César, marido cornudo consentidor (2ª entrega): "Ya no había vuelta atrás, otro hombre se estaba cojiendo a mi esposa y yo, escondido, lo estaba contemplando todo”

A la vista de algunos comentarios que habéis publicado en la anterior entrada - César, marido cornudo consentidor: "Desde que mi esposa tiene amante yo soy el que lava sus tanguitas"-, nuestro amigo César quiere puntualizar algunos hechos de su primera experiencia y dar algún detalle del encuentro de Pompi, su esposa, con su amante, en su casa y en la cama del matrimonio. A continuación tenéis el testimonio.
No lo dejo para después, esta pareja amiga es de Argentina y están abiertos a conocer amigos corneadores. Me consta que algún chavalote de España se lo montó muy bien y de no ser por la distancia seguro que habría sido uno de los nuevos amantes de Pompi. Si queréis contactar con ellos, en los comentarios que publiquéis, especificar vuestro correo electrónico (no público números de teléfono)
Por cierto, disfrutar de la visión de Pompi, una belleza argentina con unas curvas que vuelven loco a cualquiera.



César aclara
Hola a todas las lectoras y lectores del blog de Alberto Toro. Pompi y yo (el cornudo) queremos agradecerles sus comentarios a la entrada que publicó nuestro amigo Alberto. Tengo que decirles que a mi esposa le ha encantado leer todas sus aportaciones y le hubiera gustado responder a todas ellas en persona, pena que la distancia sea un impedimento, somos de Argentina.
A Ignacio, gracias especiales por tus comentarios, te aseguro que voy a poner en práctica los consejos que me envías.
Ante algunas dudas que han tenido ustedes, el amigo Alberto me permite escribir unas aclaraciones del primer encuentro de mi esposa con su amante en nuestra casa y en nuestra cama.


Como ya les comenté en la anterior entrada, el amante de mi esposa tenía mucho miedo de hacerlo en nuestra casa, por si les pillaba… La cita fue a las 23 horas y mi mujer apagó todas las luces de nuestra casa menos las de nuestra habitación. Yo estaba escondido afuera, mirando a través de la ventana en la que pusimos una cortina trasparente y desde fuera se podía presenciar todo lo que ocurría. Mi esposa, Pompi, llevó de la mano a su amante a nuestra habitación. Ella llevaba un vestidito corto y tacos bien altos, una tanguita diminuta que yo le había comprado esa misma tarde, pintadita, aros grandes y bien depiladita. De todos los detalles, incluida la depilación, me ocupé yo, no quería que nada se pasara por alto y quería que mi esposa y yo nos luciéramos en nuestra primera cornada.


Nada más entrar en la habitación mi esposa echó la llave y empezaron a besarse. Les comento que jamás podré olvidar esa manera de comerse la boca, purita pasión. Fue un momento mágico, el primer contacto en la intimidad ya que ambos conocían sus cuerpos por las imágenes que habían intercambiado. Mi esposa le quiso tocar la pija a su amante pero no se lo permitió, la hizo dar una vueltita para mirarla toda, ponerla contra la pared y detenerse mirándole la cola, con la tanguita supermetida. Su amante sacó su pija y se la restregaba por detrás. Estaban muy calientes y se puso de rodillas para besarla toda por detrás. Mi esposa estaba excitada al extremo, la llevó al borde de la cama y le quitó el vestidito corto, la puso a cuatro patitas arriba de la cama para que le chupara la pija mientras se miraban en un espejo grande que tenemos en la habitación. Su amante le quitó el tanguita, los tacos… se desvistieron completamente. (El tanguita y el vestido de las fotos son los que Pompi llevó en este encuentro con su amante)
Pude oír como le decía a mi esposa: “Tu esposo te hace el amor, yo te voy a coger putita”. La sonrisa en la cara de Pompi no desaparecía, se acostó, abrió sus piernas y empezó a recibir lo que queríamos los dos, una pija más grande que la mía. Apenas le penetró pude escuchar un gemido de placer de mi esposa, fue fantástico. Ya no había vuelta atrás, otro hombre se estaba cojiendo a mi esposa y yo, escondido, lo estaba contemplando todo.
Mi esposa se daba la vuelta a las indicaciones de su amante, le acariciaba, le chupaba la pija. El la chupaba la conchita, la guió para que se pusiera a cuatro y se la mandó hasta el fondo para después tirar de su pelo mientras la cojia muy fuerte. El amante estaba callado, solo gemía, pero mi esposa le decía, “más, más, más fuerte papito”. Fueron minutos de intensa pasión para ellos y para mí. Fui testigo de una faceta de mi esposa que desconocía, la de una mujer pasional y amante del sexo sin tapujos. Poses varias, quejidos y gemidos.


La pose que más me gustó fue cuando mi esposa levantó una pierna y pasó la otra entre las piernas de sus amantes, lo que facilitaba que su amante se metiera bien dentro. Mi esposa disfrutaba con esa pija dura, bien caliente y llena de leche para ella. Pompi le dijo, muy excitada, que le hiciera acabar a lo que su amante respondió como un verdadero macho. Mi esposa vibraba como nunca. Jamás había tenido esa visión, solo en mi mente, pero no real como aquello. “Dale papito, papito…. Aaaaaaaaaahhhhhhh”. Su amante sacó la pija de ella, se quitó el preservativo, dio la vuelta a mi mujer y le echó toda la leche en su cola. Me sorprendió lo espesa que era. El amante no se entretuvo, saltó de la cama, se vistió y salió pitando, el miedo a que yo estuviera a punto de llegar, le pudo.


Salió el amante y entré yo. No dije ni una sola palabra, solo me puse a relamer y limpiar de leche la cola de Pompi. Fue una sensación placentera, mi esposa en nuestra cama después de estar con su amante y yo disfrutando de la leche de su amante mientras mi cabeza procesaba todo lo que ocurría. Era nuestra primera vez.  Les mando una fotito del vestidito y la tanguita y vaya para todos ustedes los besitos de pompi!!!

Si tenéis cualquier otra duda, mis queridos lectores, podéis hacer las preguntas a César o Pompi en vuestros comentarios. A continuación el enlace a su primera entrada del blog.


César, marido cornudo consentidor: "Desde que mi esposa tiene amante yo soy el que lava sus tanguitas"



 


César, marido cornudo consentidor: "Desde que mi esposa tiene amante yo soy el que lava sus tanguitas"

Hola Alberto.
Somos Pompy y César, hace algún tiempo decidimos ser una pareja abierta. Me costó convencer a mi esposa para que tuviese un amante, digo que me costó aunque creo que ella tenía claro el paso que iba a dar pero no lo hizo de primeras, jugó conmigo. El esfuerzo tuvo su recompensa y a través de una red social mi esposa recibió una solicitud de amistad, no fue nada premeditado, eso me dijo, lo cierto es que me confesó que ese hombre le gustaba como amante. Desde entonces, este tipo juega a cornearme y mi esposa le ha hecho creer que yo soy desconocedor de su relación pero lo cierto es que con su complicidad, conozco hasta el último detalle.


Yo disfruto muchísimo preparando a mi esposa para sus citas, le compro ropa sexy, le doy consejos de cómo comportarse con su amante.


Siempre hay una primera vez, esa vez fue en mi casa, en mi cama. Mi esposa le hizo creer que yo estaba de viaje y aunque le costó convencer para que viniera a nuestra casa, el amigo temía que yo pudiera aparecer, le quitó los miedos y lo consiguió. Yo estaba escondido pero tenía acceso a casi todas las escenas. Te puedo decir que esos 30 minutos en los que estuvieron en nuestra cama fueron los más excitantes de mi vida, escondido disfrutaba viendo, oyendo y para mi esposa, te aseguro, que también fueron de una excitación suprema, no había más que verla y como gemía de placer al comerse la pija de su amante.


En otras ocasiones mi esposa va a cenar a casa de su amante. Yo espero en casa, inquieto pero con ganas de que llegue toda manchadita de la leche de su papito. Papito, así es como le llama mientras se la coge.


Desde que tiene amante yo soy el que le lava sus tanguitas y me encargo de comprarle nuevos modelitos para que no repita en sus citas y vaya guapa y sexy. Disfruto mucho cuando voy a comprar sus tanguitas.


Nos gustaría leer muchos comentarios de tus lectores, desde aquí les mandamos un fuerte abrazo. Mi esposa, Pompy, me ha insistido en que les diga a tus lectores que le encanta posar sexy para fotos, que es adicta al sexo oral tanto darlo como recibirlo y que le den muchos, muchos besitos. 
Alberto, de nuevo darte las gracias por dejarnos aparecer en tu blog y por decirles a tus lectores que nos gustaría conocer gente linda, como usted, nos encantaría conocer nuevos corneadores y parejas para que mi esposa amplíe el círculo de amistades. Yo soy totalmente consentidor y consentidor, eso sí, estaré presente en esos momentos como fotógrafo de mi esposa, a ella le encanta posar. 


Alberto Toro: Pompy, César, gracias a ustedes por su confianza y complicidad. Así que amigos, espero que comenten ya que César, como buen cornudo, me ha prometido más imágenes de su esposa si la respuesta es positiva.
Aprovecho para comentaros, a los que queráis contactar con esta pareja amiga. No puedo publicar comentarios de perfil anónimos en los que dais números de celulares, direcciones mail, etc. Solo los publico de lectores registrados en el blog.
Saludos cordiales. 
Alberto Toro


Disfruto sintiéndome un cornudo, estoy deseando que ella me humille con alguien mejor que yo

Un viejo amigo me manda noticias sobre el estado de su cornudez. También me envía algunas imágenes de su bellísima esposa. Su deseo es ser un cornudo pero eso sí con un corneador de categoría, no con cualquiera, puede que se esté refiriendo a ti, mi querido lector.



A este amigo solo le puedo decir que cuidado con los deseos ya que a veces se cumplen y tras nuestra última charla, creo que está apunto de conseguirlo. Aquí su correo.

Un gusto en saludarle sr. Toro.

Aquí le escribo de nuevo como un fiel y fanático seguidor de su blog. La razón de mi correo es para hacer pública mi fantasía que cada día se vuelve más loca. Recordará que hace algunos meses le escribí mostrando mi deseo de ver a mi esposa gozando y gimiendo en brazos de un macho alfa, mejor dotado y mejor amante que yo. Cada día mi deseo lo veo más de cerca de ver cumplido, Le digo esto porque mi esposa está entrando en el juego. Ella es muy caliente y no queda satisfecha cuando le hago el amor, y no hace falta que lo note, ella misma se encarga de decírmelo y reírse de mi tamaño.
Ella quiere más, así me lo dice, y cada día veo como se muestra más sexy, como se acicala pero no para mí.



Por mi parte, como le digo sr. Toro, mi fantasía va cada vez más lejos. Siento un placer especial cuando miran a mi esposa y noto en los ojos de esos machos su deseo. Disfruto sintiéndome un cornudo. Estoy deseando que ella me humille con alguien mejor que yo, más fuerte y con un pene más grande que el mío, en definitiva con un hombre más hombre que yo.
Mi esposa ya no me oculta el interés que despierta en sus compañeros de trabajo y entre sus jefes. Me da los detalles y me explica como son esos tipos que no pierden la ocasión para intentar tener sexo con ella. Mi esposa les dice que está casada pero que esto no es un impedimento y eso a mí me vuelve loco, de placer.



Le envío algunos fotos de ella. A mí me encanta verla en su blog e imaginar los deseos que puede despertar y a ella cada día le gusta más verse en él.
Le agradezco sus consejos y espero darle pronto buenas noticias.



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