Toño: "no tendré problema en bajar al pilón para contentar a Cris"


Hace unos meses el amigo Toño nos contó la primera puesta de cuernos de su esposa, Cris. El testimonio de Toño es bastante bueno ya que ha sido leído por miles de vosotros, queridos lectores.
Sí en aquel primer paso pudimos comprobar el placer, casi infantil, de Toño al ver que su mujer le dejaba al cuidado de los nenes y se iba a zumbar con el corneador, en su último testimonio podréis comprobar que el placer, de ambos, ha ido en aumento y ha servido para que el matrimonio esté más unido que nunca. 
No os perdáis detalle, sobre todo los que estáis a un paso de que vuestras mujeres os pongan las primeras puntas. 


Quéridos lectores y lectoras del blog de Alberto Toro:

Seguro que los seguidores habituales del blog me conocéis. Soy Toño, el marido de Cris, me estrené como cornudo consentidor el pasado 5 de agosto y a los pocos días lo conté en primera persona en este blog. Como os podéis imaginar a aquella primera puesta de cuernos le han seguido bastantes. No estoy sorprendido, lo esperaba, desde ese instante supe que sería un cabrón consentidor el resto de mi vida. Para mi deleite, lo ocurrido durante estos meses lo corrobora cien por cien. 

Como seguidor del blog procuro estar informado de las novedades y es este el motivo por el quiero dejar este escrito, ya que en muchos de los testimonios que he leído son verdades como catedrales. Es cierto que para un cornudo recién iniciado la primera puesta de cuernos es algo que cambia la vida radicalmente, sobre todo si lleva tiempo siendo cornudo frustrado, con ella descubre algo parecido a lo que puede ser la felicidad completa junto al morbo que representan estas situaciones. Se enciende una llama gratificante en el matrimonio. En mi caso los cuernos van aumentando día a día y tanto mi esposa como yo hemos evolucionado, hemos cambiado en positivo y nuestra relación, plenamente cornuda, ha mejorado nuestro entendimiento.

En mi caso los cuernos van aumentando día a día y tanto mi esposa como yo hemos evolucionado, hemos cambiado en positivo y nuestra relación, plenamente cornuda, ha mejorado nuestro entendimiento. 

También quiero añadir que después de la primera puesta de cuernos se ha producido una transformación en mi esposa. Os explico. Yo llevaba años intentando convencerla a que diera el paso y siempre recibía negativas por su parte, incluso insultos por mi continua insistencia. Ojo, que digo insistir, no obligar. Ahora bien, una vez que se consuma la primera puesta de cuernos, mi esposa continúo teniendo dudas, pero ya dejaba a un lado su postura reacia a la práctica y ya no me respondía con insultos cuando sacaba el tema. Fue maravilloso observar en ella ese espíritu de libertad al poder disfrutar, sin ninguna atadura del matrimonio, de otros machos, de otras pollas. Ella también expresó su felicidad al comprobar el gran placer que me producía saber que ella estaba con otros hombres. Además, una vez dado el primer paso, desapareció la rutina y el aburrimiento para dar paso a otras maravillosas sensaciones. 

En nuestro caso ha supuesto un refuerzo de nuestro matrimonio y hemos conseguido una complicidad entre marido y mujer que nunca antes habíamos experimentado. Los cuernos que llevo han dado paso a una vida sin secretos entre nosotros y abierta a los placeres del sexo cornudo y consentido. 


Mi esposa ha cambiado para mejor. Valga como ejemplo que alguna de nuestras vecinas nos dicen que la ven más guapa, provocativa, atractiva… en definitiva, deseable para otros hombres, a parte de su marido, el cornudo. 

Estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por algún compañero en este blog, el placer del cornudo aumenta en función del grado de zorrería que tenga la esposa. Comparto plenamente también que el cornudo, más que estar enamorado de su esposa, debe de adorarla y venerarla como una reina, procurándola todos los caprichos que ella desee. En esos caprichos hay que incluir el favorecer todo tipo de encuentros con el corneador que ella elija, excusar sus ausencias ante el resto de la familia, procurar que ella esté tranquila para que pueda gozar al máximo con su amante, no poner pegas a la hora de que ella esté guapa para ella misma y para el resto de los hombres. Hago especial mención al hecho de preparar un bonito encuentro cuando ella regrese de estar con su amante, recibirla con alegría y demostrarle nuestra adoración para que ella pueda tener plena confianza en su marido cornudo y una complicidad que estoy seguro no tienen la inmensa mayoría de parejas y matrimonios. 

Mi esposa ha cambiado para mejor. Valga como ejemplo que alguna de nuestras vecinas nos dicen que la ven más guapa, provocativa, atractiva… en definitiva, deseable para otros hombres, a parte de su marido, el cornudo. Ahora no tiene temor en ponerse una minifalda más corta que las convencionales, ha vuelto a usar medias bonitas, zapatos de tacón, a resaltar sus escotes que enmarcan el par de tetazas que tiene y que bailan mientras camina. La noto muy abierta y sociable, más simpática, y cada día que pasa más atrevida y desinhibida. Mi esposa es alta, 1,70, un pedazo hembra, y os aseguro que desde que es infiel y libre se ha rejuvenecido. Me encanta que provoque a los demás hombres y ella sabe que tiene todo mi apoyo. 

Después de estos meses hemos asumido nuestra vida cornuda muy bien. Nos encontramos muy cómodos en los roles de puta y cornudo. Por cuestiones de trabajo viajo con frecuencia. Cuando estoy fuera estamos siempre en contacto, por el día a través del teléfono y por la noche a través del msn. En esos momentos, por la noche, aprovechamos para buscar corneadores, vemos sus características, por lo general los elegimos los dos aunque es ella la que tiene siempre la última palabra pero ella sabe que a mi me gusta dar el visto bueno del macho elegido. Ella sabe que no tiene ningún límite salvo que me tiene que hacer partícipe de sus encuentros. Desde aquel 5 de agosto ha tenido encuentros de todo tipo, desde el más simple y del que me avisó de la cita vía sms y que yo fui testigo del encuentro a través del teléfono móvil hasta otros en los que yo he estado presente como testigo invisible y sin molestar. En otras ocasiones también he participado al final, relamiendo como un perro el coño recién folladito de mi esposa. Otra vez, he acompañado a mi mujer hasta el hotel, he subido a la habitación donde le esperaba su amante, la he dejado en sus manos y me he bajado a la recepción a esperar que terminasen. Sin contar las folladas de mi mujer con alguno de sus amantes en los coches, en estas ocasiones siempre me gusta llamar para saber como va el asunto, me encanta enterarme vía teléfono de los detalles. 

Estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por algún compañero en este blog, el placer del cornudo aumenta en función del grado de zorrería que tenga la esposa. Comparto plenamente también que el cornudo, más que estar enamorado de su esposa, debe de adorarla y venerarla como una reina, procurándola todos los caprichos que ella desee. 

No cabe duda, según van aumentando mis cuernos, ella se va soltando y seguimos en un proceso de constante evolución. Valga como ejemplo el siguiente caso, hace unas semanas conoció a un corneador, buen corneador puedo decir, le pegó unos buenos polvazos que le causaron un gran impacto ya que anda encoñadita con el chaval y está deseando repetir. El otro día en casa, tranquilos, estábamos comentado sus polvos con este corneador y me sorprendió con el siguiente comentario: “ya no te veo como mi macho, sí como mi marido, pero no como mi macho en la cama a quién veo como mi macho por lo que me hace sentir es a Ricardo (el macho corneador)”. A pesar de la sutileza al contármelo comprobé que en los placeres sexuales de mi esposa, yo, el marido, ya no era el primer protagonista. 

Algo que también hemos notado es que después de una buena puesta de cuernos nuestras relaciones sexuales han aumentado en intensidad y deseo. Solemos hacer el amor después de que mi mujer haya estado con otros hombres. Es entonces cuando nos excitamos al máximo recordando como fue la follada de su macho. Mi mujer, al verme tan excitado y volcado en ella, me dice que es la recompensa merecida por ser una buena corneadora. De esta manera es doble el placer que siente, por un lado y en primer lugar, el del macho corneador y por otro el de su marido cornudo. Así está de lozana con tanta polla a su disposición. 

En muchas de las conversaciones que tenemos en la intimidad de nuestra habitación me cuenta lo mucho que se siente deseada cuando alguna vez algún macho la lleva a un club de intercambio al sentir las miradas de deseo de otros machos. Esto la excita, la hace sentir más hembra y que quieran follarla es uno de los mejores placeres que puede sentir una esposa abierta como ella. Sabe a la perfección que al conocer estos detalles me hace sentirme más cornudo y feliz. 

No cabe duda, según van aumentando mis cuernos, ella se va soltando y seguimos en un proceso de constante evolución. 

No siempre encontramos a corneadores que están a la altura. Ya en varias ocasiones ha regresado a casa insatisfecha y me ha tocado a mí, el cornudo, darle rabo para que quede contenta. Pero esto no nos desanima y en seguida volvemos a buscar a otro corneador con la esperanza de que le dé polla como ella merece. Para mí es un inmenso placer buscarle los machos que necesite, he comprobado que a ella y a mí nos gustan el mismo tipo de hombre. 

Aunque nuestra vida cornuda es relativamente corta estamos convencidos de que fue un acierto haber dado el paso. Ahora hay más diálogo entre los dos, sin tapujos, hay confianza. Valga como ejemplo la charla del pasado 21 de enero, nos había fallado uno de sus machos fijos, tenemos dos, el que nos falló y otro de Madrid. Estábamos desanimados y llegamos a la conclusión que en lugar de tener dos corneadores fijos y de confianza era mejor tener cuatro, como mínimo. Cuando digo corneador fijo y de confianza es porque es un hombre de fiar, que permite la monta a pelo, algo que nos gusta mucho a los dos. En la charla sobre el número de amantes surgieron otras fantasías que demuestran lo abierta y suelta que es ahora Cris. 

Algo que también hemos notado es que después de una buena puesta de cuernos nuestras relaciones sexuales han aumentado en intensidad y deseo. Solemos hacer el amor después de que mi mujer haya estado con otros hombres. Es entonces cuando nos excitamos al máximo recordando como fue la follada de su macho. 

Mientras charlábamos me explicó las fantasías que le gustarían llevan a cabo en el futuro y que demuestran el grado de emputecimiento que ha alcanzado en tan poco tiempo. Por ejemplo, al principio ella era reacia a que yo fuera el comepollas del corneador, ahora desea verme chupando el rabo a alguno de sus machos o haciéndolo a dúo con ella o sujetando yo el rabo mientras ella lo devora hasta el fondo. Como os podéis imaginar le dije que estuviera tranquila que no tendría ningún problema en “bajar al pilón”, a día de hoy no lo he hecho todavía pero lo haré. También me dijo que fuera preparándome para verla salir de casa con su macho de turno o que tenía pensado irse un fin de semana completo con alguno de sus amantes. Le pregunté si durante el fin de semana yo podría llamar para ver como iba el asunto a lo que me respondió: “depende, si te da permiso mi novio, sí, pero si no te lo da te jodes y te aguantas y estate preparado porque esto que te digo va a ocurrir muy pronto”. Tengo que deciros que esto último me da un poco de miedo pero reconozco que me excita bastante, ya lo tengo asumido y tendré que tragar para contentarla a ella. 

Han pasado sólo seis meses desde aquel afortunado 5 de agosto, desde entonces he evolucionado de un simple cornudo mirón a ser un mamporrero excelente y a estar preparado, y con ganas, a bajar al pilón. No puedo pasar por alto que está evolución también la ha experimentado mi esposa, que de rechazar de plano este tipo de prácticas ahora es una esposa abierta y una experta puta con el corneador de turno. Me costó mucho insistir pero una vez que lo probó no ha parado, como diría la copla: “la que lo prueba repite yo no sé por qué será” 

Saluditos cordiales.

TOÑO Y CRISANA


Testimonio desgarrador. Tampoco hay que glorificar la situación, no todos disfrutan tanto como Toño. Lo que sí es cierto es que cuando Toño hablaba de "evolución" me recordaba a un pokemon "cabrón", jejejeje. En cualquier caso, agradecemos a Cris y Toño que nos hayan hecho partícipes de su nueva vida cornuda y de la felicidad que consiguen.
A continuación dos enlaces de seguro interés: El primer testimonio de Toño y después, los 10 consejos, seguro que algún marido indeciso después de leer este testimonio se anima a dar el paso y necesita de documentación. 


 

José, “el lechero”, le pone crema al café de una esposa abierta y suelta

Nuestro amigo José, “el lechero”, nos envía un video de una de sus últimas cornadas. Enero 2012, domingo por la tarde, la protagonista estaba tomando un café con sus amigas mientras el marido disfrutaba de un partido de fútbol por televisión. Antes de volver a casa decide hacer una visita a José, quería otra café pero esta vez, con mucha leche. 

José nos comenta que minutos después de la escena que aparece en el video, el marido llamó al móvil y retrasó la lefada. Prestar atención al sonido y comprobar los gritos de placer de ella y el ritmo del bombeo, al natural. Bueno, según me comenta José, después de la llamada y de informar al marido cornudo lo que estaba sucediendo, continúo dándole lo suyo hasta el final. Cómo diría Matías Prats, “la esposa se puso las botas…” 

El marido es plenamente consciente de la relación que mantiene su esposa. “Para ellos es un disfrute más que yo goce a su mujer”, nos comenta José. Y añade: “yo creo que quien goza más es el cornudo consentidor ya que ella me dice que cuando le narra nuestra follada, el marido se pajea con mucho gusto” 

Valga como documentación para la especialización de este blog, el detalle que nos comenta José, “ella no quiere tener sexo con su marido y conmigo a la vez, pero la muy zorrona sí acepta tener una follada con otro corneador desconocido, así que cuando lo encuentre, a follar, porque está tía lo aguanta todo, menuda jaca”. Desde luego que sí, y no veas el morbo que da con las botas puestas y con ese culazo a cuatro. Fantástico. 

Para ampliar la documentación, hay que añadir que se trata de un matrimonio abierto y que con José, su corneador, mantienen una relación que va más allá del puro sexo. De hecho, nos dice el corneador: “suelo acudir a sus fiestas de cumpleaños y en la de la mayoría de edad de una de sus hijas también estuve”. Es maravilloso que los componentes del trío cornudo tengan una buena relación entre ello, demuestra el alto nivel de este matrimonio que como nos dice su cornudo: “disfrutan de la vida, sin más”. 

Espero que vosotros, queridos lectores, disfrutéis del video y lo de siempre, no sean perezosos con sus comentarios. Esta vez os dejo la siguiente pregunta, ¿sois partidarios de que la relación del corneador con la pareja, vaya más allá del hecho de zumbarse a la esposa?




Si quieres ver la anterior entrada de este amigo: José, pulsa el siguiente enlace:


Fran: "Me gustaría abarcar muchos ámbitos del cuckolding, pero hay poca gente que entienda del tema, aunque estamos abiertos a proposiciones y a conocer gente"

Ana y Fran llevan doce años juntos, los tres últimos casados. Como muchas parejas de hoy en día se conocieron vía internet. Los dos salían de relaciones rotas y se enamoraron. Me llamó la atención alguna de las confesiones que me hizo Fran y la forma de actuar de Ana en determinados momentos. Por todo esto le propuse una entrevista y que os contara a vosotros, queridos lectores, su tórrida experiencia. 

Fran nos comenta: “yo antes de conocer a Ana ya me imaginaba a mi anterior novia teniendo sexo con otros tíos o con amigos comunes, esta fantasía me llevaba de vez en cuando a disfrutar de muchos pajotes”. De aquellas fantasías de Fran hay que resaltar, como el mismo nos subraya, “imaginaba esas pollas que mi ex novia se estaría comiendo y seguro más grandes que la mía”. El hecho de conocer a Ana y de saber que ella venía de otra relación ayudó al tránsito para disfrutar en complicidad su fantasía cornuda: “ella me hablaba de los tíos con los que había estado antes que conmigo y me describía como eran sus pollas, como la follaban… dándose cuenta de lo cachondo que me ponía”. 

Fran, cómo recuerdas la primera vez que llevaste a la realidad una fantasía cornuda con Ana. 

La primera vez ocurrió en las Islas Canarias, el recuerdo del hecho son las fotos que van a continuación. En este caso el corneador era un viejo amigo de Ana con el que coincidió en Madrid estudiando la carrera. En aquellos años de estudiante, como me confió Ana, ella se follaba a todo rabo que se le ponía a tiro, siempre ha sido multiorgásmica y a menudo necesita de varios machos. 



Ana me comentaba que recordaba como le enrababa en Madrid en su época universitaria, le consideraba uno de sus mejores amantes, por su fogosidad y aguante. Yo le propuse un viaje a Tenerife y provocar la posibilidad de un encuentro con él. Al poco tiempo, Ana ya estaba enviándole mensajitos del cariz “tengo ganas de verte”. Nuestra primera mañana en Tenerife empezó con el amigo en una de las playas nudistas. Por si este hecho no fuera un sólido indicio respecto de nuestras intenciones, Ana le comentó que a mi me ponía la idea de verla con otro. La confesión, según me dijo Ana, desembocó en risas, como preámbulo a una cornada que con seguridad se iba a producir. 

¿Hubo tema ya entre Ana y el corneador en la playa? 

Si te refieres a penetración, no. Lo que si hubo fueron magreos, besos entre ellos, miradas cómplices. Tengo que agradecer a este amigo corneador que se mostró desde el primer momento solícito a los deseos de ni novia aunque con este comportamiento no quedaba dudas del papel que a mí me correspondía: cornudo consentidor.



Después de estar toda la mañana y parte de la tarde en la playa ya estaba claro lo que iba a pasar. Yo continúe siendo testigo directo del proceso, luego vinieron las copas y como la temperatura de ambos continuaba subiendo. Seguramente que me perdí alguna complicidad entre ellos porque mientras presenciaba uno de sus múltiples magreos optaron, sin consultarme, por subirse a la habitación del hotel. Sólo me dijeron que me terminara tranquilamente la copa, ya que querían estar un ratito a solas. Como te puedes imaginar, esos minutos me resultaron interminables aunque el torrente de imágenes que me venían a la cabeza me produjeron un placer especial, una mezcla de bienestar, excitación y una leve humillación, lo que me confirmaba que era un cabronazo consentidor con todas las letras. 



Después de esperar el tiempo que consideré oportuno para no molestar, subí a la habitación. No llamé a la puerta, abrí y me encontré a Ana ajustada en un 69 comiéndose el rabo completo de su amigo, mi corneador, en plan desafiante, como diciéndome, ¿no era esto lo que querías? 

Me vas a permitir Fran pero se podría utilizar la metáfora taurina de que te enfrentaste a la situación “a puerta gayola”. 

No entiendo de toros, pero sí, podría valer. La verdad es que fueron unos momentos inolvidables, pero tengo que reconocerte Alberto que el corazón me latía al máximo. Te puedes imaginar esa situación en la que ves a la que va a ser la madre de tus hijos con un tarugo entrando y saliendo de su boca. Muy fuerte, te aseguro. 

Pero Fran, eso era lo que querías, ¿no? 

Sí, por supuesto, pero una cosa es la fantasía, imaginarlo, pensarlo y otra muy distinta es verla en directo, sentir el calor, el ruido, ver como la saliva se le escapa y a la vez como ella fija sus ojos en los míos. Te puedo asegurar que me dio un poco de bajón pero que no se correspondía con mi entrepierna, tenía un empalme como hacía tiempo que no me ocurría. Ver a mi novia así, me ponía. 



No se cortaron un pelo. Parecía como si yo no estuviera. Ella le comía el rabo con un apetito sorprendente y el abrazaba su culo por detrás y le relamía el coño sin parar.

 

Ya era tarde para dar marcha atrás. Era todo un cornudo consentidor gracias a la complicidad de mi novia y a la participación de su amigo, su amante. Me sentía humillado pero a la vez experimentaba un placer maravilloso delatado por mi sorprendente erección. Tengo que confesarte Alberto que no sabía lo que me ponía más si ver a Ana actuando con esa soltura y con esa cara de placer o ver el rabazo de su amigo, una polla más grande y gorda que la mía, morena y venosa. Tenía ganas de masturbarme pero temía quedar en ridículo, pero para que engañarse, ellos ya se habrían dado cuenta o les importaba una mierda el hecho de que yo fuera un cornudo consentidor, así que opte por bajarme los pantalones y zumbármela delante de ellos. En ese momento el amigo de novia, me dirigió una mirada en la que me estaba diciendo “eres un cabronazo tío”. 



La humillación no quedó ahí. Ana me ordenó que cogiera uno de los condones y que se lo pusiera a su amante. Así que te puedes imaginar, no daba con la apertura del envoltorio y cuando lo conseguí le ponía la caperuza en el capullón y cada dos por tres se me caían, eran nervios, era la primera vez que tocaba otra polla y encima delante de mi novia, la que iba a ser la madre de mis hijos. Cuando terminé de envolver la polla en el preservativo no hizo falta que Ana me hiciera más indicación, sabía lo que venía, me tocaba ser mamporrero agarrar el troncho del rabo y dirigirlo con suavidad a la raja de ella. Después de introducirle el capullo ya era totalmente invisible para ellos. Ana se entregaba como una novia desatada, incluso aumentado su sensación de placer para encelarme aún más, como luego me confesó. Sólo había un macho, su amigo, yo estaba de más. Y la verdad es que lo consiguió pero provocando a la vez un placer especial. Al rato cambiaron de postura, pasaron de estar ella arriba a ponerse a cuatro. 

Ya te he dicho en más de una ocasión Fran que Ana tiene una de las mejores traseras que he visto. Parece como si te sonriera cuando se pone a cuatro y se abre el culo. 



Mientras le estaba dando yo continúe mi paja y al poco rato me corrí como un chaval viendo una película porno. Ese placer de la corrida pronto se enturbió por un sentimiento de culpa al ver todo lo que yo había provocado. Esta sensación me ha ocurrido otras veces y he pensado la posibilidad de ponerme un cinturón de castidad para impedir que me pajee cuando veo a mi mujer con otros. Después de correrme me dio un mal rollo tremendo, me levanté, me limpié y les dije que le esperaba por el paseo marítimo, que me llamaran al móvil cuando terminaran. No me hicieron ni caso. Salí del hotel, deambule por sus alrededores y cuando se me pasó el sentimiento de culpa me volvieron las ganas de pajearme, volvía a estar cachondo, de hecho tuve que entrar a una cafetería para ir al servicio y hacerme otra pera. 

Desde luego Fran, eres un auténtico pajillero, jejejeje. 

La llamada al móvil no se realizó y después de tener claro que no me iban a llamar, opté por subir de nuevo a la habitación del hotel. Esta vez llamé, mi novia me dio permiso. Ana estaba tumbada en la cama, recién follada, su amigo se estaba terminando de vestir. Después de abrazar y besar a Ana y de intercambiar una sonrisa cómplice, me dio la mano y se marcho. Cuando se cerró la puerta, Ana volvió a tumbarse en la cama, me miró se rió y fui directo a relamerle el chocho, se lo noté caliente, también húmedo, también note sospechosas humedades desperdigadas por las sábanas, os podéis imaginar de lo que hablo. Mirando su cara, le di las gracias por esos cuernos y confesé que en algunos momentos de esa inolvidable noche, había tenido miedo de perderlas. Ella respondió a mi sinceridad con una sonora carcajada. Aquellas cortas vacaciones terminaron pero fueron el principio de mi condición de cornudo consentidor. 



Desde luego para ser vuestro primer encuentro, se puede decir que lo superasteis con nota. ¿Has continuado siendo mamporrero en las siguientes experiencias? 

Sí, creo que forma parte del rito y una marca que te define como cornudo. A mí me fascina, la sensación de cogerla es maravillosa. Creo que debe ser práctica obligatoria en las situaciones de cornudos consentidores. 

¿Has bajado también al pilón? 

Aún no, pero tengo que decirte que no me importaría si en algún momento Ana me lo ordena. Creo que estaría a la altura y que sabría como desvestir el pantalón al corneador y prepararle la polla mientras soba y besa a mi mujer. 

Qué características para ti y para tu mujer debe tener el corneador ideal 

Buen cuerpo, si es de gimnasio mejor, marcando abdominales, con una verga adulta gruesa, venosa, gran aguante, buena corrida, cabezona, que le cueste metérsela en la boca. 

¿Os ha unido más en vuestro matrimonio este tipo de prácticas? 

Ella está viviendo una nueva adolescencia, sabe que puede follarse a quien quiera aunque tenemos que definir el tema de mi culpabilidad que me viene después de eyacular creo que la solución pasa por el cinturón de castidad que me impida pajearme cuando mi mujer está con sus amantes. 



¿Cuáles son las prácticas que os quedan por hacer dentro del universo corno? 

Follarse a un negro, a dos, ser la sumisa de un amo mientras yo me visto de doncella con zapatos de tacón, tanga y soy su esclavo, son muchas. Me gustaría abarcar muchos ámbitos del cuckolding, pero hay poca gente que entienda del tema, aunque estamos abiertos a proposiciones y a conocer gente. 

No creas Fran, cada vez son más, no te puedes imaginar el número de visitantes que tenemos y que repiten sus visitas al blog. 

Gracias Fran y dale un beso a Ana de mi parte y dile que sale muy guapa en las fotos. Y vosotros, queridos lectores, ya sabéis si queréis proponer algo a esta pareja podéis hacerlo a través de vuestros comentarios o enviándome vuestras ideas, yo, sin ninguna dilación se las haré llegar.

José, “el lechero”, vuelve a casa por Navidad

Sin duda la Navidad es momento de reencuentros. Jose, un amigo corneador y fiel seguidor de este humilde blog, nos cuenta que desde hace dos años, cuando vuelve a casa por Navidad para visitar a sus familiares, aprovecha para encontrarse también con la hija de una vecina. El caso es que la hija de esta vecina está casada y es madre de dos niñas y como podréis comprobar en el video su proceso de emputecimiento está en un estado muy avanzado. 

Jose nos cuenta que el marido de esta reina es camionero, concretamente repartidor de una conocida marca de yogures. Al parecer, no sabe nada de la afición de su mujer por la leche en rabo aunque Jose me dice que hay algo raro y cree que es cornudo consentidor. El video recoge a Jose cuando le está dando a la diosa “producto lácteo fresco” y mientras el marido hace el reparto de los yogures por la ciudad. 

Dado el ritmo que le da Jose no es de extrañar que la mujer del repartidor espere con ganas a la llegada de la Navidad. Desde luego que le gusta el yogur. Qué ustedes lo disfruten y no sean rácanos con los comentarios, si les gusta hagan el favor de escribirlo y así Jose se animará a nuevos envíos.

Por cierto, aquí va a una pregunta dirigida a los corneadores: ¿prefieren que el marido esté enterado o les da más morbo ventilarse a la esposa sabiendo que el cornudo es ignorante del hecho?


@CornudoFeliz, mi esposa suele decirme: “Mira como me coje, el sí sabe cómo, qué rico, su verga está riquísima, la tiene grande no como la tuya”

En el mes de marzo de 2011, vía twitter, tuve la ocasión de contactar con @CornudoFeliz. Muy pronto comprobé que se trataba de un cornudo consentidor auténtico y no otro de los muchos cantamañanas que circulan por la red con la fantasía de ser cabrones pero que no consiguen dar el paso y fantasean con identidades falsas y experiencias inventadas.

Después de conocer su historia le propuse hacerle una entrevista para el blog y que nos contara en primera persona su experiencia. La entrevista ha sido la más vista y leída en 2011 por los lectores del blog de corneadores, cornudos y esposas abiertas. Seguro que los lectores habituales recordáis su desgarrador testimonio: “Es mi esposa, pero también tu amante… atiéndela y disfrútala, tienen mi permiso. He aquí, un cornudo consentidor”.

Que lo que dice @CornudoFeliz es de interés para todos los que integramos esta comunidad es que alguna de sus reflexiones cornudas las incorporé directamente en el decálogo de este año: “10 Consejos para sacar de tu mujer la zorra que lleva dentro y para que tú puedas disfrutar del placer de ser un cornudo consentidor”. Vosotros, queridos lectores, habéis convertido este decálogo en una referencia para las esposas abiertas. De hecho, mucho de los comentarios, de las aclaraciones y dudas que habéis planteado a estos consejos me permitirán, próximamente, publicar el decálogo 2012, actualizado y revisado.

Por todo ello acabamos el año con una entrada que nuestro amigo @CornudoFeliz. Nos cuenta como conocieron a Ricardo, todo un corneador, no sabemos quién está más contento de tener a este macho como amante, si la esposa de @CornudoFeliz o el propio @CornudoFeliz. Podéis sacar vuestras propias conclusiones.



He descuidado un poco a Twitter, la carga de trabajo ha sido intensa pero espero compensar un poco mi ausencia con esta aportación ya que no sólo me gusta “contribuir a la causa” sino que escribir también me relaja (sobre todo en estos días) y como dicen por ahí: recordar es vivir.

Así que con la invitación de mi amigo @ToroCorneador, mando esta contribución a su blog y espero pueda ser de utilidad para todos aquellos cornudos consentidos y corneadores –en activo o que quieran serlo- y en general para todos aquellos cachondos que quieran echarle un vistazo a este estilo de vida.


Crónicas del @CornudoFeliz

Han sido días de jornadas interminables… viajes, reuniones, videoconferencias de madrugada y demás cuestiones de trabajo. Parecía que por fin mi esposa y yo tendríamos la oportunidad de salir juntos. El próximo viernes habíamos contemplado asistir a la última función de una obra de teatro que tiene muchas ganas de ver; pero como suele pasar en negociaciones de fin año, un imprevisto ha cambiado los planes. Pensé que mi esposa se molestaría al recibir la “mala” noticia ya que estaba muy entusiasmada, sin embargo, su respuesta fue indiferente. 

-Ah sí, ya me lo imaginaba… no te preocupes, voy con Ricardo-

De hecho, parecía estar aliviada de ir con Ricardo y no conmigo. En situaciones como esta es cuando viene muy bien tener a corneadores de confianza. Según me comentó, había puesto sobre aviso a varios de sus amantes por si yo le llegaba a cancelar y acertó en hacerlo. Decidió ir con Ricardo que es uno de sus amantes predilectos pero también uno de tres corneadores de confianza que tengo. Corneadores espontáneos de una sola noche van y vienen, pero los de confianza actualmente sólo son tres.



A Ricardo lo conoció hace tiempo en lo que mi esposa y yo llamamos “noche de miradas”, que consiste en llevarla a lugares públicos vestida muy sexy para atraer miradas y yo seguirla de lejos para poder excitarme viendo como los demás la observan con lujuria. Cuando Ricardo se le acercó a hacerle plática mientras mi esposa hojeaba algunas revistas en Sanborns, era evidente que hubo atracción y que Ricardo pudo sacarle una buena conversación. Procedieron a seguir charlando con un café en el restaurante del establecimiento y yo tomé asiento en una mesa a cierta distancia. Aunque no podía escuchar claramente lo que platicaban, las risas y las expresiones en sus rostros indicaban una buena química. Algunos minutos después, mi esposa le confesó todo: que era casada pero que a su marido le excitaba verla con otros y que andaba en busca de nuevos amantes para dicha aventura; después de cierta sorpresa y lleno de curiosidad, Ricardo le pidió más detalles. Mi esposa le expuso nuestra situación y le dijo que él había sido de su agrado y que si seguía interesado en pasarla bien con ella, dependía de él. Ricardo en un principio dudó de la situación y al parecer no estaba muy convencido pero a final de cuentas intercambiaron número telefónico y quedó de hablarle en unos días. Mi esposa pensó que no volveríamos a saber de él. 

–Es una lástima, es sumamente agradable y es guapo- comentó mi esposa en aquel entonces. 


Y suele suceder, que no todos los corneadores potenciales toman la proposición de la mejor manera. En el momento que mi esposa les dice de nuestro “vivant” sexual, muchos piensan que hay gato encerrado, otros que es algo desagradable, les da miedo o de plano sus intenciones con mi esposa son legítimas y hasta le proponen sacarla de “esta vida” (Ja Ja Ja!), pero es bueno para nosotros saber que tienen dudas y reservaciones, nos da una idea de con quien estamos tratando. 



Días después, Ricardo le habló a mi esposa y tras platicar un poco más acordaron una cita, conmigo incluido. Nos citamos en un agradable club de jazz. Al principio Ricardo se mostraba tenso, no era para menos pero aún con la tensión no dejaba de observar a mi esposa en ese corto, ajustado y escotado vestido negro que lucía espectacularmente y del que me jacté de haber escogido. En varias ocasiones atrapé a Ricardo observando detenidamente los atributos de mi esposa, algo que le provocaba soltar una sonrisa nerviosa a lo que yo respondía con aprobación tratando de tranquilizarlo. Al pasar los minutos, Ricardo pudo convencerse de que todo era genuino y una vez relajado, la plática fue muy amena y poco a poco fue dándole su completa atención a mi esposa, como debía ser. Fue fácil descifrar por qué a mi esposa le agradó Ricardo: un hombre de buen ver, ingenioso, seguro de sí mismo (una vez superada la idea del cornudismo consentido) con un toque de arrogancia y que la hacía reír a carcajadas con sus ocurrencias y comentarios. 



Como suele pasar, mi esposa dio el primer paso: pegándosele y tomando la mano de Ricardo para ponerla en su pierna. Ricardo volteó inmediatamente a mí, un gesto de consentimiento de mi parte fue suficiente para que la mano de Ricardo recorriera ampliamente su pierna. Poco a poco, su mano fue explorando otros lugares de mi esposa hasta llevarla a su vagina, mientras mi esposa sobaba su miembro por encima de su pantalón. El baterista de la banda de vez en cuando dirigía su mirada a nuestra mesa, apreciando la situación con una pícara sonrisa y sin perder ritmo alguno. Las caricias y manoseos entre mi esposa y Ricardo subían de intensidad discretamente hasta llegar a los besos. Aunque me encontraba al otro lado de la mesa, era como si yo poco a poco fuera desapareciendo, cada vez era menos relevante; ser ignorado para dar cabida a sus besos y manoseos provocaba en mí un exquisito torrente de adrenalina que sólo esa singular mezcla de celos y morbo puede brindar. 

-Bueno, creo que es hora de irnos a otro lugar no creen?- Propuso mi esposa, mientras Ricardo perdía la mirada en su rostro, como hechizado por ella.

-Si amor… o tú qué opinas Ricardo?- Le cuestioné… -Estoy a sus órdenes- contestó entusiasmado.


Dejamos el club, mi esposa y Ricardo subieron atrás en el auto. En el trayecto al hotel siguieron lo que habían interrumpido en la mesa del club. Para mí era difícil mantenerme concentrado en la carretera, resistirse a las imágenes del retrovisor era prácticamente imposible. Mi esposa empezó a desajustarle el cinturón y posteriormente escuché ése singular ruido que hace un zipper en su recorrido. Después, lo único que miraba en el retrovisor era el rostro de Ricardo con los ojos cerrados, haciendo muecas con sus labios. En la siguiente luz roja, eché un vistazo directo hacia atrás para ver como la cabeza de mi esposa se movía en un controlado sube-y-baja. 



Cuando por fin llegamos a nuestro hotel de costumbre, todo estaba listo, gracias al gerente que es amigo de confianza desde nuestros días de swingers principiantes. Ya en la habitación y mientras mi esposa se alistaba en el baño, parecía que regresaban los nervios de Ricardo, pero nada que unos tragos no pudieran remediar. Platicamos un poco, logrando ganarme aún más su confianza. Cuando mi esposa salió, me guiñó el ojo y se puso delante de Ricardo, pidiéndole que la desvistiera y así lo hizo. Me llevé una de las sillas a una esquina de la habitación y me puse cómodo. Cuando mi esposa quedó desnuda frente a Ricardo, siguieron los besos y manoseos, mientras ella le regresaba el favor de desvestirlo. Mi esposa hizo que Ricardo tomara asiento en la cama y le puso sus senos en su rostro, para que se diera un festín. Después mi esposa le dio un empujón juguetón, quedando Ricardo acostado, dejando a la vista una erección plena con la cual mi esposa procedió a hacer de las suyas. La mirada que ella me lanzaba mientras lamía y chupaba el pene de Ricardo provocaba en mí todo tipo de sensaciones; siempre que tiene el miembro de otro hombre en su boca y dirige su mirada a la mía, da como resultado una conexión tremendamente excitante para ambos, es indescriptible. Ricardo estuvo a punto de venirse, por lo cual le pidió a mi esposa dejarlo comerla un poco, ella le dio el gusto. Primero acostándose boca arriba y abriendo las piernas y después Ricardo la puso a gatas para comerla por detrás, no hubo rincón que la lengua de Ricardo no explorara en mi mujer, provocándole sensuales y suaves gemidos de placer. 

Ambos en cama, procedieron a fornicar en todas las posiciones, para su placer y el mío. Para ese entonces, yo ya me masturbaba en mi pequeño rincón de la habitación pero suele ser tan intensa la experiencia de ver a mi mujer con otros que es muy difícil controlarme y sólo me masturbaba por momentos. Por lo general, mientras mi esposa coje con otros me dice cosas humillantes, algo que en lo personal me excita mucho, pero todo depende de la vibra que exista en ese momento y esa vez no fue la excepción: “Mira como me coje! el sí sabe cómo! que rico!”, “su verga esta riquísima!, la tiene grande! no como la tuya!” y por su parte, los corneadores una vez que están cómodos con la idea (porque no pasa con todos) también me dicen cosas similares: “mira como goza tu mujer conmigo! Nunca podrás darle placer como yo le doy!”, “mira lo puta que es tu mujer… mira como lo disfruta!, le encanta mi verga!”, etc. En esa ocasión no fue el caso con Ricardo pero mi mujer estaba encantada en cómo la penetraba; hay ocasiones cuando los corneadores no suelen ser lo que aparentan o están incómodos y es obvio cuando mi mujer no está siendo complacida pero aun así trata de disimularlo para hacer lo mejor de la situación, para ser cortés y complacer al corneador a quién tratamos siempre como un invitado distinguido. 



Ricardo quería durar lo más posible y fueron varias las pausas que tuvieron para que no se viniera, pero llegó el momento que no pudo aguantarse más y procedió a venirse en el rostro de mi querida a petición de ella. Después de recibir hasta la última gota de semen, mi esposa suele acostumbrar a tomarse un buen par de minutos para que yo pueda apreciar como queda cubierta de ese blanco líquido viscoso, y con Ricardo los resultados siempre son interesantes. 

Después de esa noche, las citas con Ricardo se convirtieron en algo frecuente y nunca nos quedó mal. La química que mi esposa ha desarrollado con él es tremenda, se la pasan bárbaro. Para algunas citas no soy invitado pues mi esposa prefiere salir sola con él; si lo hace porque sabe que ese toque de humillación es excitante para mí o si lo hace por otra cosa no lo sé, hay una tensión sexual muy particular entre nosotros en ese aspecto, pero el resultado es el mismo y Ricardo se ha ajustado muy bien, ha entendido perfectamente su rol como corneador y sabe lo que tiene que hacer. 

Y mientras sigo refundido en cosas de trabajo, con la temporada navideña ya puedo ver algo de luz en cuanto a un buen descanso; mientras tanto, mi esposa tiene quien le atienda, como seguramente lo hará Ricardo este viernes. 

@CornudoFeliz

A continuación tenéis los enlaces para acceder a las anteriores entradas de @CornudoFeliz pero antes, incluye tu comentario. ¿Te gustaría ser un corneador de confianza de este amigo cabrón?


Un marido orgulloso de su mujer

Gloria nos envía un beso y el video que su marido realizó mientras un joven corneador introducía el estoque hasta la bola. 

A destacar: la belleza natural de esta maravillosa mujer, su soltura ante la cámara y, sobre todo, como el cornudo sin perderse detalle graba la escena y recibe, a través de la boca de Gloria, las embestidas del corneador. Sin duda, un marido orgulloso de su mujer. 

Gloria, sólo podemos decir que nos ha encantado el video, muchas gracias por tu colaboración. Esperamos más.


Cornudo: ¡No tires las radiografías de tu esposa¡



En estas fechas “tan señaladas”, muchas empresas recurren al tradicional calendario de chicas en pelota como una herramienta más para sus objetivos de marketing. Algunas empresas continúan esta tradición, muchos esperan ansiosos el calendario de Pirelli que recoge año tras año fotografías de algunas de las mujeres más bellas del mundo en poses sugerentes y parajes de ensueño. También hay empresas que superan lo tradicional, innovan y revolucionan los clásicos calendarios de pin ups. 



Así lo hizo el pasado año la empresa japonesa Eizo, que se dedica a realizar diagnósticos médicos por imágenes, es decir, las radiografías de toda la vida. En cada mes aparecía una modelo en una tradicional pose sensual y ligera de ropa, muy ligera, ya que la foto era una radiografía en ella la modelo nos muestra todo su interior. Sin duda, la idea es original, creativa y efectiva, el calendario ya ha dado muchas vueltas por el mundo. Muchos han opinado que estas imágenes denigran a la mujer y otros, sin embargo, han encontrado un punto de erotismo. Vosotros podéis opinar aquí.



Seguro que muchos de nuestros amigos lectores ya estarán pensando en coger la radiografía de su reina para enviarla a este blog y poner los dientes largos a los muchos corneadores que admiran la soltura de esas bellas esposas que nos siguen, que por cierto, cada vez son más. 

Como diría el imitador de Matías Prat: “estas chicas… lo enseñan, todo”.






Feliz Calendario Nuevo.







Carla y Paolo vacaciones en Martinica con guía corneador

El año pasado Carla y Paolo eligieron como destino para unas cortas vacaciones la isla de Martinica. Un enclave isleño en pleno Caribe y que fue descubierto por Cristóbal Colón en 1502. Unos cuantos años después, en 1635, esta isla montañosa de origen volcánico, pasó a pertenecer a Francia. La Martinica es una de las islas que forman el pequeño archipiélago de las Antillas menores. Seguramente os estaréis preguntando: ¿y este tío por qué nos suelta este rollo? Muy sencillo, el ser corneador, cornudo o esposa abierta no tiene que ser sinónimo de tarugo. Hablando de tarugos, luego veréis el del protagonista del video. 

Playas tranquilas, sol caribeño, paisajes tropicales, etc. En fin, el marco ideal para pasar una semana de vacaciones y desconectar de todo. Este era el objetivo de Carla y Paolo, pero casi al final de su estancia en Martinica, un chavalote negro muy simpático se les cruzó por el camino ofreciendo sus servicios de guía turístico. Paolo reconoce que la labia y simpatía del negrazo les sedujo al instante y aceptaron su invitación para guiarles a los lugares ocultos de la isla. Carla nos confiesa que mientras hablaban de las rutas a seguir, los tres sonrieron comprobando la sintonía que había entre ellos, a continuación, una mirada cómplice con su marido sirvió para darse cuenta de que ambos pensaban lo mismo: “al hotel”. 

Conocieron al chavalote casi al final de su estancia por lo que sólo tuvieron dos encuentros, suficientes para quedarse con ganas de volver. 

Atención, no perder detalle de cómo el negrazo bombea a la esposa de Paolo, -con potencia pero suavemente-, y como el condón se humedece de Carla. Otro detalle, deteneros y aprender, sobre todo los cornudos, como Paolo mostrando su anillo de esposo ejemplar- acaricia el pezón y levanta la camiseta para que todos veamos la escena, pero eso sí con tacto y cariño hacia el amigo corneador. 

Espero que os guste el video, tanto como le gusta al coño de Carla ser enrabado por el negrazo. Sobra el sonido. 




La Martinica, un placer de isla y un lugar ideal para pasar una semanita de vacaciones.

Hay que valorar siempre el trabajo de los guías turísticos.

Carla y Paolo, muchas gracias por vuestra colaboración y felicidades por unas vacaciones que sin duda serán inolvidables. 


Otras imágenes de Carla y Paolo
A continuación van algunas imágenes de Carla y Paolo en acción que nos censuraron y que volvemos a incluir para que las disfrutéis, esperando que no nos las vuelvan a retirar.






Como siempre, esperamos vuestra colaboración con comentarios que siempre enriquecen el contenido de este humilde blog.

A continuación el enlace de la anterior entrada de Carla y Paolo, que demuestra su predilección por los chavalotes negros:




Marce, me dijo mi esposa, ya has visto lo que querías ¿puedes esperar ahora fuera? me pone violenta que estés aquí

Siempre os hemos dicho que no hay que glorificar en demasía la fantasía de "cornudo consentidor y testigo de la cornada". Así como os recomendamos que jamás presionéis a vuestras esposas a que hagan algo que no quieren, también os decimos a los aspirantes a cornudos que debéis estar seguros del paso, hay que llevarlo con calma. "Ante todo, mucha calma".
En esta entrada nuestro amigo Marce nos narra en primera persona una relación que el buscó pero que luego no cumplió sus expectativas. Ahora bien, yo creo que sí leemos entre líneas no os quedará duda de que el amigo Marce volverá a repetir y seguramente hará de mamporrero. A veces las cosas no son como te las imaginas, si no mejor.
Y, por favor, no seáis tacaños con los comentarios... seguro que le ayudan mucho a Marce y a su esposa Anabel.

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Os envío mi historia sobre unos deseados cuernos consentidos, que se convirtieron en unos no deseados.
Espero vuestra opinión. Un saludo.
Marce.


Hacía más de dos años que lo estaba intentando y al fin, mi mujer accedió. Contactamos con un chico a través de este blog. 

Esa noche mi esposa iba a ponerme los cuernos. El chico llegó puntual. No me pareció bien quedar en ningún hotel y lo hicimos por la tarde en nuestra casa. 

Mi esposa ya estaba preparada, recién bañada. El chico llegó y saludó. Era muy educado. 

Sobre todo, nada de humillación ni nada de eso, ¿eh? le dije, eso sí que no me gusta.  No te preocupes me contestó tampoco me gusta mucho a mí, a no ser que me lo pidan. 

Mi esposa estaba muy nerviosa. Llevaba la braguita y el sujetador y comencé a masturbarla despacio. Poco a poco se iba calentando y el chico fue desnudándose y tocándose un poco.


Mi mujer se quitó el sujetador y cuando el chico vio como ese sostén de la talla 110 caía y las preciosas tetas de mi esposa se descubrían, tuvo una erección de caballo fue entonces cuando empezó a ponerse el preservativo. Yo, me sentí un poco raro… 

Se acercó a mi esposa y preguntó. ¿Estáis seguros, verdad? Como es la primera vez. Mi esposa no dijo nada, yo le dije que sí, que adelante. 

Le acercó la punta del capullo a su raja y se la metió muy despacio. Mi mujer suspiró. 

El chico le había metido unos 10 centímetros, más o menos, y bombeaba muy despacio mientras acariciaba a mi esposa. Ella estaba nerviosa, pero se dejaba hacer. 

El le hablaba susurrándole. ¿Estás bien? Le dijo. Sí, muy bien, le contestó Anabel. Todo entre susurros. 

Era como si yo no estuviese allí y me sentí un imbécil, pero bueno, era a lo que venía el chico, para eso le había llamado ¿no? 

El chico seguía bombeando muy suavemente y mi mujer comenzó a jadear un poco. Voy a metértela entera, le dijo el chaval a mi mujer. Ella no dijo nada y el, sin dejar de bombear, fue metiéndola un poco más hasta que le metió el rabo por completo. 

Ahora sólo la sacaba un poco, unos tres centímetros, y la volvía a meter hasta los huevos. Le estaba practicando una penetración muy profunda. Anabel comenzó a gemir. 

Al cabo de un rato, al fin se percataron de que yo seguía allí y el chico preguntó: ¿Quieres que me corra dentro, o me quito el preservativo y acabo en sus tetas? 

¡Hombre, no jodas¡ le dije yo, “córrete en el condón pero fuera de ella, a ver si se va a reventar la goma, jodemos el invento y me la dejas preñada”. Vale, vale, me dijo él. Mientras, las tetas de mi esposa se movían como flanes, arriba y abajo. Bombeó unos segundos más, sacó la polla de dentro de mi mujer, se pegó un par de sacudidas y llenó el condón. 

Mi esposa se quedó algo insatisfecha, lo noté. 

¿Qué hago con esto? me dijo. Trae, que lo tiro, y me llevé el condón a la basura. El hijo puta este saca casi el doble de leche que yo, pensé.

"Me sentía como un gilipollas"
Me quedé un rato en la cocina, sin saber qué pensar. Si os digo la verdad, la experiencia no me estaba gustando. Me sentía como un auténtico gilipollas. Me lavé las manos y torné al cuarto para despedirme del chico y decirle que ya valía por hoy. Pero joder, cuando entré, contemplé como el muy cabrón ya se estaba poniendo otro condón. 

Cariño, me dijo mi esposa, ya has visto lo que querías, ¿puedes esperar ahora fuera? Es que me siento muy violenta. Joder, y me salí del cuarto cerrando tras de mí. 



Qué mal rato, me cago en la puta. Además, no oía nada, no sé qué cojones estarían haciendo. Al cabo de unos minutos Anabel comenzó a gemir de nuevo y las embestidas del chaval se escuchaban perfectamente “plas, plas, plas, plas” ahora el muy cabrón la estaba follando a saco, como un animal. El somier chirriaba como si fuese a partirse y mi esposa rebuznaba como una burra. 

¡Me cago en la puta! me dije a mi mismo, no me he acordado de recordarle al cabrón este que se corra fuera del coño. Estuve apunto de entrar un par de veces, pero me quedé fuera, no quería quedar por más gilipollas de lo que era. 

El cabronazo pegó un par de gritos y se corrió. Mi esposa gritaba con él. Joder, seguro que se ha corrido dentro, será hijoputa. Salió y se fue al baño. Entré al cuarto y mi esposa estaba completamente despatarrada. El hijoputa había vuelto a llenar el condón. 

Salí al recibidor a despedirlo todo lo dignamente que pude. Llamadme cuando queráis, me dijo, y añadió “tu mujer es estupenda, espero haberla dejado satisfecha". Sí hombre, no te preocupes. 

Cuando volví al cuarto no sabía que decir a mí esposa y opté por: ¿Te ha follado bien? Sí, bien, me respondió Anabel. ¿Te has quedado a gusto? Tras un breve silenció, me dijo, “sí, sí… muy bien”. 

Estuvimos un minuto sin hablar y al fin le pregunté: ¿Se notaba mucho que la tenía más larga que yo? No, no me he fijado (joder, me estaba mintiendo) 

Y, ¿te ha dado mucho gusto cuando te la metía tan hondo? Bueno, normal, me contestó (Dios, no me lo dice para no herirme, se le nota) 



Nos echamos a dormir. Yo tuve que levantarme dos veces a masturbarme, pero me encontraba fatal. Pasaron unas semanas y no volvimos a hablar del tema, hasta que un día le pregunté: “Oye, ¿cuando yo estaba fuera del cuarto, el cabrón no se correría dentro de ti? A lo que me respondió, “chico, no pasa nada, llevaba preservativo”. Pensé, “me cago en la puta, le digo que no lo haga y en cuanto salí fuera el hijoputa hizo lo que le salió de los cojones”. No paro de pensar en que sí se llega a joder el condón y mi mujer se queda preñada, sería su responsabilidad por consentirlo. 

No creo que repitamos la experiencia pues sinceramente no me ha gustado nada. Os comento esta historia para que me digáis si a alguno de vosotros le ha pasado algo parecido. 

La conclusión que saqué es que vino un tío a mi casa, se metió en mi cama, le echo un par de polvazos a mi mujer, que a sus cuarenta años está buenísima, y se marchó. Y lo peor de todo es que yo le había llamado para ello. 

A veces las cosas no son como te las imaginas.

Exhibiendo a mí esposa con pantalón de tiro bajo y mostrando cola

Incluimos a continuación una reflexión y unas imágenes que nuestro amigo Alejo nos ha enviado para el disfrute de todos vosotros, queridos lectores.

Siempre he afirmado que el candaulismo o el placer de exhibir a la esposa o novia, en muchos casos, es el previo a ser un cornudo consentidor. También se puede considerar un grado primario de cornamenta consentida al sentir un gran placer cuando comprobamos que otros hombres ven a la esposa de una manera abierta y suelta sin llegar al contacto. Desde luego, y en esto estaréis de acuerdo conmigo, demuestra el orgullo del marido al querer compartir la belleza y la sensualidad de su esposa para el disfrute de los demás. Adelante Alejo. 


Alejo: Qué tal.

Antes de nada les aclaro que en realidad mi esposa ni se presta a las fotos y menos aún que la que les saco las subo a algún lugar. Tal vez debiera haber comenzado con más orden en mis aportes, pero les sigo contando sobre mi obsesión por el candaulismo, reconozco que años atrás sentía en realidad molestia cuando veía que alguien le clavaba los ojos o de alguna forma discreta la seguía con la vista cuando andaba de bikini, cuando íbamos por la calle o en alguna reunión. De a poco lo fui cambiando hasta encontrar esas situaciones muy excitantes (ver otros post acá en el blog).

Con mi esposa tenemos diferentes trabajos, así que a veces cuando ella debe hacer algo por el centro, pasa a buscarme por la oficina para de ahí salir a algún lado como para aprovechar su viaje a capital.



Algunas veces se queda en la oficina esperándome para de ahí salir, por supuesto de acuerdo a la forma en la que llegue vestida a veces la hago esperar algo de más.


En algún caso le ofrecí trabajar con una compu en una sala de cafetería, eso siempre en los casos en los que llega con algún pantalón de tiro bajo! Lo mejor es que le da la espalda a la puerta de entrada… como para darle recreo a los que van entrando. Van algunas fotos.

Un día pasó a buscarme y cuando vi la forma en la que estaba vestida decidí no hacerla esperar y cambiar, por lo que le pedí me acompañara a visitar a una persona con la que debía cerrar un tema simple y que me llevaría poco tiempo. Si bien nunca había hablado con esa persona de temas no relacionados al trabajo sabia de su debilidad por las mujeres en falda y sandalias. Cuando vi como había llegado mi esposa supe que se presentaba una gran oportunidad de exhibirla.



Fuimos a su oficina (muy cerca de mi trabajo), y al llegar a su oficina fuimos directamente al office a tomar un café para esperarlo y de paso juntarme con el dejándole a mi esposa cerca. 

Mi esposa y yo quedamos en los extremos de la mesa (ella haciendo unas llamadas y viendo unos papeles) cuando la persona llego no pudo disimular el clavarle los ojos en las piernas y casi inmediatamente saludarme, se la presente y ya pude ver en la mirada que le había gustado. 

Mi esposa se sentó en el otro extremo de la mesa y cruzo sus piernas. Yo quede en la otra cabecera y la otra persona a mi izquierda, junto a la mesa. Comenzamos a hablar de algún tema de trabajo y me di cuenta que cada vez que yo bajaba la vista (comenzando a escribir cosas) yo podía ver como se las ingeniaba para poder mirar hacia el otro lado obviamente con la idea de verla a ella. 


Al haberse sentado tan cerca de la mesa, se le hacía difícil mirarla, así que se levantó busco un café y como si se pusiera más cómodo alejo su silla y se sentó más lejos, con la idea de tener un mejor punto de observación. Obviamente baje la vista como para facilitarle la cosa y observar cómo se deleitaba. 

Esto duro poco tiempo pero lo suficiente como para pescar esas dos fotos y dejar mi morbo al cien por cien.



Para los que quieran entrar en contacto conmigo mi correo alejobsas200@yahoo.com.ar  No es mi correo y msn habitual, pero si escriben les doy el otro.

Pude tomar solo este par de fotos con el celular sin que ella ni el se dieran cuenta. Espero les gusten.

Los descuidos….
Los descuidos son un tema aparte…. Como siempre digo: “la ecuación : pantalón de tiro bajo + remera corta * leve inclinación = mostrada de cola o de tanga”.  Aunque muchas veces hay que darle una ayuda a la cosa.

En los siguientes enlaces se encuentran las dos entradas anteriores de Alejo:


Saca el vikingo que hay en ti

Con este sugerente eslogan, según quien lo lea, se ha presentado en España la película que pretende ser una de las más taquilleras de las próximas navidades: “Vickie el vikingo y el martillo de Thor”. Alguno de vosotros recordaréis aquella serie de dibujos animados de hace ya algunos añitos cuyo protagonista era un chaval muy espabilado que se hacía llamar Vickie “el vikingo”. ¿Ya habéis hecho memoria? Pues seguro que os acordáis de aquel casco que siempre llevaba y del que salían dos pequeños cuernitos. 



Bueno, pues ya sabéis la relación. En este blog no podíamos pasar por alto hacer referencia a la peli cuando aparecen vikingos, cuernos… En fin, que sólo falta la esposa abierta y suelta, aunque seguro que debe de estar por algún lado. 

Ya sabéis amigos, y me dirijo a aquellos que todavía no habéis encontrado el momento de abriros a vuestras esposas reconociendo la aspiración de ser cornudos consentidores, aprovechar la percha y decirles: “cielo, a mi me gustaría ser como Vickie y llevar en mi cabeza un buen par de cuernos”. Lo mismo la convencéis y os pide que busquéis un corneador, como Dios manda (frase que ahora está muy de moda) Si os toca hacerlo no deis muchas vueltas, seguro que lo encontraréis entre los muchos amigos que son lectores de este blog. 

La peli puede ser un coñazo pero me tenéis que reconocer que es una excusa perfecta. Por cierto, sería un puntito que alguno de vosotros, con motivo de la peli, os hagáis una foto con vuestras reinas pero eso sí, coronados con el casco vikingo y nos la enviáis para publicarla en el blog. Habrá premio seguro. 

Thor otra película con cuernos
Desde luego 2011 ha sido un año cinematográfico "corno". Hace unos meses se estreno la adaptación del legendario héroe de Marvel, Thor. Seguro que a alguno de vosotros os dijeron este verano: “tienes más cuernos que la película de Thor”. 





Me tenéis que reconocer que hay hombres que saben llevar con elegancia un buen par. Venga, animaros y que vuestras reinas os hagan unas fotos con un casco cornudo, enviarla a corneador.toro@gmail.com y optaréis al premio de ser seleccionados y ser los protagonistas durante un tiempo de este blog.

Dedicamos esta entrada a un amigo cornudo, que ya ha participado en este blog, y a su esposa: Antonio y Bea. Sabemos que Antonio se identifica plenamente con el vikingo Vickie .

“Ver a mi mujer follando con mi amigo fue mucho mejor de lo que me imaginaba”


Incluimos en esta ocasión la experiencia que nos cuenta un amigo de cómo fue su primera vez como cornudo consentidor. Ya sabéis que no somos partidarios de incluir testimonios que no recojan alguna foto o video de sus protagonistas, en esta ocasión hacemos la excepción por la veracidad del testimonio y porque su contenido puede aportar mucho para los cornudos indecisos. Además, comprendemos en este caso por las características de sus protagonistas que guarden su anonimato. 



Siempre me había preguntado quién sería el hombre que se follaría a mi mujer delante mía. Le propuse a mi esposa que fuera un buen amigo, uno de esos de los de toda la vida. A ella le pareció bien ya que no vivía en nuestra ciudad por lo que la situación después del encuentro no sería tan violenta si salía mal y, además, le gustaba físicamente, vamos que se ponía cachonda con él. 

Nuestro amigo anunció su visita días después. Venía a ver a su familia y de paso a sus amigos, entre ellos a nosotros. 

Yo sabía que aunque mi mujer estaba conforme en dar el paso, no tenía que forzar la situación ya que se podía echar atrás. Además, yo quería que la situación surgiese de forma natural, sin presiones de ningún tipo. La única presión era la que sentía yo en mi cabeza ya que un par de cuernos consentidos pedían paso para salir y coronarme. 

El día de la llegada de mi amigo se iba acercando y yo bromeaba con mi mujer para mantener su interés sobre el tema. Ella, unas veces estaba por la labor y otras parecía que se echaba atrás y me decía frases como: “ya veremos, igual el no quiere…” Reconozco que me pase hablando con mi esposa del asunto pero es que me ponía como una moto que un buen amigo, al que conocía desde niño, que estuvo en mi boda, se follara a mi mujer delante de mí. 

El día antes de que nos viéramos con mi amigo ella me dijo que prefería no hacerlo. Me reconoció que tenía dudas. Yo entendí que mi mujer no quería dar el paso porque veía en ella el miedo a que su físico no fuera atractivo para mi amigo. Qué equivocada estaba. Por lo que había leído en tu blog y alguno de los consejos que me habías dado, la esposa indecisa en este aspecto que luego comprueba que es deseada por un corneador aumenta su autoestima y la hace ser más segura en el sexo y por lo tanto ir más suelta y así disfrutar más. Como digo, a pesar del beneficio que supondría para mi mujer verse follada y deseada por otro hombre y las consecuencias positivas que traería para nuestra relación de pareja, no quise forzar la situación y la tranquilicé diciéndola que si ella no quería no pasaba nada, “que no iba a ocurrir y punto”. 



Así que llegó el día. Quedamos con mi amigo, dimos una vuelta por nuestra ciudad, tomamos unas cañas y recordábamos las típicas batallitas de cuando chavales. La situación apuntaba a que no iba a ocurrir nada, mi mujer me lo había dejado claro, y mi amigo era ignorante de la situación así que la velada transcurrió de manera normal. Sin embargo, mi cabeza no dejaba de dar mil vueltas a la posibilidad de que mi mujer se abriera de piernas a mi amigo. 

Después de la cena tomamos unas copitas, estuvimos bailando, nos reímos mucho y mi amigo se portó en todo momento como un caballero y mi mujer manteniendo con él unas distancias que dejaban claro que yo no podría ser esa noche el cornudo que quería ser. Es más, en alguna ocasión tuve que forzar a mi amigo para que se echara un baile con mi mujer. También, cuando veía la oportunidad, les dejaba solos con la excusa de ir al servicio o ir a por otra copa para que hablaran entre ellos y mi esposa se fuera soltando. Yo sacaba, a la primera oportunidad que tenía, el tema de los cornudos pero sólo mi mujer se daba por aludida y sin que diera una respuesta positiva. 

Tras la última copa decidimos irnos. Insistí en que mi amigo se quedara a dormir en casa, dada las horas que eran, las copas y que no me apetecía llevarle a la de sus padres donde se alojaba durante su visita. Era mi excusa por si al final se hacía realidad mi fantasía. 

Apagamos la luz, mi amigo se fue a su habitación y nosotros a la nuestra. Mi mujer y yo empezamos a hablar sobre nuestro amigo y me confesó que en algún momento se le había pasado por la cabeza insinuarse, especialmente cuando yo no estaba pero que se cortó de hacerlo. Entonces vi una posibilidad. 

Mientras se desnudaba le comenté que esa noche estaba realmente guapa, que me había dado cuenta que mi amigo no le quitaba el ojo de encima, que se comía su culo con los ojos y me inventé una conversación con mi amigo en el que me reconocía que ella le ponía muy caliente… Noté que mi mujer se ponía cachonda y empecé a acariciarla y besarla, fue entonces cuando me fui directamente a su raja y empecé a comérmela. Notaba lo húmeda y calentorra que estaba. Después, empezamos a follar y fue en ese momento cuando empecé a decirle si le apetecía estar con mi amigo, si no se imaginaba lo que era notar dentro de ella otra polla que no fuera la mía, sentir otros labios… 






Y me dijo que sí, como lo había hecho otras veces pero en esta ocasión teníamos al segundo hombre en la habitación de abajo. Pregunté, por última vez, si quería que fuese a avisar a mi amigo y fue cuando lo soltó “venga, cabrón, corre a llamarle para que me folle”. Me dejó sorprendido y como un chiquillo fui a la habitación donde estaba mi amigo. 

Cuando le desperté se quedó sorprendido y me preguntó si ocurría algo. No se lo esperaba pero le propuse hacer un trío con mi esposa. Me respondió que estaba loco y se empezó a reír. Volví a insistir y al final se levantó y me acompañó a la habitación donde nos esperaba mi mujer. 

Ella estaba desnuda sobre la cama como yo la había dejado fue cuando pude comprobar la sonrisa de ambos y la complicidad que tenían. Aquella señal hizo sentirme un auténtico cornudo consentidor, todo apuntaba a que ellos dos ya habían pactado el encuentro y habían estado jugando conmigo. 



Aunque querían dar la apariencia de que los dos estaban un poco cortados y me hicieron actuar un poco de guía y de animador de ambos para que follaran, a los pocos segundos no hizo falta mi ánimo ya que se estaban comiendo la boca los dos como locos y a continuación empezaron a comerse chocho y rabo con una pasión que me hacía feliz. 

Yo pasé entonces a ser un mero observador. Estaba alucinado de ver en esa situación a mi mujer y por un lado sentía el placer de comprobar que era ya una esposa abierta y yo un marido cornudo consentidor. Tengo que reconoceros que ver a mi amigo follando a mi esposa sin cortarse un pelo me hizo feliz y también me hizo sentir un pelín de celos pero era maravilloso experimentar esa ambigüedad y, sobre todo, comprobar, en directo, como mi esposa se corría y ponía esa cara de placer y de vicio. 

Mi amigo y mi esposa se complementaban perfectamente en el polvo. Yo, cuando la postura en la que follaban me lo permitía, le daba algún beso a mi mujer pero ella estaba a lo que estaba. En uno de esos momentos mi amigo y mi esposa me miraron y se rieron a dúo… fue muy morboso. Pero también sentí mucho placer cuando mi amigo puso a cuatro a mi esposa y me indicó que le abriera el culo para que se la follase a lo perro. Pude ver a escasos centímetros como el rabo de mi amigo entraba y salía del coño de mi mujer, como tropezaba con su ojete y temí en ese momento que sí lefaba algún chorro podía ir directo a mi cara. 



Fue increíble. Mi mujer se corrió varias veces como una loca. En una de ellas tuve que sujetarle la cabeza y besarla en la frente para reconocer mi posición de cornudo consentidor. Por fin lo había conseguido, había convencido a mi esposa, estaba muy excitado, de vez en cuando me pajeaba al verlos, era maravilloso. Tengo que reconocer que me ponía especialmente cachondo ver las ganas que ponían los dos, especialmente mi mujer… la que se había echado para atrás y que a la primera oportunidad de follarse a otro tío delante de mí lo hacía con ese descaro y esa soltura. 

Estuve a punto de correrme pero esperé a que mi amigo lo hiciera. Luego se abrazaron y estuvieron un buen tiempo besándose como si yo no estuviera. Mi mujer me pidió que fuera a por unas copas para los dos. Dócilmente seguí sus indicaciones y me fui a por ellas, eso sí, totalmente empalmado. 


Estuvieron un rato los dos en mi cama. Después mi amigo se levantó me dio una palmada en la espalda y se levantó a orinar y a continuación se fue a su habitación. Nos quedamos a solas mi mujer y yo. Su cara de satisfacción y su sonrisa me confirmaban que ella había disfrutado tanto como yo, sin mediar palabras nos pusimos a hacer el amor. Pude sentir todavía el aroma de mi amigo y comprobar que mi mujer quería más rabo y estaba completamente abierta. 

Fue una de las mejores noches de mi vida.
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