Hola Alberto.
Soy un hombre de cuarenta y un años, mi nombre es XXXXX. Desde hace veinte años tengo una relación con una mujer de igual edad que la mía. Estamos casados y hemos formado una familia.
Desde la primera vez que tuvimos sexo siempre me ha excitado la idea de ver como folla con otro tio. La idea de ver como otro hombre la hace disfrutar me pone cachondo. Pero Alberto, nunca he tenido el valor de decírselo abiertamente, de plantearle la idea y llevarla a cabo.
Mi esposa, a pesar de dos embarazos, está de muy buen ver. Observo y disfruto en silencio como otros hombres la miran cuando pasa. Tiene un par de tetas de escándalo, un cuerpo redondeado y una cara preciosa. Me encantan esos momentos cuando algún hombre para su mirada en mi esposa sin importarle que esté yo delante.
A mi esposa le encanta follar. En estos veinte años de relación no ha perdido sus ganas de sexo en ningún momento. Es multiorgásmica, cuando le llega el primer orgasmo su cuerpo es una catarata. Es capaz de estar corriéndose durante horas. Estoy convencido, viendo como disfruta del sexo conmigo, que con otros hombres lo disfrutaría más y mejor.
Te explico lo anterior. A pesar de su afición por el folleteo y de mostrarse siempre dispuesta, desde hace ya algunos años a penas lo hacemos. Tres o cuatro veces al mes, como mucho, pero no es su culpa, yo soy responsable de que nuestra vida sexual se esté apagando.
Alberto, para mi es una presión enorme intentar satisfacerla. Como te he dicho antes, mi esposa es capaz de estar recibiendo mambo durante horas, es incansable, y yo sé que no puedo, no estoy a su altura. Ella, que es un cielo, me dice que no me obsesione que está plenamente satisfecha en la cama. Yo sé que no es verdad.
En los últimos años cada vez recurro menos a la penetración aunque a ella le gusta que me corra bien dentro. Alberto, a veces ni me empalmo, mi sexo con ella no pasa de comerle el chocho durante todo el tiempo que puedo y mis manos que son las que han sustituido a mi polla.
Esto me jode, porque ella es una mujer en plenitud sexual y soy consciente de los placeres que se está perdiendo, placeres que yo no puedo darle. Yo prefiero hacerme pajas. Además, mi polla ahora es pollita, cada vez la veo más pequeña.
Nuestra vida en pareja, a parte del sexo, es fantástica. Soy plenamente feliz con ella a mi lado y con la familia que hemos formado pero nuestra vida sexual no es buena.
Quiero a mi mujer, Alberto, y sé lo que ella disfrutaría con un buen macho que tuviera una gran polla, no como la mía. Me gustaría verla gemir de placer cuando un verdadero hombre la haga sentir el placer, sin miedos. Ella es aún muy joven y quiero la desahoguen en el sexo, no quiero que ella se lo pierda.
Yo sería feliz viendo como disfruta y encontrando a un amigo cómplice que la supiera dar lo que yo ya no puedo y me encantaría comerme el rabo del tío y probar la leche de semental. Sería feliz si me quitara de encima la presión de dejarla satisfecha en el sexo.
Estoy convencido que si lo llevaramos a cabo nuestra vida sexual volvería a recuperar la vitalidad que hemos perdido y también contribuiría a mejorar una relación de pareja que ahora es fantástica.
Pero Alberto, a ver como se lo explico a mi mujer. Ahí está la clave, no sé si sería capaz.
No quiero aburrirte demasiado, un abrazo y felicidades por tu blog que tanto nos ayuda los que aspiramos ser cornudos consentidores.
XXXXX
PD
Ya sé que no es una gran foto, pero creo que para que te hagas una idea de cómo es mi señora, te mando una imagen recortada. Es evidente que lo he hecho sin que ella sepa nada. Pero creo que te lo debo.
Un saludo.
Amigo Peter.
Gracias por tu correo y por tu confianza en mis consejos. Hago lo que puedo con este blog y aunque no todos los consiguen, siempre hay maridos que logran llevar a cabo la fantasía para placer de ellos pero sobre todo de sus esposas.
Por lo que hemos hablado no creo que te cueste mucho convencerla. Y me apoyo en el siguiente razonamiento:
Vuestra vida en pareja es sólida como se ha demostrado con los años. Habéis tenido una complicidad sexual que por tu culpa se ha ido perdiendo. Tu mujer sabe disfrutar del sexo, le gusta.
Bien amigo, debes aprovechar esa confianza con tu mujer para hablar del sexo sin tapujos. Plantearle tus limitaciones y tu amor hacia a ella. La quieres y quieres que ella no se pierda el sexo a partir de los cuarenta porque tú no puedes dárselo.
Habla con ella, pero ya. Estoy convencido que si se lo planteas de manera sincera y le aseguras que esto va a reforzar vuestra relación, nunca lo contrario, darás un gran paso hacia tu objetivo. Con paciencia ella te dirá el "sí quiero que lo hagamos".
Quizás, debería esperar a plantearle tu afán de comer el rabo del corneador y tragar su leche. Al menos en una primera fase, luego según vaya evolucionando seguro que ella misma te dará de comer rabo y si no se lo pides que seguro accede a ello. Ya sabes que a veces el primer paso es el más difícil, los siguientes no lo son tanto.
Peter, no esperes más, proponlo ya. Eso sí, con tacto, precaución y sinceridad. Cuando se lo propongas y empecéis con el juego de buscar un amigo ya verás como despiertas en ella una curiosidad que os hará más cómplices.
Ahora, entre tú y yo, viendo a tu mujer, estoy seguro que para cualquier corneador será un placer estar con ella. Menudo pibón. Para mí será un placer enrabarla bien dentro, como dices que le gusta. Y ya sabes que puedes contar conmigo para seguir el proceso y para encontrar a un amigo que encaje en vuestras necesidades y estilo.
Gracias por tus felicitaciones, el blog es tuyo y de todos los cornudos como tú. Espero que consigamos que tu esposa se suelte y ocupes el papel que te ha tocado con el paso del tiempo.
Ya me dirás.
Alberto Toro
Nota de Alberto Toro.
Las fotos de la esposa no se han podido publicar. Aunque esta experiencia se publica sin foto, os aseguro que ha pasado los filtros y comprobaciones necesarias para su inclusión en el blog.
Con permiso, he recurrido a algunos de los enigmáticos desnudos del genial fotógrafo Irving Penn para ilustrar la entrada. Penn fue unos de los mejores fotógrafos de Vogue. Su talento plasmó como pocos la belleza de las modelos que aparecían en la revista pero en la intimidad también supo plasmar la otra belleza real de las mujeres que eran la antítesis de las modelos de Vogue.
A todos vosotros, mis queridos lectores, os recomiendo que reviséis la obra gráfica de Penn. Os dejo a continuación un enlace del Instituto de Arte de Chicago en el que podéis disfrutar de parte de la obra de este artista.
http://www.artic.edu/aic/collections/artwork/category/473
Soy un hombre de cuarenta y un años, mi nombre es XXXXX. Desde hace veinte años tengo una relación con una mujer de igual edad que la mía. Estamos casados y hemos formado una familia.
Desde la primera vez que tuvimos sexo siempre me ha excitado la idea de ver como folla con otro tio. La idea de ver como otro hombre la hace disfrutar me pone cachondo. Pero Alberto, nunca he tenido el valor de decírselo abiertamente, de plantearle la idea y llevarla a cabo.
Mi esposa, a pesar de dos embarazos, está de muy buen ver. Observo y disfruto en silencio como otros hombres la miran cuando pasa. Tiene un par de tetas de escándalo, un cuerpo redondeado y una cara preciosa. Me encantan esos momentos cuando algún hombre para su mirada en mi esposa sin importarle que esté yo delante.
A mi esposa le encanta follar. En estos veinte años de relación no ha perdido sus ganas de sexo en ningún momento. Es multiorgásmica, cuando le llega el primer orgasmo su cuerpo es una catarata. Es capaz de estar corriéndose durante horas. Estoy convencido, viendo como disfruta del sexo conmigo, que con otros hombres lo disfrutaría más y mejor.
Te explico lo anterior. A pesar de su afición por el folleteo y de mostrarse siempre dispuesta, desde hace ya algunos años a penas lo hacemos. Tres o cuatro veces al mes, como mucho, pero no es su culpa, yo soy responsable de que nuestra vida sexual se esté apagando.
Alberto, para mi es una presión enorme intentar satisfacerla. Como te he dicho antes, mi esposa es capaz de estar recibiendo mambo durante horas, es incansable, y yo sé que no puedo, no estoy a su altura. Ella, que es un cielo, me dice que no me obsesione que está plenamente satisfecha en la cama. Yo sé que no es verdad.
En los últimos años cada vez recurro menos a la penetración aunque a ella le gusta que me corra bien dentro. Alberto, a veces ni me empalmo, mi sexo con ella no pasa de comerle el chocho durante todo el tiempo que puedo y mis manos que son las que han sustituido a mi polla.
Esto me jode, porque ella es una mujer en plenitud sexual y soy consciente de los placeres que se está perdiendo, placeres que yo no puedo darle. Yo prefiero hacerme pajas. Además, mi polla ahora es pollita, cada vez la veo más pequeña.
Nuestra vida en pareja, a parte del sexo, es fantástica. Soy plenamente feliz con ella a mi lado y con la familia que hemos formado pero nuestra vida sexual no es buena.
Quiero a mi mujer, Alberto, y sé lo que ella disfrutaría con un buen macho que tuviera una gran polla, no como la mía. Me gustaría verla gemir de placer cuando un verdadero hombre la haga sentir el placer, sin miedos. Ella es aún muy joven y quiero la desahoguen en el sexo, no quiero que ella se lo pierda.
Yo sería feliz viendo como disfruta y encontrando a un amigo cómplice que la supiera dar lo que yo ya no puedo y me encantaría comerme el rabo del tío y probar la leche de semental. Sería feliz si me quitara de encima la presión de dejarla satisfecha en el sexo.
Estoy convencido que si lo llevaramos a cabo nuestra vida sexual volvería a recuperar la vitalidad que hemos perdido y también contribuiría a mejorar una relación de pareja que ahora es fantástica.
Pero Alberto, a ver como se lo explico a mi mujer. Ahí está la clave, no sé si sería capaz.
No quiero aburrirte demasiado, un abrazo y felicidades por tu blog que tanto nos ayuda los que aspiramos ser cornudos consentidores.
XXXXX
PD
Ya sé que no es una gran foto, pero creo que para que te hagas una idea de cómo es mi señora, te mando una imagen recortada. Es evidente que lo he hecho sin que ella sepa nada. Pero creo que te lo debo.
Un saludo.
Amigo Peter.
Gracias por tu correo y por tu confianza en mis consejos. Hago lo que puedo con este blog y aunque no todos los consiguen, siempre hay maridos que logran llevar a cabo la fantasía para placer de ellos pero sobre todo de sus esposas.
Por lo que hemos hablado no creo que te cueste mucho convencerla. Y me apoyo en el siguiente razonamiento:
Vuestra vida en pareja es sólida como se ha demostrado con los años. Habéis tenido una complicidad sexual que por tu culpa se ha ido perdiendo. Tu mujer sabe disfrutar del sexo, le gusta.
Bien amigo, debes aprovechar esa confianza con tu mujer para hablar del sexo sin tapujos. Plantearle tus limitaciones y tu amor hacia a ella. La quieres y quieres que ella no se pierda el sexo a partir de los cuarenta porque tú no puedes dárselo.
Habla con ella, pero ya. Estoy convencido que si se lo planteas de manera sincera y le aseguras que esto va a reforzar vuestra relación, nunca lo contrario, darás un gran paso hacia tu objetivo. Con paciencia ella te dirá el "sí quiero que lo hagamos".
Quizás, debería esperar a plantearle tu afán de comer el rabo del corneador y tragar su leche. Al menos en una primera fase, luego según vaya evolucionando seguro que ella misma te dará de comer rabo y si no se lo pides que seguro accede a ello. Ya sabes que a veces el primer paso es el más difícil, los siguientes no lo son tanto.
Peter, no esperes más, proponlo ya. Eso sí, con tacto, precaución y sinceridad. Cuando se lo propongas y empecéis con el juego de buscar un amigo ya verás como despiertas en ella una curiosidad que os hará más cómplices.
Ahora, entre tú y yo, viendo a tu mujer, estoy seguro que para cualquier corneador será un placer estar con ella. Menudo pibón. Para mí será un placer enrabarla bien dentro, como dices que le gusta. Y ya sabes que puedes contar conmigo para seguir el proceso y para encontrar a un amigo que encaje en vuestras necesidades y estilo.
Gracias por tus felicitaciones, el blog es tuyo y de todos los cornudos como tú. Espero que consigamos que tu esposa se suelte y ocupes el papel que te ha tocado con el paso del tiempo.
Ya me dirás.
Alberto Toro
Nota de Alberto Toro.
Las fotos de la esposa no se han podido publicar. Aunque esta experiencia se publica sin foto, os aseguro que ha pasado los filtros y comprobaciones necesarias para su inclusión en el blog.
Con permiso, he recurrido a algunos de los enigmáticos desnudos del genial fotógrafo Irving Penn para ilustrar la entrada. Penn fue unos de los mejores fotógrafos de Vogue. Su talento plasmó como pocos la belleza de las modelos que aparecían en la revista pero en la intimidad también supo plasmar la otra belleza real de las mujeres que eran la antítesis de las modelos de Vogue.
A todos vosotros, mis queridos lectores, os recomiendo que reviséis la obra gráfica de Penn. Os dejo a continuación un enlace del Instituto de Arte de Chicago en el que podéis disfrutar de parte de la obra de este artista.
http://www.artic.edu/aic/collections/artwork/category/473