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Toño: "no tendré problema en bajar al pilón para contentar a Cris"


Hace unos meses el amigo Toño nos contó la primera puesta de cuernos de su esposa, Cris. El testimonio de Toño es bastante bueno ya que ha sido leído por miles de vosotros, queridos lectores.
Sí en aquel primer paso pudimos comprobar el placer, casi infantil, de Toño al ver que su mujer le dejaba al cuidado de los nenes y se iba a zumbar con el corneador, en su último testimonio podréis comprobar que el placer, de ambos, ha ido en aumento y ha servido para que el matrimonio esté más unido que nunca. 
No os perdáis detalle, sobre todo los que estáis a un paso de que vuestras mujeres os pongan las primeras puntas. 


Quéridos lectores y lectoras del blog de Alberto Toro:

Seguro que los seguidores habituales del blog me conocéis. Soy Toño, el marido de Cris, me estrené como cornudo consentidor el pasado 5 de agosto y a los pocos días lo conté en primera persona en este blog. Como os podéis imaginar a aquella primera puesta de cuernos le han seguido bastantes. No estoy sorprendido, lo esperaba, desde ese instante supe que sería un cabrón consentidor el resto de mi vida. Para mi deleite, lo ocurrido durante estos meses lo corrobora cien por cien. 

Como seguidor del blog procuro estar informado de las novedades y es este el motivo por el quiero dejar este escrito, ya que en muchos de los testimonios que he leído son verdades como catedrales. Es cierto que para un cornudo recién iniciado la primera puesta de cuernos es algo que cambia la vida radicalmente, sobre todo si lleva tiempo siendo cornudo frustrado, con ella descubre algo parecido a lo que puede ser la felicidad completa junto al morbo que representan estas situaciones. Se enciende una llama gratificante en el matrimonio. En mi caso los cuernos van aumentando día a día y tanto mi esposa como yo hemos evolucionado, hemos cambiado en positivo y nuestra relación, plenamente cornuda, ha mejorado nuestro entendimiento.

En mi caso los cuernos van aumentando día a día y tanto mi esposa como yo hemos evolucionado, hemos cambiado en positivo y nuestra relación, plenamente cornuda, ha mejorado nuestro entendimiento. 

También quiero añadir que después de la primera puesta de cuernos se ha producido una transformación en mi esposa. Os explico. Yo llevaba años intentando convencerla a que diera el paso y siempre recibía negativas por su parte, incluso insultos por mi continua insistencia. Ojo, que digo insistir, no obligar. Ahora bien, una vez que se consuma la primera puesta de cuernos, mi esposa continúo teniendo dudas, pero ya dejaba a un lado su postura reacia a la práctica y ya no me respondía con insultos cuando sacaba el tema. Fue maravilloso observar en ella ese espíritu de libertad al poder disfrutar, sin ninguna atadura del matrimonio, de otros machos, de otras pollas. Ella también expresó su felicidad al comprobar el gran placer que me producía saber que ella estaba con otros hombres. Además, una vez dado el primer paso, desapareció la rutina y el aburrimiento para dar paso a otras maravillosas sensaciones. 

En nuestro caso ha supuesto un refuerzo de nuestro matrimonio y hemos conseguido una complicidad entre marido y mujer que nunca antes habíamos experimentado. Los cuernos que llevo han dado paso a una vida sin secretos entre nosotros y abierta a los placeres del sexo cornudo y consentido. 


Mi esposa ha cambiado para mejor. Valga como ejemplo que alguna de nuestras vecinas nos dicen que la ven más guapa, provocativa, atractiva… en definitiva, deseable para otros hombres, a parte de su marido, el cornudo. 

Estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por algún compañero en este blog, el placer del cornudo aumenta en función del grado de zorrería que tenga la esposa. Comparto plenamente también que el cornudo, más que estar enamorado de su esposa, debe de adorarla y venerarla como una reina, procurándola todos los caprichos que ella desee. En esos caprichos hay que incluir el favorecer todo tipo de encuentros con el corneador que ella elija, excusar sus ausencias ante el resto de la familia, procurar que ella esté tranquila para que pueda gozar al máximo con su amante, no poner pegas a la hora de que ella esté guapa para ella misma y para el resto de los hombres. Hago especial mención al hecho de preparar un bonito encuentro cuando ella regrese de estar con su amante, recibirla con alegría y demostrarle nuestra adoración para que ella pueda tener plena confianza en su marido cornudo y una complicidad que estoy seguro no tienen la inmensa mayoría de parejas y matrimonios. 

Mi esposa ha cambiado para mejor. Valga como ejemplo que alguna de nuestras vecinas nos dicen que la ven más guapa, provocativa, atractiva… en definitiva, deseable para otros hombres, a parte de su marido, el cornudo. Ahora no tiene temor en ponerse una minifalda más corta que las convencionales, ha vuelto a usar medias bonitas, zapatos de tacón, a resaltar sus escotes que enmarcan el par de tetazas que tiene y que bailan mientras camina. La noto muy abierta y sociable, más simpática, y cada día que pasa más atrevida y desinhibida. Mi esposa es alta, 1,70, un pedazo hembra, y os aseguro que desde que es infiel y libre se ha rejuvenecido. Me encanta que provoque a los demás hombres y ella sabe que tiene todo mi apoyo. 

Después de estos meses hemos asumido nuestra vida cornuda muy bien. Nos encontramos muy cómodos en los roles de puta y cornudo. Por cuestiones de trabajo viajo con frecuencia. Cuando estoy fuera estamos siempre en contacto, por el día a través del teléfono y por la noche a través del msn. En esos momentos, por la noche, aprovechamos para buscar corneadores, vemos sus características, por lo general los elegimos los dos aunque es ella la que tiene siempre la última palabra pero ella sabe que a mi me gusta dar el visto bueno del macho elegido. Ella sabe que no tiene ningún límite salvo que me tiene que hacer partícipe de sus encuentros. Desde aquel 5 de agosto ha tenido encuentros de todo tipo, desde el más simple y del que me avisó de la cita vía sms y que yo fui testigo del encuentro a través del teléfono móvil hasta otros en los que yo he estado presente como testigo invisible y sin molestar. En otras ocasiones también he participado al final, relamiendo como un perro el coño recién folladito de mi esposa. Otra vez, he acompañado a mi mujer hasta el hotel, he subido a la habitación donde le esperaba su amante, la he dejado en sus manos y me he bajado a la recepción a esperar que terminasen. Sin contar las folladas de mi mujer con alguno de sus amantes en los coches, en estas ocasiones siempre me gusta llamar para saber como va el asunto, me encanta enterarme vía teléfono de los detalles. 

Estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por algún compañero en este blog, el placer del cornudo aumenta en función del grado de zorrería que tenga la esposa. Comparto plenamente también que el cornudo, más que estar enamorado de su esposa, debe de adorarla y venerarla como una reina, procurándola todos los caprichos que ella desee. 

No cabe duda, según van aumentando mis cuernos, ella se va soltando y seguimos en un proceso de constante evolución. Valga como ejemplo el siguiente caso, hace unas semanas conoció a un corneador, buen corneador puedo decir, le pegó unos buenos polvazos que le causaron un gran impacto ya que anda encoñadita con el chaval y está deseando repetir. El otro día en casa, tranquilos, estábamos comentado sus polvos con este corneador y me sorprendió con el siguiente comentario: “ya no te veo como mi macho, sí como mi marido, pero no como mi macho en la cama a quién veo como mi macho por lo que me hace sentir es a Ricardo (el macho corneador)”. A pesar de la sutileza al contármelo comprobé que en los placeres sexuales de mi esposa, yo, el marido, ya no era el primer protagonista. 

Algo que también hemos notado es que después de una buena puesta de cuernos nuestras relaciones sexuales han aumentado en intensidad y deseo. Solemos hacer el amor después de que mi mujer haya estado con otros hombres. Es entonces cuando nos excitamos al máximo recordando como fue la follada de su macho. Mi mujer, al verme tan excitado y volcado en ella, me dice que es la recompensa merecida por ser una buena corneadora. De esta manera es doble el placer que siente, por un lado y en primer lugar, el del macho corneador y por otro el de su marido cornudo. Así está de lozana con tanta polla a su disposición. 

En muchas de las conversaciones que tenemos en la intimidad de nuestra habitación me cuenta lo mucho que se siente deseada cuando alguna vez algún macho la lleva a un club de intercambio al sentir las miradas de deseo de otros machos. Esto la excita, la hace sentir más hembra y que quieran follarla es uno de los mejores placeres que puede sentir una esposa abierta como ella. Sabe a la perfección que al conocer estos detalles me hace sentirme más cornudo y feliz. 

No cabe duda, según van aumentando mis cuernos, ella se va soltando y seguimos en un proceso de constante evolución. 

No siempre encontramos a corneadores que están a la altura. Ya en varias ocasiones ha regresado a casa insatisfecha y me ha tocado a mí, el cornudo, darle rabo para que quede contenta. Pero esto no nos desanima y en seguida volvemos a buscar a otro corneador con la esperanza de que le dé polla como ella merece. Para mí es un inmenso placer buscarle los machos que necesite, he comprobado que a ella y a mí nos gustan el mismo tipo de hombre. 

Aunque nuestra vida cornuda es relativamente corta estamos convencidos de que fue un acierto haber dado el paso. Ahora hay más diálogo entre los dos, sin tapujos, hay confianza. Valga como ejemplo la charla del pasado 21 de enero, nos había fallado uno de sus machos fijos, tenemos dos, el que nos falló y otro de Madrid. Estábamos desanimados y llegamos a la conclusión que en lugar de tener dos corneadores fijos y de confianza era mejor tener cuatro, como mínimo. Cuando digo corneador fijo y de confianza es porque es un hombre de fiar, que permite la monta a pelo, algo que nos gusta mucho a los dos. En la charla sobre el número de amantes surgieron otras fantasías que demuestran lo abierta y suelta que es ahora Cris. 

Algo que también hemos notado es que después de una buena puesta de cuernos nuestras relaciones sexuales han aumentado en intensidad y deseo. Solemos hacer el amor después de que mi mujer haya estado con otros hombres. Es entonces cuando nos excitamos al máximo recordando como fue la follada de su macho. 

Mientras charlábamos me explicó las fantasías que le gustarían llevan a cabo en el futuro y que demuestran el grado de emputecimiento que ha alcanzado en tan poco tiempo. Por ejemplo, al principio ella era reacia a que yo fuera el comepollas del corneador, ahora desea verme chupando el rabo a alguno de sus machos o haciéndolo a dúo con ella o sujetando yo el rabo mientras ella lo devora hasta el fondo. Como os podéis imaginar le dije que estuviera tranquila que no tendría ningún problema en “bajar al pilón”, a día de hoy no lo he hecho todavía pero lo haré. También me dijo que fuera preparándome para verla salir de casa con su macho de turno o que tenía pensado irse un fin de semana completo con alguno de sus amantes. Le pregunté si durante el fin de semana yo podría llamar para ver como iba el asunto a lo que me respondió: “depende, si te da permiso mi novio, sí, pero si no te lo da te jodes y te aguantas y estate preparado porque esto que te digo va a ocurrir muy pronto”. Tengo que deciros que esto último me da un poco de miedo pero reconozco que me excita bastante, ya lo tengo asumido y tendré que tragar para contentarla a ella. 

Han pasado sólo seis meses desde aquel afortunado 5 de agosto, desde entonces he evolucionado de un simple cornudo mirón a ser un mamporrero excelente y a estar preparado, y con ganas, a bajar al pilón. No puedo pasar por alto que está evolución también la ha experimentado mi esposa, que de rechazar de plano este tipo de prácticas ahora es una esposa abierta y una experta puta con el corneador de turno. Me costó mucho insistir pero una vez que lo probó no ha parado, como diría la copla: “la que lo prueba repite yo no sé por qué será” 

Saluditos cordiales.

TOÑO Y CRISANA


Testimonio desgarrador. Tampoco hay que glorificar la situación, no todos disfrutan tanto como Toño. Lo que sí es cierto es que cuando Toño hablaba de "evolución" me recordaba a un pokemon "cabrón", jejejeje. En cualquier caso, agradecemos a Cris y Toño que nos hayan hecho partícipes de su nueva vida cornuda y de la felicidad que consiguen.
A continuación dos enlaces de seguro interés: El primer testimonio de Toño y después, los 10 consejos, seguro que algún marido indeciso después de leer este testimonio se anima a dar el paso y necesita de documentación. 


 

@CornudoFeliz, mi esposa suele decirme: “Mira como me coje, el sí sabe cómo, qué rico, su verga está riquísima, la tiene grande no como la tuya”

En el mes de marzo de 2011, vía twitter, tuve la ocasión de contactar con @CornudoFeliz. Muy pronto comprobé que se trataba de un cornudo consentidor auténtico y no otro de los muchos cantamañanas que circulan por la red con la fantasía de ser cabrones pero que no consiguen dar el paso y fantasean con identidades falsas y experiencias inventadas.

Después de conocer su historia le propuse hacerle una entrevista para el blog y que nos contara en primera persona su experiencia. La entrevista ha sido la más vista y leída en 2011 por los lectores del blog de corneadores, cornudos y esposas abiertas. Seguro que los lectores habituales recordáis su desgarrador testimonio: “Es mi esposa, pero también tu amante… atiéndela y disfrútala, tienen mi permiso. He aquí, un cornudo consentidor”.

Que lo que dice @CornudoFeliz es de interés para todos los que integramos esta comunidad es que alguna de sus reflexiones cornudas las incorporé directamente en el decálogo de este año: “10 Consejos para sacar de tu mujer la zorra que lleva dentro y para que tú puedas disfrutar del placer de ser un cornudo consentidor”. Vosotros, queridos lectores, habéis convertido este decálogo en una referencia para las esposas abiertas. De hecho, mucho de los comentarios, de las aclaraciones y dudas que habéis planteado a estos consejos me permitirán, próximamente, publicar el decálogo 2012, actualizado y revisado.

Por todo ello acabamos el año con una entrada que nuestro amigo @CornudoFeliz. Nos cuenta como conocieron a Ricardo, todo un corneador, no sabemos quién está más contento de tener a este macho como amante, si la esposa de @CornudoFeliz o el propio @CornudoFeliz. Podéis sacar vuestras propias conclusiones.



He descuidado un poco a Twitter, la carga de trabajo ha sido intensa pero espero compensar un poco mi ausencia con esta aportación ya que no sólo me gusta “contribuir a la causa” sino que escribir también me relaja (sobre todo en estos días) y como dicen por ahí: recordar es vivir.

Así que con la invitación de mi amigo @ToroCorneador, mando esta contribución a su blog y espero pueda ser de utilidad para todos aquellos cornudos consentidos y corneadores –en activo o que quieran serlo- y en general para todos aquellos cachondos que quieran echarle un vistazo a este estilo de vida.


Crónicas del @CornudoFeliz

Han sido días de jornadas interminables… viajes, reuniones, videoconferencias de madrugada y demás cuestiones de trabajo. Parecía que por fin mi esposa y yo tendríamos la oportunidad de salir juntos. El próximo viernes habíamos contemplado asistir a la última función de una obra de teatro que tiene muchas ganas de ver; pero como suele pasar en negociaciones de fin año, un imprevisto ha cambiado los planes. Pensé que mi esposa se molestaría al recibir la “mala” noticia ya que estaba muy entusiasmada, sin embargo, su respuesta fue indiferente. 

-Ah sí, ya me lo imaginaba… no te preocupes, voy con Ricardo-

De hecho, parecía estar aliviada de ir con Ricardo y no conmigo. En situaciones como esta es cuando viene muy bien tener a corneadores de confianza. Según me comentó, había puesto sobre aviso a varios de sus amantes por si yo le llegaba a cancelar y acertó en hacerlo. Decidió ir con Ricardo que es uno de sus amantes predilectos pero también uno de tres corneadores de confianza que tengo. Corneadores espontáneos de una sola noche van y vienen, pero los de confianza actualmente sólo son tres.



A Ricardo lo conoció hace tiempo en lo que mi esposa y yo llamamos “noche de miradas”, que consiste en llevarla a lugares públicos vestida muy sexy para atraer miradas y yo seguirla de lejos para poder excitarme viendo como los demás la observan con lujuria. Cuando Ricardo se le acercó a hacerle plática mientras mi esposa hojeaba algunas revistas en Sanborns, era evidente que hubo atracción y que Ricardo pudo sacarle una buena conversación. Procedieron a seguir charlando con un café en el restaurante del establecimiento y yo tomé asiento en una mesa a cierta distancia. Aunque no podía escuchar claramente lo que platicaban, las risas y las expresiones en sus rostros indicaban una buena química. Algunos minutos después, mi esposa le confesó todo: que era casada pero que a su marido le excitaba verla con otros y que andaba en busca de nuevos amantes para dicha aventura; después de cierta sorpresa y lleno de curiosidad, Ricardo le pidió más detalles. Mi esposa le expuso nuestra situación y le dijo que él había sido de su agrado y que si seguía interesado en pasarla bien con ella, dependía de él. Ricardo en un principio dudó de la situación y al parecer no estaba muy convencido pero a final de cuentas intercambiaron número telefónico y quedó de hablarle en unos días. Mi esposa pensó que no volveríamos a saber de él. 

–Es una lástima, es sumamente agradable y es guapo- comentó mi esposa en aquel entonces. 


Y suele suceder, que no todos los corneadores potenciales toman la proposición de la mejor manera. En el momento que mi esposa les dice de nuestro “vivant” sexual, muchos piensan que hay gato encerrado, otros que es algo desagradable, les da miedo o de plano sus intenciones con mi esposa son legítimas y hasta le proponen sacarla de “esta vida” (Ja Ja Ja!), pero es bueno para nosotros saber que tienen dudas y reservaciones, nos da una idea de con quien estamos tratando. 



Días después, Ricardo le habló a mi esposa y tras platicar un poco más acordaron una cita, conmigo incluido. Nos citamos en un agradable club de jazz. Al principio Ricardo se mostraba tenso, no era para menos pero aún con la tensión no dejaba de observar a mi esposa en ese corto, ajustado y escotado vestido negro que lucía espectacularmente y del que me jacté de haber escogido. En varias ocasiones atrapé a Ricardo observando detenidamente los atributos de mi esposa, algo que le provocaba soltar una sonrisa nerviosa a lo que yo respondía con aprobación tratando de tranquilizarlo. Al pasar los minutos, Ricardo pudo convencerse de que todo era genuino y una vez relajado, la plática fue muy amena y poco a poco fue dándole su completa atención a mi esposa, como debía ser. Fue fácil descifrar por qué a mi esposa le agradó Ricardo: un hombre de buen ver, ingenioso, seguro de sí mismo (una vez superada la idea del cornudismo consentido) con un toque de arrogancia y que la hacía reír a carcajadas con sus ocurrencias y comentarios. 



Como suele pasar, mi esposa dio el primer paso: pegándosele y tomando la mano de Ricardo para ponerla en su pierna. Ricardo volteó inmediatamente a mí, un gesto de consentimiento de mi parte fue suficiente para que la mano de Ricardo recorriera ampliamente su pierna. Poco a poco, su mano fue explorando otros lugares de mi esposa hasta llevarla a su vagina, mientras mi esposa sobaba su miembro por encima de su pantalón. El baterista de la banda de vez en cuando dirigía su mirada a nuestra mesa, apreciando la situación con una pícara sonrisa y sin perder ritmo alguno. Las caricias y manoseos entre mi esposa y Ricardo subían de intensidad discretamente hasta llegar a los besos. Aunque me encontraba al otro lado de la mesa, era como si yo poco a poco fuera desapareciendo, cada vez era menos relevante; ser ignorado para dar cabida a sus besos y manoseos provocaba en mí un exquisito torrente de adrenalina que sólo esa singular mezcla de celos y morbo puede brindar. 

-Bueno, creo que es hora de irnos a otro lugar no creen?- Propuso mi esposa, mientras Ricardo perdía la mirada en su rostro, como hechizado por ella.

-Si amor… o tú qué opinas Ricardo?- Le cuestioné… -Estoy a sus órdenes- contestó entusiasmado.


Dejamos el club, mi esposa y Ricardo subieron atrás en el auto. En el trayecto al hotel siguieron lo que habían interrumpido en la mesa del club. Para mí era difícil mantenerme concentrado en la carretera, resistirse a las imágenes del retrovisor era prácticamente imposible. Mi esposa empezó a desajustarle el cinturón y posteriormente escuché ése singular ruido que hace un zipper en su recorrido. Después, lo único que miraba en el retrovisor era el rostro de Ricardo con los ojos cerrados, haciendo muecas con sus labios. En la siguiente luz roja, eché un vistazo directo hacia atrás para ver como la cabeza de mi esposa se movía en un controlado sube-y-baja. 



Cuando por fin llegamos a nuestro hotel de costumbre, todo estaba listo, gracias al gerente que es amigo de confianza desde nuestros días de swingers principiantes. Ya en la habitación y mientras mi esposa se alistaba en el baño, parecía que regresaban los nervios de Ricardo, pero nada que unos tragos no pudieran remediar. Platicamos un poco, logrando ganarme aún más su confianza. Cuando mi esposa salió, me guiñó el ojo y se puso delante de Ricardo, pidiéndole que la desvistiera y así lo hizo. Me llevé una de las sillas a una esquina de la habitación y me puse cómodo. Cuando mi esposa quedó desnuda frente a Ricardo, siguieron los besos y manoseos, mientras ella le regresaba el favor de desvestirlo. Mi esposa hizo que Ricardo tomara asiento en la cama y le puso sus senos en su rostro, para que se diera un festín. Después mi esposa le dio un empujón juguetón, quedando Ricardo acostado, dejando a la vista una erección plena con la cual mi esposa procedió a hacer de las suyas. La mirada que ella me lanzaba mientras lamía y chupaba el pene de Ricardo provocaba en mí todo tipo de sensaciones; siempre que tiene el miembro de otro hombre en su boca y dirige su mirada a la mía, da como resultado una conexión tremendamente excitante para ambos, es indescriptible. Ricardo estuvo a punto de venirse, por lo cual le pidió a mi esposa dejarlo comerla un poco, ella le dio el gusto. Primero acostándose boca arriba y abriendo las piernas y después Ricardo la puso a gatas para comerla por detrás, no hubo rincón que la lengua de Ricardo no explorara en mi mujer, provocándole sensuales y suaves gemidos de placer. 

Ambos en cama, procedieron a fornicar en todas las posiciones, para su placer y el mío. Para ese entonces, yo ya me masturbaba en mi pequeño rincón de la habitación pero suele ser tan intensa la experiencia de ver a mi mujer con otros que es muy difícil controlarme y sólo me masturbaba por momentos. Por lo general, mientras mi esposa coje con otros me dice cosas humillantes, algo que en lo personal me excita mucho, pero todo depende de la vibra que exista en ese momento y esa vez no fue la excepción: “Mira como me coje! el sí sabe cómo! que rico!”, “su verga esta riquísima!, la tiene grande! no como la tuya!” y por su parte, los corneadores una vez que están cómodos con la idea (porque no pasa con todos) también me dicen cosas similares: “mira como goza tu mujer conmigo! Nunca podrás darle placer como yo le doy!”, “mira lo puta que es tu mujer… mira como lo disfruta!, le encanta mi verga!”, etc. En esa ocasión no fue el caso con Ricardo pero mi mujer estaba encantada en cómo la penetraba; hay ocasiones cuando los corneadores no suelen ser lo que aparentan o están incómodos y es obvio cuando mi mujer no está siendo complacida pero aun así trata de disimularlo para hacer lo mejor de la situación, para ser cortés y complacer al corneador a quién tratamos siempre como un invitado distinguido. 



Ricardo quería durar lo más posible y fueron varias las pausas que tuvieron para que no se viniera, pero llegó el momento que no pudo aguantarse más y procedió a venirse en el rostro de mi querida a petición de ella. Después de recibir hasta la última gota de semen, mi esposa suele acostumbrar a tomarse un buen par de minutos para que yo pueda apreciar como queda cubierta de ese blanco líquido viscoso, y con Ricardo los resultados siempre son interesantes. 

Después de esa noche, las citas con Ricardo se convirtieron en algo frecuente y nunca nos quedó mal. La química que mi esposa ha desarrollado con él es tremenda, se la pasan bárbaro. Para algunas citas no soy invitado pues mi esposa prefiere salir sola con él; si lo hace porque sabe que ese toque de humillación es excitante para mí o si lo hace por otra cosa no lo sé, hay una tensión sexual muy particular entre nosotros en ese aspecto, pero el resultado es el mismo y Ricardo se ha ajustado muy bien, ha entendido perfectamente su rol como corneador y sabe lo que tiene que hacer. 

Y mientras sigo refundido en cosas de trabajo, con la temporada navideña ya puedo ver algo de luz en cuanto a un buen descanso; mientras tanto, mi esposa tiene quien le atienda, como seguramente lo hará Ricardo este viernes. 

@CornudoFeliz

A continuación tenéis los enlaces para acceder a las anteriores entradas de @CornudoFeliz pero antes, incluye tu comentario. ¿Te gustaría ser un corneador de confianza de este amigo cabrón?


Carla y Paolo vacaciones en Martinica con guía corneador

El año pasado Carla y Paolo eligieron como destino para unas cortas vacaciones la isla de Martinica. Un enclave isleño en pleno Caribe y que fue descubierto por Cristóbal Colón en 1502. Unos cuantos años después, en 1635, esta isla montañosa de origen volcánico, pasó a pertenecer a Francia. La Martinica es una de las islas que forman el pequeño archipiélago de las Antillas menores. Seguramente os estaréis preguntando: ¿y este tío por qué nos suelta este rollo? Muy sencillo, el ser corneador, cornudo o esposa abierta no tiene que ser sinónimo de tarugo. Hablando de tarugos, luego veréis el del protagonista del video. 

Playas tranquilas, sol caribeño, paisajes tropicales, etc. En fin, el marco ideal para pasar una semana de vacaciones y desconectar de todo. Este era el objetivo de Carla y Paolo, pero casi al final de su estancia en Martinica, un chavalote negro muy simpático se les cruzó por el camino ofreciendo sus servicios de guía turístico. Paolo reconoce que la labia y simpatía del negrazo les sedujo al instante y aceptaron su invitación para guiarles a los lugares ocultos de la isla. Carla nos confiesa que mientras hablaban de las rutas a seguir, los tres sonrieron comprobando la sintonía que había entre ellos, a continuación, una mirada cómplice con su marido sirvió para darse cuenta de que ambos pensaban lo mismo: “al hotel”. 

Conocieron al chavalote casi al final de su estancia por lo que sólo tuvieron dos encuentros, suficientes para quedarse con ganas de volver. 

Atención, no perder detalle de cómo el negrazo bombea a la esposa de Paolo, -con potencia pero suavemente-, y como el condón se humedece de Carla. Otro detalle, deteneros y aprender, sobre todo los cornudos, como Paolo mostrando su anillo de esposo ejemplar- acaricia el pezón y levanta la camiseta para que todos veamos la escena, pero eso sí con tacto y cariño hacia el amigo corneador. 

Espero que os guste el video, tanto como le gusta al coño de Carla ser enrabado por el negrazo. Sobra el sonido. 




La Martinica, un placer de isla y un lugar ideal para pasar una semanita de vacaciones.

Hay que valorar siempre el trabajo de los guías turísticos.

Carla y Paolo, muchas gracias por vuestra colaboración y felicidades por unas vacaciones que sin duda serán inolvidables. 


Otras imágenes de Carla y Paolo
A continuación van algunas imágenes de Carla y Paolo en acción que nos censuraron y que volvemos a incluir para que las disfrutéis, esperando que no nos las vuelvan a retirar.






Como siempre, esperamos vuestra colaboración con comentarios que siempre enriquecen el contenido de este humilde blog.

A continuación el enlace de la anterior entrada de Carla y Paolo, que demuestra su predilección por los chavalotes negros:




“Ver a mi mujer follando con mi amigo fue mucho mejor de lo que me imaginaba”


Incluimos en esta ocasión la experiencia que nos cuenta un amigo de cómo fue su primera vez como cornudo consentidor. Ya sabéis que no somos partidarios de incluir testimonios que no recojan alguna foto o video de sus protagonistas, en esta ocasión hacemos la excepción por la veracidad del testimonio y porque su contenido puede aportar mucho para los cornudos indecisos. Además, comprendemos en este caso por las características de sus protagonistas que guarden su anonimato. 



Siempre me había preguntado quién sería el hombre que se follaría a mi mujer delante mía. Le propuse a mi esposa que fuera un buen amigo, uno de esos de los de toda la vida. A ella le pareció bien ya que no vivía en nuestra ciudad por lo que la situación después del encuentro no sería tan violenta si salía mal y, además, le gustaba físicamente, vamos que se ponía cachonda con él. 

Nuestro amigo anunció su visita días después. Venía a ver a su familia y de paso a sus amigos, entre ellos a nosotros. 

Yo sabía que aunque mi mujer estaba conforme en dar el paso, no tenía que forzar la situación ya que se podía echar atrás. Además, yo quería que la situación surgiese de forma natural, sin presiones de ningún tipo. La única presión era la que sentía yo en mi cabeza ya que un par de cuernos consentidos pedían paso para salir y coronarme. 

El día de la llegada de mi amigo se iba acercando y yo bromeaba con mi mujer para mantener su interés sobre el tema. Ella, unas veces estaba por la labor y otras parecía que se echaba atrás y me decía frases como: “ya veremos, igual el no quiere…” Reconozco que me pase hablando con mi esposa del asunto pero es que me ponía como una moto que un buen amigo, al que conocía desde niño, que estuvo en mi boda, se follara a mi mujer delante de mí. 

El día antes de que nos viéramos con mi amigo ella me dijo que prefería no hacerlo. Me reconoció que tenía dudas. Yo entendí que mi mujer no quería dar el paso porque veía en ella el miedo a que su físico no fuera atractivo para mi amigo. Qué equivocada estaba. Por lo que había leído en tu blog y alguno de los consejos que me habías dado, la esposa indecisa en este aspecto que luego comprueba que es deseada por un corneador aumenta su autoestima y la hace ser más segura en el sexo y por lo tanto ir más suelta y así disfrutar más. Como digo, a pesar del beneficio que supondría para mi mujer verse follada y deseada por otro hombre y las consecuencias positivas que traería para nuestra relación de pareja, no quise forzar la situación y la tranquilicé diciéndola que si ella no quería no pasaba nada, “que no iba a ocurrir y punto”. 



Así que llegó el día. Quedamos con mi amigo, dimos una vuelta por nuestra ciudad, tomamos unas cañas y recordábamos las típicas batallitas de cuando chavales. La situación apuntaba a que no iba a ocurrir nada, mi mujer me lo había dejado claro, y mi amigo era ignorante de la situación así que la velada transcurrió de manera normal. Sin embargo, mi cabeza no dejaba de dar mil vueltas a la posibilidad de que mi mujer se abriera de piernas a mi amigo. 

Después de la cena tomamos unas copitas, estuvimos bailando, nos reímos mucho y mi amigo se portó en todo momento como un caballero y mi mujer manteniendo con él unas distancias que dejaban claro que yo no podría ser esa noche el cornudo que quería ser. Es más, en alguna ocasión tuve que forzar a mi amigo para que se echara un baile con mi mujer. También, cuando veía la oportunidad, les dejaba solos con la excusa de ir al servicio o ir a por otra copa para que hablaran entre ellos y mi esposa se fuera soltando. Yo sacaba, a la primera oportunidad que tenía, el tema de los cornudos pero sólo mi mujer se daba por aludida y sin que diera una respuesta positiva. 

Tras la última copa decidimos irnos. Insistí en que mi amigo se quedara a dormir en casa, dada las horas que eran, las copas y que no me apetecía llevarle a la de sus padres donde se alojaba durante su visita. Era mi excusa por si al final se hacía realidad mi fantasía. 

Apagamos la luz, mi amigo se fue a su habitación y nosotros a la nuestra. Mi mujer y yo empezamos a hablar sobre nuestro amigo y me confesó que en algún momento se le había pasado por la cabeza insinuarse, especialmente cuando yo no estaba pero que se cortó de hacerlo. Entonces vi una posibilidad. 

Mientras se desnudaba le comenté que esa noche estaba realmente guapa, que me había dado cuenta que mi amigo no le quitaba el ojo de encima, que se comía su culo con los ojos y me inventé una conversación con mi amigo en el que me reconocía que ella le ponía muy caliente… Noté que mi mujer se ponía cachonda y empecé a acariciarla y besarla, fue entonces cuando me fui directamente a su raja y empecé a comérmela. Notaba lo húmeda y calentorra que estaba. Después, empezamos a follar y fue en ese momento cuando empecé a decirle si le apetecía estar con mi amigo, si no se imaginaba lo que era notar dentro de ella otra polla que no fuera la mía, sentir otros labios… 






Y me dijo que sí, como lo había hecho otras veces pero en esta ocasión teníamos al segundo hombre en la habitación de abajo. Pregunté, por última vez, si quería que fuese a avisar a mi amigo y fue cuando lo soltó “venga, cabrón, corre a llamarle para que me folle”. Me dejó sorprendido y como un chiquillo fui a la habitación donde estaba mi amigo. 

Cuando le desperté se quedó sorprendido y me preguntó si ocurría algo. No se lo esperaba pero le propuse hacer un trío con mi esposa. Me respondió que estaba loco y se empezó a reír. Volví a insistir y al final se levantó y me acompañó a la habitación donde nos esperaba mi mujer. 

Ella estaba desnuda sobre la cama como yo la había dejado fue cuando pude comprobar la sonrisa de ambos y la complicidad que tenían. Aquella señal hizo sentirme un auténtico cornudo consentidor, todo apuntaba a que ellos dos ya habían pactado el encuentro y habían estado jugando conmigo. 



Aunque querían dar la apariencia de que los dos estaban un poco cortados y me hicieron actuar un poco de guía y de animador de ambos para que follaran, a los pocos segundos no hizo falta mi ánimo ya que se estaban comiendo la boca los dos como locos y a continuación empezaron a comerse chocho y rabo con una pasión que me hacía feliz. 

Yo pasé entonces a ser un mero observador. Estaba alucinado de ver en esa situación a mi mujer y por un lado sentía el placer de comprobar que era ya una esposa abierta y yo un marido cornudo consentidor. Tengo que reconoceros que ver a mi amigo follando a mi esposa sin cortarse un pelo me hizo feliz y también me hizo sentir un pelín de celos pero era maravilloso experimentar esa ambigüedad y, sobre todo, comprobar, en directo, como mi esposa se corría y ponía esa cara de placer y de vicio. 

Mi amigo y mi esposa se complementaban perfectamente en el polvo. Yo, cuando la postura en la que follaban me lo permitía, le daba algún beso a mi mujer pero ella estaba a lo que estaba. En uno de esos momentos mi amigo y mi esposa me miraron y se rieron a dúo… fue muy morboso. Pero también sentí mucho placer cuando mi amigo puso a cuatro a mi esposa y me indicó que le abriera el culo para que se la follase a lo perro. Pude ver a escasos centímetros como el rabo de mi amigo entraba y salía del coño de mi mujer, como tropezaba con su ojete y temí en ese momento que sí lefaba algún chorro podía ir directo a mi cara. 



Fue increíble. Mi mujer se corrió varias veces como una loca. En una de ellas tuve que sujetarle la cabeza y besarla en la frente para reconocer mi posición de cornudo consentidor. Por fin lo había conseguido, había convencido a mi esposa, estaba muy excitado, de vez en cuando me pajeaba al verlos, era maravilloso. Tengo que reconocer que me ponía especialmente cachondo ver las ganas que ponían los dos, especialmente mi mujer… la que se había echado para atrás y que a la primera oportunidad de follarse a otro tío delante de mí lo hacía con ese descaro y esa soltura. 

Estuve a punto de correrme pero esperé a que mi amigo lo hiciera. Luego se abrazaron y estuvieron un buen tiempo besándose como si yo no estuviera. Mi mujer me pidió que fuera a por unas copas para los dos. Dócilmente seguí sus indicaciones y me fui a por ellas, eso sí, totalmente empalmado. 


Estuvieron un rato los dos en mi cama. Después mi amigo se levantó me dio una palmada en la espalda y se levantó a orinar y a continuación se fue a su habitación. Nos quedamos a solas mi mujer y yo. Su cara de satisfacción y su sonrisa me confirmaban que ella había disfrutado tanto como yo, sin mediar palabras nos pusimos a hacer el amor. Pude sentir todavía el aroma de mi amigo y comprobar que mi mujer quería más rabo y estaba completamente abierta. 

Fue una de las mejores noches de mi vida.

Para mi esposa prefiero un negro con rabo enorme (2ª Parte, EL VIDEO)

Aquí está el video de Carla, Paolo y el amigo corneador. Se nota lo que nos dijo Paolo en su anterior entrada: “Me faltan las palabras para explicar el sublime placer de esos momentos”. Bien, pues en este video están esos momentos. 

Antes del video os dejo unas fotos buenísimas en las que podemos disfrutar de la belleza de Carla en la playa. Una maravilla. Qué suerte tienen los corneadores que la disfrutan y que suerte tiene el amigo Paolo de contar con una esposa tan abierta y tan suelta.






Paolo nos ha comentado que tiene otros videos, si queréis verlos enviar comentarios para animarle a que los haga públicos. Video real en estado puro.


Sublime, sin duda. No seáis tacaños con los comentarios y decirle a Paolo lo que pensáis de Carla. No habrá censura. Si queréis ver otra entrada de esta entrañable pareja, a continuación tenéis el enlace.


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