvenes que quieren iniciarse, me piden consejo. Yo siempre les digo que sean auténticos pero en el sentido de comportarse como auténticos caballeros y, por supuesto, tener educación, saber estar, una presencia agradable e intentar ser elegantes… no todo se trata de tener un cipote que rellene hueco y dispare de un cargador inagotable. Por eso les recomiendo que observen como un hombre maduro cuida los detalles de su físico y presencia y como mantiene una actitud asertiva sin ser arrogante con la mujer a la que quiere seducir. Aprendan de los maestros maduros, muchachos.)

La velada fue muy agradable y si en el previo dábamos la impresión de ser un matrimonio cenando con el jefe de uno de los dos y solo había charla, risas y educación, al iniciarse la cena y dispararse la complicidad entre mi esposa y nuestro amigo el encuentro se fue volviendo más pícaro. Lulú sabe como encender a un hombre y este amigo supo responder con algo más que miradas, me refiero a lo que hizo debajo de la mesa. Terminada la velada nos despedimos pero sin planes concretos para un segundo encuentro.

Lulú no paró de hablarme de nuestro amigo de lo que bien que le había parecido el encuentro, de su generosidad, de su estilo. Yo era feliz porque a diferencia de otros los maridos que estamos en esto esas situaciones que producen celos en algunos a nosotros nos producen un placer especial. Por lo que Lulú me iba contando no quedaba duda, habría encuentro en la tercera fase, jajajajajaja.

Lulú no paró de hablarme de nuestro amigo de lo que bien que le había parecido el encuentro, de su generosidad, de su estilo.
Cuando llegamos a casa seguimos jugando y Lulú no paró de hablarme de nuestro amigo de lo que bien que le había parecido el encuentro, de su generosidad, de su estilo. 

El match fue mutuo. Al día siguiente nuestro nuevo amigo volvió a contactar conmigo porque quería acompañarnos en una sesión de fotos con Lulú. En la cena de la noche anterior tuve ocasión de mostrarle en el móvil algunas de las fotos de Lulú en posado y en acción. No suelo hacerlo a las primeras de cambio pero este amigo me resultó tan cómplice que no tuve ningún pudor en enseñarle cosas íntimas de mi esposa mientras ella nos miraba y sonreía.

Le comenté a Lulú el interés del amigo por participar en alguna sesión fotográfica. Lulú me indicó que lo preparara todo para esa misma noche. Le mandé un Telegram a nuestro amigo para ver como le venía esa noche y a los dos segundos me contestó que nos recogía. A veces estos encuentros se eternizan para ajustar agendas y demás pero notaba que tanto mi mujer y su nuevo amante estaban deseando ir más allá. Alberto, qué cornudo me siento en ese momento que actúo de alcahuete entre mi chica y el amigo de turno y qué feliz me hace ser útil para ella.




Nos recogió, Lulú se vistió para la ocasión. Yo tenía preparada mi cámara y algunas ideas de pose aunque luego siempre improviso ya que cuando mi esposa está en acción con el amante de turno no está para poses lo que quiere es disfrutar de ese sexo furtivo y actúa como si yo no estuviera aunque luego se acuerda al ver las fotos que hago.

Nos fuimos a un bar para tomar algo, la complicidad entre ellos era casi total. Ahí es donde se nota cuando un corneador sabe lo que debe de hacer. Después del bar yo sabía lo que iba a venir, yo las llamo “travesuras de Lulú”.




Querían bailar y nos fuimos a una discoteca próxima. Lo del baile era una excusa para enredarse como tortolitos sin importarles que los vieran en una actitud más de amantes que de novios. Y yo ahí, con la cámara y la mejor de mis sonrisas en mis labios al ser testigo de otra nueva aventura de mi esposa.

Dado el cariz que el encuentro estaba tomando en la discoteca opté por aconsejarles que nos fuéramos a un motel para que estuvieran más cómodos. Te aseguro Alberto que no me hubiera sorprendido que me dijeran que ellos querían intimidad y mejor que yo me quedara fuera. Afortunadamente no fue así, estaría presente y podría hacer algunas fotos.

“Vamos al matadero”, esto fue lo que dijo el amigo mientras tanteaba por enésima vez los cachetes del culo de mi esposa. Iba detrás en el coche y podía disfrutar de como se besaban de manera lasciva y apasionada en cuanto tenían ocasión. Yo deje de existir para ellos. Yo era el marido cornudo, ellos una pareja de amantes, los tres un trío cuckold en el que el marido solo iba a mirar y hacer fotos. Ya sabía que no me dejarían ni oler las bragas de Lulú.



La intimidad de la habitación del motel hizo que Lulú se soltara aún más. El coqueteo de ella y nuestro amigo fue alcanzando el máximo nivel. Yo disfrutaba. Empezó a desvestirla como verás en las fotos. También me pidió que me apartara un poco y que le prestara la cámara, yo veía como Lulú le sonreía y medio desnuda posaba de manera sensual.

(A veces una cámara en el sexo supone un elemento que calienta la situación. El mirar en la pantalla una pose, la sonrisa… Vamos que el calentón surge. Será el fin de la posmodernidad y que todo es una pantalla y que somos los que reflejamos en una imagen de nuestro móvil pero muchas mujeres encuentran un placer especial cuando están desnudas y tienen un buen fotógrafo delante)


Lulú se cansó de mirar a cámara y el amigo la llevó a la cama. Pude comprobar la faena, espectacular. Nuestro amigo a pesar de su edad le dio a Lulú con potencia y estilo. Mi esposa disfrutó al máximo. Veía como la abrazaba, como la besaba y la relamía su cuerpo. Lulú me dijo que pocos hombres le habían comido tan bien. Nuestro amigo lo hacía de una manera lenta pero contundente. Pude observar que se vino dos veces dentro de Lulú y si no lo hubiera visto no me lo hubiera creído siendo un hombre maduro, jamás lo hubiera pensado. Si es verdad que su semen era más trasparente que el de otros amigos más jóvenes que han estado con mi esposa, serán cosas de la edad. El caso es que nuestro amigo supo como estar a la altura de Lulú. Y digo esto porque esa noche al llegar a casa mi esposa dijo que acabó más de seis veces en toda la noche, bien es verdad que multiorgásmica pero siempre que tengo un buen compañero en el partido de tenis.



Desde aquella noche nuestro amigo senior es uno de los amantes que tiene mi mujer. Se ven con cierta frecuencia aunque Lulú ya no quiere que yo esté presente, se citan a solas y a veces me entero del encuentro a los días de haberse producido.

Ya sabes Alberto que Lulú es muy romántica y que le gusta que sus encuentros sexuales se revistan de cierto grado de romanticismo. De este amigo senior siempre me dice que tiene un talento especial y una generosidad que le pone cachonda solo de pensar que van a tener un encuentro y es que Lulú ahora disfruta y valora el talento senior.

Pepe Corno.

pepecorno@gmail.com



 

En el buscador del blog puedes acceder a otras experiencias de esta entrañable pareja. Saludos. 

El AS DE PICAS lo dice todo (2/2)

No hay duda, el símbolo de la punta de la pica o lanza, bien su forma de as el icono de la reina de espadas o picas, tiene el consenso de la comunidad cuckold para otorgarle el símbolo de esta fantasía sexual.


Agradezco vuestras colaboraciones y puntualizaciones a la anterior entrada, como siempre han sido acertadas y aportan contenido de valor e interés al blog, gracias. Aprovecho para hacer una llamada y es animar a vosotras, chicas, a qué aportéis vuestra opinión y experiencia en este juego. Me consta que hay muchas lectoras pero que aún no se atreven a hacer su comentario, venga, animaros.


Como el acertado aporte de extranio2017 “Ahora que lo pienso, el finado Lemmy (Motorhead), ¿sabría de ello? Su canción más famosa fue "Ace of Spades"” Buscar la canción en youtube, aquí va la carátula del disco donde vemos ese símbolo que tanto nos gusta.


También subrayo el comentario de un lector anónimo:
“Hola a todos. Me gustaría hacer un pequeño inciso; no es un "As" de picas, si no una pica simple que denota la condición de libertad. Si la uniéramos con la "Q", diríamos que es una reina de picas que hace referencia a la esposa amante de chicos negros en especial en Norteamérica. Pero el "A" as de picas no suele hacer referencia (salvo algún caso en particular) a la condición sexual.... También podríamos encontrar la pica con una "j" o la letra griega "beta" en referencia al marido cornudo y sumiso (por lo de macho alfa o macho beta) o incluso la "K" del rey de la baraja como "rey cornudo"pero estos son mucho menos usados y aún menos vistos y además es de uso del marido...”



Interesante reflexión. Yo soy de la opinión de que el as de picas puede ser tuneado a gusto y obviamente, como dice este amigo, la simbología no queda encerrada en el as de picas si no en todos los iconos que forman parte del lenguaje cuckold.



Cierto es que la influencia de Estados Unidos: mujer blanca folla toro negro, ha dado lugar a una especialización en el juego sexual y como hemos visto en alguna de las imágenes que he recogido en esta entrada y en la anterior, vemos a mujeres (por lo general blancas o muy blancas) que interactúan con hombres negros. Obviamente esta fantasía está ahí y no podemos circunscribirla en exclusiva a los juegos que son objeto de este blog.



Aprovecho para recomendaros que si no tenéis claro que en un futuro sigáis practicando estos juegos que utilices las pegatinas-tatuajes de as de picas. Son provisionales y se pueden utilizar para algún fin de semana o salida nocturna, usar y tirar. Se pueden encontrar en Amazon, como no.



Ahora bien, un tatuaje real en una zona oculta o discreta no deja de ser un placer especial, así me lo han comentado más de un marido en referencia a los que llevan sus esposas y alguna de ellas, quizás las más coquetas, les gusta realzar una parte de su cuerpo con un bonito tatuaje referido a este juego.




El símbolo ha saltado fronteras y muchas empresas con un marketing avispado utilizan el símbolo para trasmitir un mensaje oculto en sus productos. Seguro que tendrán un público fiel al ver el as de picas en la etiqueta del producto como en este caso, un champán elitista que plasma en su etiqueta un elegante as de picas. Armand de brignac brut gold, fantástico.

Yo comparo la ilusión de ver a una mujer con el símbolo tatuado al mismo nivel de alegría y pasión que cuando veo un trébol de cuatro hojas en el campo u observo que he apostado por mi equipo ganador y termina el partido con una cara victoria.






En cualquier caso, es sorprendente ver como hay cantidad de imágenes circulando por internet, redes sociales, en las que vemos escenas de sexo (con chico negro o no) en la que la mujer realza su belleza y la pasión del momento al portar en su cuerpo el símbolo cornudo por excelencia, el as de picas o el de la reina de espadas.




Pero de la simbología de mujer blanca con tipo negro, ya hablaremos en otro momento en cuanto a la referencia que tiene en este tipo de juegos.



Enlace a la anterior entrada: 










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