Hace unas semanas publiqué dos entradas sobre el significado del As de Picas en este tipo de juegos. El contenido fue comentado y algunos lectores del blog aportaron reflexiones e informaciones muy interesantes. Como siempre he dicho, este blog lo hacemos entre todos y sin vuestras aportaciones sería mucho más pobre de lo que es. Valga esto para pediros que últimamente, no sé si será por el puto COVID, no recibo tantos correos, fotos, comentarios… qué pasa, cabrones, muevan los cuernos y colaboren.
Antes de entrar en detalle, V. me comentaba que se sigue poniendo cachonda cada vez que se dirige a su marido en público y delante de más gente con el diminutivo de su nombre. Me decía V. que cuando así lo hace no puede evitar pensar en mí. Os podéis imaginar, solo con eso me pone el rabo duro.
Es una extraña mañana de mayo. V. me dice que tiene muchas ganas de sol, de aire, de pasear por la playa y observar las pollas que circulan por la orilla y comentar su dimensión y firmeza con su marido. Y por qué no, intimar con el dueño de la más bonita, grande y firme mostrándole antes el as de picas, ganar su confianza y acabar cogiendo con una mano la pollita de su marido y con la otra el pollón del bañista desconocido, ponerlas juntas y pronto buscar un lugar discreto donde comerle el rabo al invitado para que después C. me diga: “cariño, te huele la boca a polla” y solo entonces besarlo con ganas.
El caso es que a parte de lo publicado también recibí algunos correos personales en los que me enviaban felicitaciones y subrayaban su opinión y el significado que para ellos tiene este símbolo.
Con el permiso de la protagonista, V, publico dos imágenes en las que se puede disfrutar la visión de como remarca la belleza de una mujer el tener tatuado o en pegatina el símbolo del as de picas en su piel.
V. es la esposa de C. (de publicar su nombre iría en diminutivo ya que es así como nos gusta dirigirnos al marido) a parte de permitirme que publique sus bellísimas fotos me comentó personalmente lo que para ella es el as de picas.
El marido fue el primero en felicitarme por la entrada sobre el as de picas. “Es una temática que a todos los cornudos nos encanta”. También me comentó que su esposa, V., no había dado el paso de tatuarse. Entre nosotros, es de esas mujeres a las que no les hace falta llevar un as de picas, su sensualidad y el ir al lado de un cornudito como C. no deja duda. El marido me decía que se suelen agenciar unas pegatinas para la piel con el símbolo y acudir a alguna playa nudista que tienen cerca de casa. Se le llenaba la boca de placer al cornudo al relatarme: “ya se puede imaginar las miradas cuando paseaba su condición, miradas a ella y posteriormente a mí, claro… fue sensacional”.
A veces no es solo follar, siempre lo digo, si no el rito, el juego de la exhibición, la seducción con miradas, sin palabras. Obviamente el corneador y la esposa deben tener su intimidad y disfrutar del sexo sin amor, pero si con vicio cuck.
Antes de entrar en detalle, V. me comentaba que se sigue poniendo cachonda cada vez que se dirige a su marido en público y delante de más gente con el diminutivo de su nombre. Me decía V. que cuando así lo hace no puede evitar pensar en mí. Os podéis imaginar, solo con eso me pone el rabo duro.
Ojo, antes de seguir, y esto va dirigido especialmente a los muchachos que quieren iniciarse como corneadores. Este tipo de juegos no va de que un matrimonio o una pareja te llaman para que te folles a ella y hagas alguna gracieta insultando o intentando humillar al marido, NO. El buen corneador debe ser respetuoso con el cornudo, buscar su complicidad y solo humillar si la esposa te da pie a ello, si no, con que tengas una actitud seductora de caballero y una aptitud, obviamente, de responder en rabo a la señora, es suficiente.
Por lo general al marido cornudo no le va que le insultes prefiere ser humillado demostrando que follas mejor que él y que su esposa disfruta contigo follando. ¿Queda claro? Pues tomar nota y no hagáis el capullo.
El as de picas como declaración pública
V, la esposa, me dice que para ella “el as de picas es una declaración pública de que su marido es un cornudo”. Y añade, “es una declaración de intenciones, siempre que el receptor de la información (as de picas) sepa interpretarla bien pues hay machitos alfa inexpertos y ridículos que solo con verla ya se sacan la polla y van a meter”.
Ella me dice que siente un placer especial al pasear por la playa mientras es el blanco de todas las miradas. Me subraya, “con el as de picas voy diciendo, me follaré al que considere con mi marido cornudo aquí presente y observando su cabeza baja”.
Conozco muy bien lo que para esta pareja es el juego cuckold y se resume en una idea: “es cosa de dos (esposa-cornudo) + 1 corneador cómplice y en ocasiones de tres (esposa-cornudo) + 2 corneadores cómplices.
Me decía V. “a mi marido se le pone la pollita tremenda cuando lo ponen en su lugar de beta consentidor, o de inútil redomado, pero como cornudo auténtico que es, solo permite que le lleguen las humillaciones de quien también es auténtico y desprecia a los “machotes” que insultan y ofenden sin base ni conocimiento, del mismo modo que me ocurre a mí.” Aquí está una buena parte del significado real de este juego, tomar nota.
Cuando hablaba con V. era una soleada mañana de primavera y me decía: “Alberto, tienes mi consentimiento para publicar las fotos que me hizo mi marido, conservando el anonimato, claro está”. Me confesaba: “estoy deseando que llegue el verano para volver a pasear por la playa que te digo en la que más de uno y más de dos saben reconocer la pica, y exhibir así al cornudo de mi marido en público y probar alguna buena polla y hacer fotos nuevas”.
V. me explicó, “me encantan las buenas pollas, no me ponen especialmente los negros, no tengo preferencias en ese sentido ni a favor ni en contra, mi predilección son las buenas pollas, las pollas grandes y firmes que quedan tan bien al lado de la colita blandita de C.”
También charlamos sobre la conveniencia o no de una buena corrida (sin toros, perdón por el chiste) en la cara del cornudo. V. se mostró totalmente partidaria. Me dice que su marido lleva ya unas cuantas en su cara. Pero comentamos sobre una experiencia mía que publiqué en el blog y que acabó con una lluvia dorada mía y de la esposa en la cara del cornudo, (un abrazo desde aquí, Luisito)
Sobre quién lleva los pantalones en casa, V. me comentó que su marido tiene unos cojoncitos pequeñitos, los comparó con una nuez de macadamia y que no había duda, su marido “es más de faldita”.
Es una extraña mañana de mayo. V. me dice que tiene muchas ganas de sol, de aire, de pasear por la playa y observar las pollas que circulan por la orilla y comentar su dimensión y firmeza con su marido. Y por qué no, intimar con el dueño de la más bonita, grande y firme mostrándole antes el as de picas, ganar su confianza y acabar cogiendo con una mano la pollita de su marido y con la otra el pollón del bañista desconocido, ponerlas juntas y pronto buscar un lugar discreto donde comerle el rabo al invitado para que después C. me diga: “cariño, te huele la boca a polla” y solo entonces besarlo con ganas.
Alberto, me dice: “definitivamente tengo ganas de verano”.
En el siguiente enlace puedes acceder a la anterior entrada de C. y V.
C. el marido: "Se pasaron las manos por la cintura y me dejaron atrás, veía como ese desconocido corneador metía su mano bajo la falda de mi esposa"
En el siguiente enlace puedes acceder a la anterior entrada de C. y V.
C. el marido: "Se pasaron las manos por la cintura y me dejaron atrás, veía como ese desconocido corneador metía su mano bajo la falda de mi esposa"