Fue en diciembre de 2012, concretamente el día 8. Abrí mi buzón de correo y recibía el mensaje de Robert,
“Saludos desde Venezuela” decía en su asunto:
Buenas noches amigo Toro, soy seguidor de tu blog y te comento:
Mi pareja y yo nos iniciamos en swinger pero enseguida me di cuenta que me excitaba más viendo a mi esposa actuar en esos momentos que gozar yo con otras mujeres. Prefería los tríos, la verdad. Y haciendo tríos entendí que me gusta que me ponga los cuernos. Al poco de empezar con los tríos ella también fue por su cuenta y tuvo algo con algún amigo sin que yo estuviera presente, pero Alberto, no se termina de soltar. No parece que sea fácil y eso que tiene una Q tatuada en su tobillo y usa cadenitas-tobilleras con el signo cuckold y con la Q (se refiere al as de picas)
Como te digo, ya ha estado con algún amigo y después de aquel encuentro, por casualidad, me mostró algunas fotos en plena acción con su amante. Alberto, cuando las vi me excité bárbaramente y me la comí todita, tuvimos sexo increíble. Estoy dispuesto a llegar a muchas cosas dentro de estas fantasías pero como te digo ella no está del todo suelta. Yo por mi parte, aceptaría todo menos que me penetrara su amante, aunque si lo podría hacer ella con un dildo. Te mando las fotos con su amante.
Tenemos pensado ir unos días a España, ¿crees que allá será fácil conseguir hombres que noten que es la hembra de un cornudo?
Mis mejores deseos
“cornuccs”
No recuerdo bien la respuesta pero le aseguré que no le sería difícil encontrar a algún caballero corneador que entendiese que su esposa era suelta, abierta y casada con un cornudo, “consentidor o no”.
Pasó el tiempo y ya no volví a tener noticias ni de Robert ni de su esposa. Supuse que se trataría de los muchos correos que recibo de maridos o esposas que en esos momentos están plenamente convencidos de dar el paso y que luego su afán se disuelve como el azucarillo en una taza de café.
Sin embargo, hace unos días, recibí el siguiente correo:
Hola Alberto, mi esposa ha ido a Madrid a realizar unas gestiones. Mi esposa está sola en la ciudad, hasta fin de mes, ella es algo tímida pero si hay algún sitio donde pueda ligar fácilmente que vayan hombres corneadores te agradezco mucho si puedes darme una pista.
Ella tiene una Q tatuada en el tobillo sería bueno saber si hay sitios en particular donde los tipos sepan entender el mensaje, ella no es de las que dan el primer paso pero si la abordan y le caen bien actúa con naturalidad
De verdad agradezco mucho tu ayuda
Un atento saludo
Robert
A vuelta de correo le pedí a Robert más detalles y en seguida me contestó:
Ella tiene una Q tatuada en el tobillo, actualmente tiene un macho con el que está en las fotos, teníamos más fotos pero los archivos los perdimos o los borramos, tiene 47 años, es gordita, bonita la cuca (concha) o como le digan allá, la tiene grande y rica, pies lindos si te gustan los pies, es muy simpática y tiene un carácter que a todos agrada.
No es de las que toman la iniciativa pero cuando se presenta la ocasión y el hombre le gusta se va a la cama, y allí es realmente muy complaciente, me encanta saber que está tirando con otro, verla con otro, bueno tú ya sabes
No quiero que pase tantos días sin recibir sexo de un buen macho a quien por supuesto le estaré agradecido
Puedes escribirle a este email, aunque no le he dicho a ella, si te identificas pueden ponerse de acuerdo
Muchas gracias por tu atención, espero que mi mujercita vuelva satisfecha de Madrid.
Un cordial saludo
Me dirigí a los dos en un mismo correo y por supuesto me puse a disposición de Carmen, la esposa de Robert. En mi correo, le comentaba a Robert mi intención de quedar con su mujer y de sacar un testimonio gráfico del encuentro y de publicarlos en el blog, por supuesto, con el permiso de ambos.
De inmediato, Robert me respondió:
Gracias a ti, ya mi parte se cumplió, dejo a ambos para que se conozcan y se diviertan. Yo estaré a gusto con los decisiones que tomen y feliz si mi reina es complacida. Queda al criterio de ustedes, informarme o no lo que consideren conveniente.
Saludos.
RR
Ese mismo día, en mi buzón entró el correo de la esposa de Robert:
“Hola Alberto, soy la esposa de Robert, me encantaría conocerte, a partir de mañana viernes estaré por la zona de Bilbao – Tribunal, podríamos cuadrar la semana que viene. Te envío mi número XXXXXXX.
Besos y espero verte pronto.”
Y escribí a Robert,
Hola Robert, ya he contactado vía mail con Carmen. Seguramente nos veremos la próxima semana, cuando esté más libre y haya terminado acondicionar el apartamento de tus hijas.
Con casi toda seguridad me la follaré en la primera cita, no te preocupes, la trataré como ella se merece, como una reina. Por cierto, ¿sabes si le gusta recibirlo por detrás? Me refiero a sí le gusta que le follen el culo. Aunque no sé porque te lo pregunto, apostaría 20 euros a que le encanta.
Espero tu respuesta
Alberto.
Y Robert me respondió.
Estimado Alberto, espero que la folles bien y ella te complazca. Sí, le gusta que la cojan por el culo. Inclusive le gusta más cuando lo hace un amigo con el que se ve aunque sus citas son muy espaciadas. Una vez estábamos los tres y yo le dije que por qué a mí no me daba el culo como a él, y me contestó que porque el amigo lo hacía más sabroso. El tipo le gusta, es más joven que yo, tiene la polla más grande y me dice que le gusta tocarlo porque tiene el cuerpo “durito”.
La última vez lo hicieron en su oficina (pero ya hace unos seis meses) lo hicieron en la oficina de ella. La verdad es que no entiendo por qué se frena tanto si cada vez que hemos tenido oportunidad de compartir con otra pareja o en trío, ella se porta tan bien. Yo prefiero verla a ella con otro hombre que compartir con una pareja porque me excito más con ella que con otra mujer. Deseo tanto que se suelte de verdad.
Me excitaría pensar que salga con otra hembra a ligar en Madrid.
Para serte honesto, la única mujer que deseo de verdad es a ella, su cuquita me vuelve loco y sí está bien usada me excita más.
Que tengas un feliz fin de semana y de nuevo gracias por tus atenciones.
Y llegó el día, y a continuación les relato como fue todo.
Llovía en Madrid. Era una de esas tardes en las que el cielo velazqueño se torna grisáceo para interrumpirse por el inmediato negro de la noche. No dirán ustedes que cuando me pongo divino, lo soy cien por cien. Bueno, no me voy a entretener mucho en los detalles.
Esa mañana hablé por teléfono con Carmen para explicarle dónde y cuándo nos veríamos. Mis queridos amigos aspirantes a corneadores, esa llamada previa, debéis prepararla con detalle para que ella, la esposa, tenga la plena seguridad de el paso que va a dar, debéis quitarla miedos y empezar a ponerlas cachondas para que deseen el encuentro.
La hora sería las 7 de la tarde, el lugar, Plaza de España lindando con la calle Princesa. Yo la esperaría en la esquina con un paraguas azul. No eran las siete y yo estaba en el punto de encuentro, no me gusta hacer esperar a una dama pero si me gusta, cuando ocurre, verlas llegar en el coche del marido y ser testigo del beso de despedida para que minutos después ella esté en brazos de su corneador. Esta vez no ocurrió, el cornudo se había quedado al otro lado del océano, en Venezuela.
Carmen llegó puntual, pude distinguirla mientras bajaba por la calle Princesa. Segura, activa y acorde con la descripción que me había dado esa mañana por teléfono. Me presenté y ella empezó a mostrar su bella sonrisa, sonrisa que descubría una mezcla de nerviosismo y de satisfacción anticipada por el festín que se iba a dar. Para los que empiezan, amigos, ese momento es crucial, hay que cuidar todos los detalles y remarcar que uno es un corneador pero ante todo un caballero.
Pregunté a Carmen si prefería ir directamente a follar o a tomar una copa de vino para que se tranquilizara, la notaba un poco nerviosa. Ella me sonrió y optó por la copa de vino. Ya en la cafetería, en una de las que están en la conocida Plaza de los Cubos, empezamos hablar. Carmen reía, y se refería a Robert como “el loco de su marido”. Me contó el motivo de su visita a Madrid, alguna de sus aventuras previas en el mundo cuckold, de su corneador amigo en Venezuela, Rafael; y de cómo la relación sexual de su marido fue desembocando en este tipo de prácticas. Me enseño el tatuaje de la Q en el tobillo y de que tenía pensado tatuarse en Madrid el as de picas.
Apuramos el vino y después de notarle más tranquila le confesé a Carmen, textualmente: “tengo ya ganas de darte rabo, preciosa”. Su sonrisa dejó clara la respuesta, pagué la cuenta y subimos al apartamento que aquella mañana había concertado.
Carmen era una mezcla de deseo, nervios, sonrisas… Quería darme apariencia de seguridad, algo que yo le agradecí pero notaba sus nervios. Mientras echaba un vistazo al apartamento, le dije si le gustaba la postura de Peter Pan, curiosa me pregunto en qué consistía, y respondí: en follarte la boca hasta la campanilla. Sonrió.
Mientras nos íbamos desnudando, tiré a la cama unos condones y observé como Carmen miraba, a hurtadillas, mi rabo que ya se había dado cuenta de lo que le esperaba. Le dije que me enseñara el tatuaje de la Q, me lo mostró y en seguida, dirigí su boca hacia mi rabo, ella sentada y tragando, así empezó la sesión.
Carmen no decía nada, no podía, tenía la boca ocupada y yo cada vez hacía más intención de metérsela hasta el fondo, hasta tocar campanilla. No hubo problema, Carmen sabía dominar la respiración para abrir su garganta y que el cabezón de mi polla entrara hasta el fondo.
Es en estos momentos, le subrayé a Carmen, cuando más echo de menos a los maridos si no están. Me gustaría que Robert estuviera aquí. Carmen, sacó mi polla de su boca y me regalo con una de sus bellas sonrisas para decirme que a su marido le hubiera encantado estar allí, ver y atender a lo que le pidiéramos.
Volví a introducir mi polla en su boca y mientras la follaba le pregunté si Robert hubiera bajado al pilón, sin sacársela y centrada en lo que estaba haciendo me hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
Carmen seguía chupando de maravilla, ya me lo había adelantado Robert, le reconocí que en esos momentos me apetecía que la chupada fuera un poquito más salivada y sin mucha dilación, así lo hizo.
Carmen no es muy alta, salvo cuando usa tacones, mientras la mamaba y estaba sentada al borde la de la cama, mi brazo no tuvo que esforzarse mucho para acariciar una sus tetas y estrujarla a fondo el pezón. Notaba que Carmen se lo estaba pasando bien. Levanté su cuerpo y me fundí en un beso con ella, no os exagero, estuvimos un buen rato comiéndonos las bocas. Siempre he dado mucha importancia al beso para mi es imprescindible porque genera una complicidad con la esposa que facilita todo lo que viene a continuación.
Le confesé a Carmen que me encanta la postura a cuatro, ella graciosamente, como una perrita se puso en posición. Carmen, le dije, ahora es el momento. ¿De qué? Me dijo con sorpresa. Pues de poner mi firma: Alberto Toro. Ella facilitó todo el proceso. Dejé el rotulador, y cogí mi anillo goma para enlazarlo en el arranque la polla. De pie y no sin antes dar un par de cachetitos, le abrí un poco el culo y opté por empezar por el chocho. Después de que el capullo tomara la temperatura de la raja de Carmen con un simple roce, con la boca abrí un condón y me lo puse, ella miraba atenta. Carmen, como me gustaría que Robert hubiera participado engomando mi polla. Y para dentro. Chevere, me respondió Carmen.
Después de un buen rato dándola, la saque, mi rabo seguía duro y el plástico del condón, brillante de Carmen, mientras sacaba la polla un hilo de la humedad de su chocho se estiraba como una tela de araña desde la punta de mi capullo hasta su raja.
Seguí follando por detrás y haciendo pequeños intervalos para sacar alguna de las fotos que Robert me había pedido. Mientras le abría el culo, el punto de excitación me avisó que era el momento de meter el cabezón en su ojete. Avisé y Carmen sólo me respondió: Chevere. No tuve que hacer mucho esfuerzo, efectivamente, como me dijo Robert, no había problema, Situé el cabezón en el anillo de su culo y con una leve inclinación fue entrando mientras con mi mano derecha hacía que su culito vibrara. Ufff, según iba entrando, notaba como la estrechez se iba abriendo y noté como el esfínter me anillaba el rabo. Robert, y eso para ti, fue un momento mágico, sin duda. El culo de Carmen, con mi firma estampada, mostraba eso que en España llamamos carne de gallina. Qué tal Carmen, pregunté, a lo que ella me respondió; Chevere.
El grado de complicidad alcanzado nos permitió tomarnos un descanso, darnos besos como amantes y comenzar una relajada charla antes de la siguiente follada. Hablamos de Madrid, de cómo cada vez más esta ciudad está más inmersa en las fantasías cuckold, de las ciudades como Segovia que le recomendé visitar, me contó detalles de su corneador y amigo de Venezuela, Rafael, hablamos de Robert, su marido. Retomadas las fuerzas, invité a Carmen a que siguiera con su magnífica mamada interrumpida por el breve descanso. Fue entonces cuando Carmen demostró ser una auténtica tragadora de sables, uffff, amigos, que deliciosa comida, me secó un poco la polla que estaba muy salivada y me la encaperuzó para ponerse de nuevo a cuatro, me levanté y en pie viendo aquella maravillosa apertura volví a enrabarla, y rítmicamente estuvimos un buen rato mientras ella dejaba escapar tímidos gemidos.
¿Carmen, remato en el ojete o prefieres que te lefe la cara? Respondió que prefería un poquito por el culo para terminar en una corrida en sus pechos. Y así fue, de nuevo sentí el anillo de su culo ya muy abierto. Después de un buen rato disfrutando lentamente de ese contacto, saque el cipote, quité la goma y me pajee durante un rato hasta que el cosquilleo del arranque de los huevos me avisaba que la corrida venía, efectivamente, apoyé mi mano en su vientre e intenté lefarle los pechos pero la anarquía de la corrida disparó la leche, más liquida que de costumbre, por las sabanas, los pechos y la cara de Carmen.
¿Qué tal Carmen? Chevere, me dijo mientras sonreía y yo me inclinaba para besarle su sonrisa y decir: “lo que se ha perdido Robert”.
Las risas fueron el final de aquella tarde. Carmen se dio un poco de prisa para regresar a casa y yo tomé nota mental de todos los detalles para que ninguno se me escapara y se lo pudiera contar a Robert vía mail, aunque opté por escribirle un breve correo y avisarle de que estuviera atento al blog.
000000000000000
En cuanto tuve ocasión escribí un breve correo a Robert en el que decía:
Estimado Robert, tu mujer es encantadora y una auténtica puta en la cama. Disfruté muchísimo guarreándola y sacando de ella la golfa lleva en su interior. Te aseguro Robert, que la tarde de hoy pasará a la carpeta de mis cornadas preferidas. Ya te daré más detalles o lo ves directamente en el blog. No olvides la dirección, www.corneador2011.blogspot.com
Se ha portado como una campeona, la he follado el culo, el chocho, la boca y la he lefado la cara, ha estado a la altura de una auténtica hotwife. En cualquier caso, tanto a Carmen como a mí, nos gustaría que la próxima vez estés presente asumiendo y ejerciendo de fiel cornudo servidor: engomando mi rabo, mamporreando, compartiendo lefa, etc.
Robert me contestó.
Hola Alberto,
Carmen me ha enviado unas fotos con tu nombre en su nalga y no he podido sentir más orgulloso, excitación y agradecimiento. Espero verlas en tu genial blog.
Me hubiese encantado estar con ustedes y ponerte el condón y hacer lo que ambos me hubieran ordenado. Aunque me gusta compartir en tríos a mi mujer, me encanta cuando va sola y más cuando me entero después de unos días, eso me hace sentir más cornudo. Me gusta también, como ha sido el caso, saber que hace cosas con otros que a veces le cuesta hacer conmigo.
Carmen te retrata como un auténtico caballero. Te estoy muy agradecido y espero que la acompañes otro día si puedes. Ya sé que tu tiempo es limitado, ella leyó la entrada de la pareja del bar y creo que le excitaría hacerlo en un lugar público. Si tú no puedes te agradecería que le encontraras otro corneador decente para los días que aún estará en Madrid, seguro que tu elección es la acertada.
Hasta que te conoció no se había divertido mucho, por no decir nada, en Madrid. Gracias por colaborar en su emputecimiento y por todo. Alberto eres muy amable y me encanta que los cuernos me los haya montado contigo.
El próximo año esperamos volver por Madrid y me gustaría compartir con ustedes, sí es posible.
Saludos afectuosos de este cornudo consentidor y agradecido. Un abrazo.
RR
000000000000000
Al poco tiempo del anterior correo recibí otro de Carmen que decía:
Hola Alberto¡
Anoche lo pasé muy rico¡ Gracias¡
Besos CC
Y hoy mismo este correo de despedida de Carmen.
Hola Alberto
Como estas? Queria que supieras que la otra tarde la pasé riquísimo, me gustó como me cogiste por todos lados, por el culo me fascinó !!! Y como me comi tu polla (asi le dicen, no??) ricaaaa, acabaste en la cara y la dejaste mojadita con tu leche, ricooooo. Fue una experiencia maravillosa, excitante, quedé con ganas de más, ya me voy este fin. La próxima vez que venga tenemos que hacerlo con Robert para que nos ayude en todo...
Besos y espero volver a verte pronto.
Besos para ti también Carmen. Sólo me queda por decir: Chevere, Chevere, Ricooo¡¡