Un amigo, lector y seguidor del blog, me comentó hace unos días que estaba intentando convencer a su mujer para un trío HMH (para los que no están muy puestos, se trata de dos hombres para una sola dama) Al contrario de lo que les ocurre a muchas esposas cuando sus maridos les proponen el juego, la mujer de amigo no le hizo ascos pero se negó a llevarlo a cabo porque le daba vergüenza.
Mi amigo se ha comprometido a hacerle llegar todos sus comentarios y a contarnos el final de la historia. También, me ha asegurado que tienen un viaje pendiente a Madrid, ya se imaginan lo que podrá ocurrir.
Bueno, y ahora, queridos lectores, dejen sus comentarios para que esta preciosidad esté segura de que no va a defraudar, al contrario, y para que también disfrute de un auténtico trío,
Se me olvidaba, y por las normas de estilo de este blog, no puedo pasar por alto que mi amigo, esposo de esta belleza, es cornudo convencido y por supuesto, consentidor pero de los que le gusta participar... en esos momentos.
Mi amigo después de hablar con su mujer, descubrió que esa vergüenza no era porque le hiciera ascos a buen polvazo con otro tío y su marido, si no que no se veía segura porque teme que su físico no esté a la altura de esos momentos. Cito lo que me dijo mi amigo: “no se ve buena”.
Obviamente, me puse a su disposición y le sugerí que publicáramos unas fotos de ella, por supuesto con su consentimiento, para que vosotros, queridos lectores, a través de comentarios le echéis una mano para convencerla de que está para echarla veinte polvos sin sacarla.
Cuando vi las fotos le comenté a mi amigo: “Uffff, joder, qué pedazo de mujer, qué rica, qué cuerpo, qué suelta se la ve y qué bien le sienta la lencería que lleva. Le puedes decir a tu esposa que está riquísima”.
Obviamente, me puse a su disposición y le sugerí que publicáramos unas fotos de ella, por supuesto con su consentimiento, para que vosotros, queridos lectores, a través de comentarios le echéis una mano para convencerla de que está para echarla veinte polvos sin sacarla.
Cuando vi las fotos le comenté a mi amigo: “Uffff, joder, qué pedazo de mujer, qué rica, qué cuerpo, qué suelta se la ve y qué bien le sienta la lencería que lleva. Le puedes decir a tu esposa que está riquísima”.
Mi amigo se ha comprometido a hacerle llegar todos sus comentarios y a contarnos el final de la historia. También, me ha asegurado que tienen un viaje pendiente a Madrid, ya se imaginan lo que podrá ocurrir.
Bueno, y ahora, queridos lectores, dejen sus comentarios para que esta preciosidad esté segura de que no va a defraudar, al contrario, y para que también disfrute de un auténtico trío,
Se me olvidaba, y por las normas de estilo de este blog, no puedo pasar por alto que mi amigo, esposo de esta belleza, es cornudo convencido y por supuesto, consentidor pero de los que le gusta participar... en esos momentos.